A esta altura de la cuarentena, en los kioscos de San Juan abundan los carteles con la inscripción: “No hay cigarrillos”. Esto se debe, básicamente, a que las tabacaleras dejaron de operar producto de la Cuarentena Obligatoria que en su primera etapa las obligó a poner el freno de mano. Entonces, los camiones que llegaban para abastecer a la región no lo hacen desde hace un par de semanas y el último stock que ingresó a la provincia se terminó.
Ahora queda la esperanza de la reactivación que podría darse en el transcurso de la semana que viene, siempre y cuando los 10.000 trabajadores del rubro tengan el ok para reactivar la producción. Mientras tanto, esta situación provoca el crecimiento del contrabando de cigarrillos de segundas marcas que llegan a la provincia burlando los puestos de control y se venden a todo público, incluso a menores de edad, de manera particular fuera de los kioscos.
Esto implica que no hay control que pese sobre ellos, y sobre todo porque los mismos consumidores alientan esas maniobras por la necesidad de fumar. De esta manera un sanjuanino aceptado pagar sumas excesivas por estos cigarrillos. Abonan hasta $800 por un paquete y $50 por un suelto. Esto les da una ganancia de $8000 por blíster en algunos casos, de $1000 por paquete de cigarrillo (en el caso de los sueltos) y de $10.000 como resultado de la venta de ese blíster completo.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Con el contrabando de cigarrillos, una actividad que varias veces fue descubierta en San Juan tras investigación de la Policía Federal y Gendarmería, el Gobierno pierde cerca de $700 mil en impuestos internos, producto de la evasión fiscal. Según fuentes consultadas por El Destape, el mayor fluyo de contrabando de este producto ingresa desde Paraguay.
MÁS INFO
Para operar como corresponde, los contrabandistas pergeñaron varias maniobras. La última conocida fue la incautación de un cargamento que ingresaban por el Paso Internación Cristo Redentor, camuflado en una ambulancia. Para entrar o salir del país hay diversos ingenios, pero se sabe que la importación se realiza desde tierra paraguaya y se distribuye desde el Noreste del país hacia las provincias.
Lo cierto es que no se juegan mucho pellejo los contrabandistas ya que el Código Penal establece montos de pena que van de 2 a 8 años de prisión que podría llegar a ser condicional, en algunos casos. Si bien es un delito federal no se asemeja en gravedad al narcotráfico.
Pagar hasta $800 por paquete
Cuando comenzó a escasear el cigarrillo en la provincia, “la ocasión hizo al ladrón”. Los que todavía guardaban un stock de primeras marcas comenzaron a vender los cigarrillos sueltos a $30 y los atados se elevaron de $180 (por ejemplo) a $200 y $300 en algunos casos.
Ese stock en los negocios se terminó y una segunda maniobra tomó su lugar. La venta de cigarrillos ilegales afloró con sobreprecios y ni Defensa al Consumidor pudo controlar esa situación, por la complicidad de los compradores.
Los que hoy no quieren pagar monstruosidades por un paquete, pasaron al plan B: comprar tabaco y armar sueltos. Hubo personas que hasta optaron por comprarse una máquina para que el armado sea más “prolijo” y de esa manera ahorrar.
Las marcas de tabaco que se venden en negocios autorizados por paquete rondan entre $220 y $360, dependiendo de la cantidad. Por otro lado, el papel de tabaco cuesta alrededor de $150, al igual que los filtros que rondan ese precio promedio. Y según los fumadores experimentados de esa versión, con esta modalidad se puede lograr un abastecimiento semanal. “Armar un cigarrillo es bastante complejo si no querés que se pierda el tabaco. Un paquete de 300 papeles me costó $200. Los filtros ahora están escaseando, aunque no todos lo arman así. Para una persona, con un consumo racional de 15 cigarrillos diarios, 30 gramos te pueden durar una semana”, explicó Gabriela, quien fuma cigarrillos armados desde hace tiempo.
Por otro lado, están los que no se animan a armar o no tienen el tiempo. Es el caso del Cristian, un remisero sanjuanino (quien pidió reservar el apellido) que ha llegado a pagar grandes suman para fumar. “Tengo 46 años y fumo desde la adolescencia. Por la cuarentena estoy tranquilo porque ando en la calle y no la he sentido mucho, pero cuando noté que no había cigarrillos me puse mal. Tuve que empezar a juntar dinero para comprar caro y he pagado hasta $650 por atado. Tengo amigos que los pagan a $800, pero me parece una locura. He decidido esperar hasta la semana que viene para comprar, dicen que van a llegar, así que los esperaré”. Cristian asume que disminuyó su consumo, pero que nunca pensó en dejarlo.
Sin embargo, hay personas que sí lograron un éxito personal. Es el caso de Victoria, quien fuma desde los 14 años y varias veces intentó dejar de fumar. En esta cuarentena, lo logró. “Tomé la decisión y lo hice. Por ahora no lo extraño, pero me hizo muy bien que no haya cigarrillos para poder continuar con mi propósito”, le reveló a El Destape.
De una u otra manera, hay sacrificio. Mientras tanto, esa situación es provechosa por los contrabandistas y los vendedores ilegales que, por ahora, están ganando la pulseada.