En un hecho sin precedente, la Fundación Rewilding Argentina (FRA), financiada por Kristine Tompkins, viuda del magnate y activista ambientalista fallecido en diciembre de 2015 por hipotermia, tras caer desde su kayak a las aguas del Lago General Carrera, al sur de Chile, pretende intimar legalmente a los autores de una nota de opinión publicada hace unos meses en una revista científica. Esta ONG es la misma que presionó a Parques Nacionales por un informe que desaconsejaba translocar ejemplares de ciervo de los pantanos al Parque Nacional El Impenetrable, una iniciativa que venía gestionando desde 2018.
“La Fundación me mandó a mí personalmente dos cartas-documento”, cuenta el veterinario Pablo Teta, presidente de la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (Sarem), que hace algunos meses publicó un artículo firmado por 120 especialistas en distintas disciplinas [https://mn.sarem.org.ar/article/reflexiones-acerca-del-reasilvestramiento-en-la-argentina/] en el que analiza los beneficios y perjuicios de la estrategia de ‘reasilvestramiento’ (rewilding, en inglés).
“Es algo que nunca pensé que iba a ver –destaca Alejandro Valenzuela, docente en la Universidad de Tierra del Fuego, coordinador de la Comisión de Nutrias de la UICN y miembro de la Sarem–: se nos intima legalmente por haber opinado desde nuestro conocimiento científico”.
Por su parte Ana Franchi, presidenta del Conicet, es terminante: “Tanto a mí como al directorio nos preocupa muchísimo que un artículo científico que ofrece la opinión de expertos independientes, sin agresiones, sea cuestionado de esta manera en el plano judicial”.
No es la primera vez que esta ONG se encuentra en el centro de la controversia. Hace pocos meses, ya habían habido fricciones por una decisión del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible publicada en el Boletín Oficial que le permitía importar desde Chile tres huemules, una especie considerada “monumento natural” (es decir que tiene la máxima categoría de protección, y una ley especial y única que se la otorga), y está en peligro de extinción, para lo que había pedido la excepción de varias normas. “En ese momento, nosotros mandamos una carta al ministro, que hicimos pública. [Como respuesta] nos exigieron que nos abstuviéramos de llamarlos ‘empresa’ y de sugerir que podían ejercer presión sobre distintos organismos –detalla Teta–. Nosotros contestamos mediante una nota a su representante legal, porque había una inexactitud de nuestra parte, nos rectificamos y nos referimos a ellos como una fundación. Pero independientemente de eso, se notaba en el mensaje una cierta intención de amedrentamiento. O eso es lo que entendimos. La segunda carta documento llegó ayer en mi calidad de uno de los 120 autores [del Conicet, de universidades, de Parques Nacionales] que tiene ese paper, que se discutió casi al mismo tiempo que surgió lo de los huemules. Ahora nos están intimando a que nos retractemos de algunas cosas que decimos, con interpretaciones un poco caprichosas. Consultamos con abogados y nos dicen que no tiene mucha sustancia lo que piden. De una forma u otra, lo que buscan de nuevo es amedrentar. Intentan judicializar un tema que es científico. En lugar de discutir ideas con propuestas, o de argumentar en qué están en desacuerdo con nuestra postura, optan por un camino judicial”.
El de los pantanos es una de las ocho especies de ciervos nativos de la Argentina y es considerado monumento natural del Delta. Es es una "rareza zoológica": uno de los tres anfibios del planeta y el mayor ciervo autóctono de América del Sur. De hecho, ya hay esfuerzos en marcha para protegerlos, como el Proyecto Pantano, en el que colabora la Fundación Temaikén. Rewilding presentó en noviembre de 2018 un plan para llevar ejemplares al Parque Nacional El Impenetrable, pero después de varios años de debate científico, la Dirección Nacional de Conservación de Parques Nacionales lo rechazó por considerarlo inviable y, tras realizar un taller multidisciplinario al que se invitó a los responsables de Rewilding, que no concurrieron, expuso las razones en una disposición firmada el 30 de junio.
“Tenemos infraestructura, instituciones, museos, facultades, grupos de investigación especializados en biología de la conservación, pero algunas ONG quieren decidir cómo aplicar la teoría dentro de áreas protegidas, como es el caso de la Administración de Parques Nacionales (APN) –dice, sin salir de su sorpresa, el biólogo Ricardo Ojeda, investigador superior del Conicet, ya jubilado, que trabaja ad honorem después de 35 años en el Instituto de Zonas Áridas de Mendoza–. Lo destacable es que la APN convocó a una mesa de especialistas de distintas disciplinas (biólogos, ecólogos, veterinarios) que emitió un documento y sobre esa base la Dirección de Conservación decidió declarar inviable el proyecto”.
Entre las muchas razones que hacen desaconsejable la introducción del ciervo de los pantanos en El Impenetrable, los biólogos mencionan que no se cumplen los lineamientos básicos estipulados por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN). “En primer lugar hay que demostrar que esa especie habitó en el pasado en ese ecosistema, de lo que no hay registro –explica Ojeda–. Por otro lado, hay que identificar por qué hoy no está y verificar si esa manera se mantiene. Un peligro grande es la cacería, que en la zona chaqueña está muy arraigada, no solo como una cuestión cultural porque aporta proteínas, sino también por la venta de cueros. Hay un comercio ilegal importante. Otro riesgo es trasladar enfermedades (parásitos, virus, bacterias), porque se estarían llevando ciervos de Iberá a El Impenetrable. También hay que tener en cuenta que, cuando se la compara con poblaciones de Brasil, por ejemplo, la diversidad genética de la población de ciervos del Iberá es baja. Ése es un dato muy importante por tener en cuenta cuando se introducen animales en otras locaciones. ¿Y cuántos individuos se necesitan para establecer una población? Con tres, cuatro o cinco no sería suficiente. De modo que se estaría reduciendo la diversidad genética de una población ya vulnerable para establecer otro grupo con muy pocas chances de prosperar. Además, se presenta esto como una restauración del ecosistema y no es así. Asumamos que había ciervo de los pantanos hace 100 o 200 años. ¿Qué pasó en la región chaqueña? Bueno, que tenemos un fuerte impacto humano a través de la agricultura. ¿Por qué no pensar en alternativas como tratar de conectar distintas áreas protegidas o trabajar con el sector privado en un gran plan de mediano y largo plazo en el que participen distintas provincias para conectar esos ambientes de tal forma que esas poblaciones que hoy ya están en una situación bastante delicada, puedan eventualmente recuperarse de un modo más natural?”
Los especialistas subrayan que el “reasilvestramiento” es una estrategia que se implementa en muchos lugares del planeta, pero que carece de evidencias sólidas que la respalden. Cuando se realiza sin respetar los protocolos establecidos, puede resultar en fracasos. En este caso, según los biólogos, la FRA ya los tuvo con otras especies, como los tapires que fueron llevados al Iberá, muchos de los cuales murieron por haber sido trasladados a un ambiente que no les corresponde. “Es un experimento que todavía necesita varios años para conocer sus impactos –dice Ojeda–. En la Argentina, son experimentos no controlados, a pesar de que contamos con una gran riqueza de profesionales de primer nivel, pero no se los consulta”.
"En el trabajo que publicamos 120 autores, más que la herramienta de la reintroducción ponemos en discusión los métodos que se utilizan –explica Claudio Bertonatti, asesor científico de la Fundación Azara, y autor de una vasta obra científica y de divulgación–. Lo que venimos viendo en los últimos años es que Rewilding realizó reintroducciones con poca solidez en los criterios técnicos. Y lamentablemente la mayoría de las personas cuando ven que se liberan animales, lo celebran independientemente de si se hace bien o se hace mal. Desde la lógica académica, lo que esperábamos era que nos contestaran con otro artículo, porque estamos acostumbrados a debatir sobre las bases del conocimiento y no sobre una operación judicial o política".
Y más adelante agrega: "Siempre nos llamó la atención que las especies elegidas [para reintroducir] eran las que nosotros denominamos 'carismáticas' o de la megafauna, cuando en realidad uno tendría que preguntarse en qué está fallando un ecosistema que amerite la reintroducción de una especie que perdió. Porque sino, pareciera que se introducen especies 'lindas', de alto impacto estético, simplemente para sumar atractivos turísticos. Y en un mundo donde no sobran fondos para los programas de conservación, lo aconsejable es invertir esfuerzos donde realmente podemos mover la aguja para sanar ecosistemas que están necesitados de rehabilitarse y no tener que inventar un relato para justificar la reintroducción de especies impactantes. No podemos defender una causa noble con métodos que no lo son".
Los científicos aclaran que no minimizan los aportes que las ONG pueden hacer a la preservación del ambiente, pero advierten que deben cumplirse adecuadamente. “La Fundación Vida Silvestre, que trabaja hace muchos años en la Argentina, nunca tuvo problemas con la comunidad científica, al contrario, apoya las investigaciones –destaca Valenzuela–. De hecho, yo trabajé con FRA en el programa marino en Tierra del Fuego y no tuve ningún problema, pero siempre fui muy claro en el sentido de que las cosas se tienen que hacer de la manera en que tienen que hacerse. ¿Qué más queremos los que trabajamos en conservación que lograr algo que beneficie la preservación de las especies? Ahora, hay que hacerlo bien. ¿Cuál sería el interés de llevar el ciervo de los pantanos a El Impenetrable? Probablemente aquí se esté mezclando la tarea de la conservación con sus emprendimientos turísticos”.
“Las ONG cumplen un papel muy importante como complemento de lo que debiera ser una política ambiental de Estado –subraya Ojeda–. Hoy lo que tenemos son fragmentos, pero no una política integral. Y mucho menos cuando se habla de biodiversidad. Por ejemplo, a pesar de tener los recursos humanos e instituciones para hacerlo, carecemos de un inventario [completo] de biodiversidad de la Argentina, algo que venimos solicitando desde hace tiempo”.
De acuerdo con la información que ofrece en su página de Internet, Rewilding Argentina promueve el ecoturismo, con cuyas ganancias solventaría las tareas de conservación.
Hasta el momento de publicar esta nota, no fue posible comunicarse con responsables de Rewilding Argentina o con autoridades del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.