¿Alguna vez te preguntaste qué es lo que más recordás de tu infancia? Hay experiencias que quedan ancladas a nuestra memoria para siempre por la intensidad de las emociones, por la fuerza del asombro. Para muchas personas ese instante inolvidable es el día que conocieron el mar. Tal vez con el tiempo las imágenes y referencias se vuelven confusas, pero es casi imposible que el cuerpo olvide ese primer encuentro frente a frente con el gigante azul, la sensación del viento en la cara, el aroma que conmueve, el contacto con el agua que acaricia al alma. Y si de esto se trata, dicen que la Unidad Turística Chapadmalal tiene el “récord histórico” de recuerdos.
El martes 27 de septiembre parecía una jornada normal en la Costa Atlántica, pero no. Es que ese día, después de 15 años, volverían los contingentes de estudiantes y egresados al Hotel 6, edificio que fue refaccionado y reinaugurado por el Presidente Alberto Fernández. A partir de la gestión del Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación, encabezado por Matias Lammens, en los últimos dos años se reactivaron las unidades hermanas dedicadas al turismo social: la de Mar del Plata y la de Embalse, en Córdoba. Para ellos se invirtieron más de 5.300 millones de pesos y 15 millones de dólares de crédito internacional, en mejoras de infraestructura, equipamiento y servicios.
La colonia balnearia data de mediados de siglo XX. Comenzó a construirse durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón y fue operada por la Fundación Eva Perón. Está ubicada sobre la Ruta 11, a media hora de Mar del Plata. Está compuesta por nueve hoteles y 19 bungalows que son parte de la residencia presidencial. El predio de 650 hectáreas contiene plazas, restaurantes, un estadio, canchas, teatros, microcines, feria de artesanxs, comercios, salones de baile, una capilla, un café, y un servicio médico con atención primaria y un servicio de guardia, entre otras facilidades. Según las instalaciones los Hoteles se clasifican en Clase A, es decir con baño privado (Hoteles 1 y 2), y Clase B, con baño compartido (3, 4, 5, 6, 8 y 9). Uno de los mayores atractivos es sin dudas la naturaleza: el parque es inmenso y mientras unx camina entre los hoteles se pueden observar la Reserva Forestal Paseo Costanero Sud y hasta un lago.
Además uno de los sellos de la Unidad, y lo que la hace especial, es el amor y la dedicación de lxs trabajadorxs. Muchos de ellos se criaron allí, son hijxs o incluso nietos de miembros de la UT y fueron a las escuelas que funcionaron adentro del predio hasta la década del 90. Desde temprano tenían todo listo para recibir a los casi mil estudiantes de escuelas de todo el país que llegarían a lo largo del día. Junto a la alegría se percibían los nervios y la ansiedad debido a que hace mucho tiempo que no se veían tantos chicxs en septiembre. El acontecimiento tan anhelado augura el inicio de una temporada multitudinaria “como las de antes”.
La primera en arribar al complejo, minutos antes de las 10 de la mañana, fue la Escuela 67 María Elena Walsh del Municipio de Moreno, Provincia de Buenos Aires. Son 147 chicxs que llegaron para disfrutar de su viaje de egresados de primaria gracias al Plan Escolar que contempla el hospedaje, la comida y las actividades de recreación durante toda la semana de estadía. Las instituciones solamente se encargan de costear el traslado. Desde la cartera de Lammens proyectan que durante 2022 visitarán las Unidades entre 20 mil y 25 mil estudiantes y personas de organizaciones educativas.
Apenas se bajaron los chicxs dejaron las valijas en el hall de recepción y corrieron hacia la terraza. Frente al hotel asignado está ubicada una de las tantas plazas de juegos que hay en el complejo, áreas que habían sido eliminada en 1995 y fueron restablecidas para darles una cálida bienvenida. El parque es tan inmenso que lxs pibxs parecen hormiguitas moviéndose a toda velocidad. Milagros tiene 12 años y un buzo con brillos de unicornio rosa. Cuenta con timidez que se siente feliz porque va a conocer el mar y que le hace mucha ilusión “disfrutar de estos días con sus amigas”. De repente un profe convoca a todxs a juntarse para hacer la típica foto grupal con la bandera de egresados 2022. De fondo el mar se asoma imponente y hace que algunxs de lxs estudiantes no puedan dejar de mirarlo.
Antonella Ríos es docente de la Escuela de Moreno, viajó para acompañar al grupo y relata emocionada que este viaje es un sueño cumplido porque en general las familias tienen muchas carencias: “Con las seños nos propusimos como meta, como objetivo a cumplir, que los chicos puedan conocer el mar porque hay un montón de chicos que no lo conocían. Fue mucho sacrificio, esfuerzo, de parte de las familias, de cada docente, hicimos un montón de actividades para poder costear el gasto de los micros para poder venir, pero estamos felices de estar acá y que los chicos puedan cumplir su sueño. Es todo grande y hermoso para ellos, y nosotros estamos inmensamente felices”.
Para acceder al programa las escuelas se contactaron con el Ministerio de Turismo, a través de su página web, se anotaron y posteriormente participaron del sorteo. El Estado las acompaña con diferentes herramientas en su proceso para que pueden viajar, tener un espacio de disfrute, bienestar, de aprendizaje y desarrollo personal. Las Unidades de turismo social, además de viajes estudiantiles, reciben contingentes de personas mayores que emprenden sus viajes a través Centros de Jubilados o Clubes, enmarcados en PAMI; programas para mujeres, disidencias y víctimas de violencia de género, articulados con el Ministerio de Mujeres, Género y diversidad; integrantes de talleres de neuropsiquiátricos, instituciones de salud mental, y personas con discapacidad; y clubes y organizaciones civiles en general.
En la cartelera principal del salón se ve un cronograma completo enorme. Justamente el valor agregado del complejo es que organiza toda la agenda recreativa, cultural, social y deportiva, y tiene profesorxs y coordinadorxs asignados para cada hotel. El martes a la tarde los más chicxs disfrutarán de la obra de teatro “Todo lo que trae un Tren”; mientras que a lxs adolescentes los reciben con la “Noche de Bienvenida” una fiesta que incluyó juegos y baile. Pero además la programación incluye un Taller de teatro para niños/as y adolescentes; Caminatas; Show y juegos musicales; Playa deportiva y juegos playeros; Taller de Hip Hop; Karaoke; Yoga para niños/as y adolescentes; una jornada de Ecojuegos; un concierto de orquestas y un concierto al Mar en el Teatro del Hotel 9; baile de disfraces; competencia de fútbol y atletismo; y un baile de despedida.
Gustavo Muro es uno de los profes encargados de la recreación. A pesar de que trabaja hace muchos años en el complejo se emociona al mencionar que lxs chicxs llegan muy sorprendidos por el tema del mar y lo sienten como una inmensidad: “Nosotros les preguntamos y no lo pueden creer, que el hotel esté tan cerca de la playa y la vista que tienen. Imaginate que hoy a pesar de la temperatura llegaron y se metieron al agua vestidos. Es como un sueño. Siempre el último día del viaje, cuando se van, tanto los chicos como los jubilados, nos agradecen por todo lo que vivieron y por haberlos llevado al mar. Eso como docente es un orgullo”. Además destaca el trabajo de la actual gestión que lo puso en marcha y lo levantó: “Yo lo vi destruido con el macrismo y fue muy triste porque esto es parte de mi vida, hace 20 años trabajo en recreación”.
Lautaro Rompato es una de las estrellas del predio. Es Técnico en Higiene y Seguridad de la Unidad, pero se destaca por su hobby, cantar, y es el showman más aclamado por las audiencias: “Trabajo acá hace 17 años y soy tercera generación. Mis abuelos y tíos trabajaron acá. Es un poco mi familia y por eso tengo un sentimiento extra que es el sentido de pertenencia. Para mí este lugar es mi casa, cada hotel, cada plaza”. Varias noches por semana se para frente a los grupos y despliega un show que incluye música, humor, algo de karaoke, y lo que le guste a cada contingente. Un poco avergonzado comenta que la noche anterior una jubilada le tiró un corpiño al escenario y le pidió que hiciera “Penumbras”, una canción de Sandro. “Los jubilados piden mucho folklore, y los pibes piden cumbia, reggaetón, cuarteto – detalla - Acá lo primero que se brinda es tranquilidad, un lugar donde pueden disfrutar de la naturaleza, el espacio libre. Y se le ofrece todo lo que tenemos al alcance de la mano en el tiempo que estén acá hospedados”.
A partir del mediodía se encendió el desfile de micros que traían contingentes de pibxs de 23 colegios de todas las provincias del país: Escuela de Educación Superior N’11 de Buenos Aires; Escuela Técnica N’1 “Brigadier Gral. Pascual Echague” de Entre Ríos; Escuela de Educación Media Don Jaime de Nevares I 040, de Neuquén; Escuela N’9 Wolf Schcolnik de La Pampa; Instituto Prov. De Educación Técnica y Media N’84 Jorge Vosco Lescano, de Córdoba; EESO N'319 Padre Francisco Komic, de Santa Fe; Escuela Secundaria Nueva en Alderetes, de Tucumán; entre otras.
A la tarde el parque ya parece un patio de escuela interminable, una foto de Plaza Francia un Día de la Primavera. Suenan parlantes por todos lados, se escucha de lejos RKT de L-Gante, y no pasa mucho tiempo hasta que se empiezan a armar grupos ampliados interprovinciales. Lxs pibes se sientan en rondas autogestionadas y comparten charlas, mates, galletitas, cigarrillos. Se oyen distintas tonadas y eso lo hace un momento más divertido y enriquecedor. Ramiro Collinet va a séptimo año de la Escuela Técnica Ingeniero Juan José Gómez Araujo N’1 de Corrientes y está sentado al lado de Ezequiel Flores, el “Jubilado”, como le dicen sus amigxs de la Escuela secundaria Estación Padilla de Famaillá, de Tucumán. Un dato no menor: no hay selfies, ni celulares. La experiencia es presencial, es vincular y es con el otrx.
Entre risas descontroladas, Ramiro expresa que la están pasando muy bien porque además conviven con otras provincias. “Para mí este programa es necesario para que los pibes tengan la oportunidad de venir a conocer y disfrutar. Nosotros para poder viajar nos reunimos y organizamos todos para hacer una rifa y pagar los pasajes, y llegamos a pagar todo”, relata. Ezequiel se suma y dice: “La estamos pasando de diez, esto ha superado todas las expectativas. Es todo muy hermoso”. Les llama la atención que el hotel es muy grande, las habitaciones son muy confortables y todo está muy limpio. “La comida es muy rica”, agrega otro por atrás.
Johan Maurin, tiene 17 años, es skater, viajó desde Corrientes y no conocía el mar: “Estuvimos con los gurises una hora corriendo en el agua tirando piedras como si fuéramos niños. Me olvidé de todo. El lugar es impresionante, es hermoso”. Celeste Ceballos, de Famaillá se suma y cuenta: “Tenía ilusión de venir para conocer el mar y la playa. No conocía y me parece hermoso, me emociona que es tranquilo”. Todxs coinciden en lo lindo que es conocer gente de otras provincias y culturas, y generar contactos, y que “ojalá que después no se corte”. Para cerrar el momento mágico se ponen a cantar y bailar todxs juntxs una Guaracha mientras uno zapatea en el medio de la ronda.
Es septiembre pero la playa esta tan llena como un día cualquiera de verano. A lxs pibes no les importan los 10 grados de temperatura ni la ropa que llevan puesta. Apenas pisan la arena, se sacan el calzado y salen disparadxs hacia el agua como en una carrera de atletismo. La imagen se repite con cada grupo que se asoma a la costa, y es realmente conmovedora. Lxs profes y adultxs a cargo les piden que vayan despacio y con cuidado, que se saquen la ropa antes de meterse. Pero el impulso y la ilusión son incontenibles. No casualmente todxs los trabajadores del predio dicen que esperan ese momento del día para acercarse a la orilla y ver la sonrisa de lxs chicos cuando ven por primera vez el mar.
“Verles la cara cuando conocen por primera vez el mar es increíble, chicos que vienen de provincias lejanas cono Jujuy, Salta, Catamarca, ven el mar y se asombran", menciona Lautaro Rompato". Y agrega: "Muchas veces dicen ‘qué río tan grande’. La carita de los chicos lo es todo”. Por eso como trabajador de Chapadmalal insiste en la necesidad del Estado presente, el turismo social y que el lugar se siga conociendo para que puede viajar todo el mundo tanto la playa como a la Unidad Embalse en las Sierras.
Al tiempo que ayuda a secarse el pantalón mojado a una alumna, Luciana Torres tutora acompañante de la Escuela Normal Mixta Juan Pascual Pringles de San Luis, expresa: “Los chicos estaban enloquecidos, sobre todo porque hay muchos que no conocían el mar, es su primera vez. Hoy no les importo el frío, el viento, nada. Se metieron al mar igual del entusiasmo que tenían”. Agrega que en la institución hace unos meses se reunieron con el rector y decidieron que tenían que viajar todxs los alumnxs, hasta los que no tenían recursos económicos: “Nos organizamos para trabajar y llegamos a 97 personas, todos alumnos de sexto. Esta propuesta es excelente porque le da la oportunidad incluso al que no puede poner ni dos pesos”.
El miércoles a la mañana las mesas largas de los comedores estaban repletas de pibxs desayunando café con leche y tostadas, con manteca y mermelada. Son salones inmensos, de techos altos, iluminados por arañas y enormes ventanales con vista a la costa. Parecen esos salones de fiestas lujosos de películas viejas y conservan la impronta de solemnidad de sus años de origen peronista. El menú de almuerzo y cena incluye entrada, plato principal y postre. Los mozos comentan que disfrutan de ver la expresión de lxs pibxs cuando les dan el postre, aunque sea una manzana, “porque muchos no están acostumbrados”. La comida es abundante y de primera calidad nutricional. Algunas opciones son tortilla de verduras, fideos con boloñesa, pizza, hamburguesas con ensalada, milanesa con puré, pastel de papas, entre otros platos. Tienen opciones vegetarianas y sin Tacc para quienes lo requieran.
“En esos salones en los 50’s se servía una sopa primero, después una entrada muy abundante, un plato principal y un postre, y se usaba vajilla de lujo. Los hoteles, la edificación, el material con el que fue construido, las escaleras de mármol, y el servicio gastronómico se comparaban con un Hotel 5 estrellas”, narra Cynthia Suarez, quien es nieta e hija de trabajadorxs de Chapadmalal, y trabaja hace 18 años en el Museo de la Fundación Eva Perón del predio. Ese espacio conjuga elementos y parte del patrimonio que pudo rescatarse, después del Golpe del 55, de los años de esplendor de la Unidad. Suarez resalta que el fin del turismo social era que lxs trabajadores, familias y niñxs que fueran a vacacionar allí tuvieran el mismo derecho al disfrute que la elite económica y los sectores de poder, objetivo que persiste hasta el día de hoy.
En las afueras del museo, Cynthia se para frente a casi 400 estudiantes con un megáfono y les da la bienvenida. Ella es la encargada de guiar la visita al Museo y encabezar la caminata que hacen todas las escuelas por el complejo para que conozcan su valor como patrimonio Histórico Nacional y la riqueza natural e intangible en toda su extensión. “A veces es difícil encontrar la atención de los chicos, sobre todo cuando son muchos, pero se puede. Hoy nos metimos en un bosquecito y ahí les dije que acá se pueden conectar con la naturaleza, que disfruten de la esencia del encuentro con uno mismo y con el otro, de caminar, pero que también cuiden el lugar porque es de todos. Los chicos necesitan ser escuchados, que se les brinde un espacio para que puedan opinar y ser”, narra después de la actividad.
Cynthia además recibe a los contingentes de adultxs en la exposición sobre Evita y en todas las visitas algunx suele contarle con emoción que estuvo allí en la infancia. En 2004 una mujer le contó que cuando tenía 10 años había estado de vacaciones en el Hotel 3 un 6 de enero, justo para la llegada de los Reyes Magos: “Se acordaba que a los chicos los llevaron al salón de actos y los hicieron sentarse frente al escenario y un telón alto de pana roja. En un momento se abre el telón y el escenario estaba lleno de juguetes de todo tipo, y los empiezan a llamar uno por uno para que suban y elijan su juguete favorito. Ella subió y eligió una cocinita de hojalata, que fue su primer juguete. Pero me dijo que lo que más se acordaba era que la habían llamado por su nombre. Cada vez que cuento esto me emociono porque ella descubrió en ese momento que era alguien, que tenía derecho a tener un juguete y ser feliz. Eso es este lugar ”.
Cynthia, al igual que todxs los que trabajan en el predio se toman unos minutos al día para acercarse a la costa y ver el espectáculo principal: “Lo que más me gusta es ir a la playa a ver a lxs chicos y miro sus reacciones cuando ven el mar por primera vez. Es impagable”, concluye, y a la charla se suma Tony, su padre, y una de las personas más conocidas y queridas del predio: “Lo más lindo es la emoción de sentir ese sonido, el de la risa, tan característico y particular que se produce, para mí, en ningún otro lado del país, salvo acá. Es patrimonio Chapadmalteco la alegría de los chicos al meterse al mar”.