Resultados Censo 2022: cómo y con quiénes viven los argentinos

Hoy Argentina tiene 46.044.703 habitantes, según el último Censo. Desde un análisis sociológico, te contamos cómo son, viven y conviven los argentinos.

18 de febrero, 2023 | 19.00

Según información recientemente publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), hoy Argentina tiene 46.044.703 habitantes. La cifra se dio a conocer a partir del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas realizado el 18 de mayo de 2022. Además se conoció que, según el género, la población está compuesta por 23.690.481 mujeres (51,76%), 22.072.046 varones (48,22%), y 0,02% de personas no binarias. Con respecto a las viviendas, el estudio indicó que en todo el territorio nacional hay 17.805.711 viviendas, entre las cuales 17.780.210 son particulares y 25.501 son colectivas.

Al comparar la información con el Censo de 2010 podemos identificar que en los últimos 12 años se produjo un crecimiento demográfico del 15%. Pero esta tendencia no fue homogénea en todo el país. Si analizamos el mapa completo se observan diferencias marcadas entre regiones y distritos.  Las provincias que más crecieron fueron Neuquén, a una tasa del 31,8%, que pasó de 551.266 a 726.590 habitantes; en segundo lugar Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur cuya población era de 127.205 en 2010 y alcanzó los 164.641 (29,43%); y San Luis donde se registró un aumento del 25,12%, pasando de 432.310 a 540.905 habitantes.
 

En el otro extremo de la tabla, las provincias y distritos con menor crecimiento son: la Ciudad de Buenos Aires que pasó de 2.890.151 personas en 2010 a 3.120.612 en 2022, es decir solo tuvo una variación del 7,97%; luego Chaco cuya población era de 1.055.259 hace 12 años y actualmente llega a 1.142.963, lo que implica que ha crecido 8,31%; Santa Fe registró 3.556.522 personas frente a las 3.194.537 en 2010 (11,33%+); y en cuarto lugar la provincia de Buenos Aires que creció  a un ritmo de 12,44% pasando de 15.625.084 en 2010 a 17.569.053 en 2022.

Los datos del CENSO funcionan como una radiografía de la población argentina, una registro de un momento que le permite al Estado conocer la distribución y características de la población y sus hogares, y hacer un seguimiento cronológico de los procesos demográficos, con el objetivo de desarrollar políticas públicas acordes a las necesidades. Pero si nos corremos de la foto y observamos las dinámicas sociales que se imprimen por detrás podremos analizar estas cifras desde una perspectiva cualitativa más amplia e identificar una serie de procesos demográficos, habitacionales, económicos y socioculturales que atraviesa nuestro país. Estas lecturas constituyen insumos imprescindibles a la hora de hacer un diagnóstico certero sobre los modos de vida predominantes, la transformación de las estructuras familiares, la composición de los hogares, las formas de proyectas y pensarse de los y las argentinas.

La maternidad será deseada o no será: baja fecundidad y envejecimiento social

Lo primero que llama la atención es el proceso de descenso sostenido de la tasa de fecundidad que vive nuestro país desde hace varias décadas. Tomando como referencia datos oficiales del año 1869, la primera medición que existió, la tasa era de siete hijos en promedio por persona gestante; en 1980 llegó a 3,3; en 1991 de 2,9; en 2001 llegó a 2,4; en 2010 a 2,3 y en 2022, según los cálculos de Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de la Salud (DEIS) y proyecciones de población (INDEC), ese promedio alcanzó a 1,8 hijos por persona gestante. Es decir que entre 1980 y 2019 la reducción de la tasa fue del 45,5%, aproximadamente 250 mil nacimientos menos por año, la más baja de la historia.

Si bien esta tendencia descendiente se trata de un fenómeno casi global, afecta mayormente a los países desarrollados donde se vive con preocupación, ya que es una de las principales causas del proceso de envejecimiento social. Mientras países como Nigeria registran un crecimiento de la población anual de 24 por mil, en Alemania la cantidad de habitantes cae anualmente en seis personas por cada mil. A nivel regional Argentina está entre los países con menor cantidad de nacimientos y se asemeja a los comportamientos sociales de Occidente. Esto se denomina proceso de ‘transición demográfica' que combina inicialmente la caída de los niveles de mortalidad y luego la baja en los nacimientos.

En el siglo XXI la postergación de la maternidad es un hecho social y como nunca antes la posibilidad de tener un hijo se evalúa a través de lentes históricos, sociales y culturales. El mandato de formar una familia, ser madre, o procrear ya no tiene el mismo peso que hace 50 años. Esto está sin dudas vinculado a la desnaturalización de la maternidad que plantean los feminismos, por lo que empiezan a intervenir parámetros como el deseo, la voluntad, la autonomía individual y las propias expectativas. También se explica por la mayor inserción de las mujeres en el mundo del trabajo, la vida pública, social y política. Los cambios sociales y culturales quebraron los mandatos según el género y el modelo tradicional de vida y distribución de las tareas que determinaba el rol doméstico y reproductivo de las mujeres, frente a la tarea productiva y proveedora de los varones.

Como correlato a este proceso, también ha aumentado la tasa de “maternidades +40” , es decir personas gestantes que deciden y pueden tener hijos a edades más altas. Según datos del Ministerio de Salud, en 2011 los partos de mayores de 40 eran de 3,2 % ; mientras que en 2020, ascendieron al 4,66%. En particular este fenómeno se registra sobre todo en mujeres de clase media que en sus años de juventud priorizan el desarrollo profesional, el  disfrute del tiempo libre, y otro tipo de proyectos que no se limitan a lo familiar.

Otro punto a tener en cuenta es la fuerte reducción en las cifras de embarazo adolescente en todo el país como consecuencia de la puesta en marcha de políticas públicas orientadas a la Salud Sexual y Reproductiva como la Ley de Educación Sexual, el acceso a métodos de anti concepción, y la promoción de prácticas de cuidado y corresponsabilidad. El estudio de  CIPPEC "Odisea Demográfica. Tendencias demográficas en Argentina: insumos clave para el diseño del bienestar social", publicado en 2022, señala que entre 2015 y 2020  se registraron 55 por ciento menos de embarazos adolescentes.

Nuevos modelos de familias y hogar

Otro de los datos que arrojó el Censo sobre la Argentina del siglo XXI es que cada vez hay menos gente por vivienda, un fenómeno mundial que comenzó en los 80s y que se ha acelerado en las últimas décadas. La imagen de la casa grande y la familia nuclear o arquetípica distribuida por roles de género, que ha sido la institución ordenadora de la vida de las personas por excelencia durante el siglo XX está cada vez más alejada de la realidad.

En el tamaño, la estructura y la conformación de las familias intervienen complejos aspectos de la realidad social que van desde las tradiciones, los cambios culturales y legislaciones vigentes a la par de las nuevas conquistas sociales, y los comportamientos y estrategias adaptativos de los grupos familiares en el marco de la difícil situación económica. Por eso, si analizamos el mapa social actual, podemos encontrar, a diferencia de otros momentos históricos, un abanico enorme de situaciones y trayectorias, individuales o familiares, como la convivencia no matrimonial, el divorcio, las parejas ensambladas, la soltería por elección, la mayor fragilidad de los vínculos sexo afectivos, entre otros aspectos. Estos cambios han ampliado y diversificado los modelos de familia y tipos de hogar.

En el libro La Argentina en el siglo XXI, de Juan Ignacio Piovani y Agustín Salvia, se hace un análisis de los hogares y su composición a través de los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Estructura Social (ENES). Según este estudio, en Argentina estas familias tipo, compuestas por una pareja y sus hijxs, siguen siendo mayoría y representan el 38,3% de los hogares. Sin embargo en los últimos años se registra un marcado ascenso de otros tipo de hogares: los unipersonales, que llegan al 17,4%, y los monoparentales que son el 11% por ciento.

Como explica Georgina Binstock en el capítulo “Hogares y organización familiar”, en las últimas décadas en los hogares de nuestro país se han observado tres cambios fundamentales: el primero es el incremento de hogares unipersonales como consecuencia del proceso de envejecimiento social, y los adultos mayores que viven con independencia y autonomía; en segundo lugar se registra un aumento, leve, de los hogares nucleares monoparentales, en especial como consecuencia del auge de las separaciones y divorcios; y en vínculo directo con el punto anterior, la mayoría de esos hogares están encabezados por una Jefa de Hogar mujer con hijxs.  

La brecha de género en este punto es impresionante. Según la Encuesta Permanente de Hogares, el 85% de los hogares formados por un solo adulto y menores está a cargo de una mujer. Cada vez más mujeres mantienen un trabajo remunerado afuera, al tiempo que deben encargarse solas del mantenimiento de sus hogares, el trabajo doméstico y las tareas de cuidado y crianza. De acuerdo a cifras de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, cerca del 90% de las mujeres realizan el 76% de las tareas domésticas, frente al 57,9% de los varones. Esto también es uno de los mayores componentes de la feminización de la pobreza, y las cifras de pobreza en la infancia.