Macarrón, el viudo de Dalmasso, se victimizó: “Estoy destruido; pensé varias veces suicidarme”

En la segunda audiencia por el juicio por el asesinato de Nora Dalmasso declaró Marcelo Macarrón, acusado de haber contratado sicarios. El fiscal Rivero reivindicó a la víctima y habló de un crimen de género. Mañana declaran los hijos de la víctima.

15 de marzo, 2022 | 21.36

Durante 15 años, Marcelo Macarrón (62), el único imputado por el asesinato de su esposa Nora Dalmasso (51) no pidió justicia por ella. Ahora, está acusado de haberla mandado a asesinar.  Esta mañana declaró durante cinco minutos ante los tres jueces de la Cámara 1ª del Crimen y los ocho jurados populares: “Esto ha sido un calvario, si no me he suicidado hasta ahora es solo por mis hijos”, dijo llorando.  Y volvió a insistir: “Estoy destruido; pensé varias veces suicidarme”.

En un testimonio prolijo, estudiado y apuntado a sensibilizar a los ocho jurados populares, el viudo acusó al fiscal de instrucción Luis Pizarro de ser “un mentiroso” y se defendió de la acusación que pesa sobre él: “Es descabellado pensar que sea un asesino o haya contratado a un asesino”.

En septiembre de 2019, Pizarro, como quinto fiscal de la causa, imputó al viudo Marcelo Macarrón por el crimen de su esposa Nora Dalmasso, ocurrido el sábado 25 de noviembre de 2006: “Esta fiscalía elevó a juicio la causa por el homicidio de la señora Nora Dalmasso, siendo el señor Marcelo Eduardo Macarrón el único imputado por el delito de homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y precios y promesa remuneratoria, en concurso real”.

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El viudo declaró que mensualmente percibe unos $ 140 mil por su trabajo como médico traumatólogo, pero por culpa de la medicación que consume no puede operar solo: “Por la medicación sufro de temblores y mi gran pasión que es operar no puedo hacerlo solo, necesito asistencia de otra persona”. También sumó ingresos “por el alquiler de dos inmuebles”. Cuando el presidente de la Cámara 1ª del Crimen, Daniel Vaudagna, le preguntó por el total de sus ingresos, Macarrón respondió que le “alcanzan para vivir”. Las palabras del viudo fueron para demostrar que no tiene capacidad económica para solventar un crimen cometido por sicarios.

Sin embargo, en enero de 2012, se conocieron fotos de una visita del matrimonio Dalmasso/Macarrón en 2003 a las Islas Vírgenes, un archipiélago caribeño donde funcionan paraísos fiscales. Casi cuatro años después, a fines de 2015, la revista riocuartense El Sur, reveló una grabación realizada por la vieja Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) a fines de 2006 donde se escuchaba a un agente propio de la Delegación Córdoba que decía: “Esta chica (por Nora Dalmasso) se habría enterado que lo estarían usando a Macarrón como que estaba, no te digo lavando dinero o algo por el estilo, pero a través de Macarrón, entonces la mujer se entera y se pone loca y el grupo habría dicho mirá negro, encárgate de este tema, solucionalo”; fortaleciendo la línea del asesinato por motivos económicos.

Y en mayo de 2016 el sitio Clickear reveló que en 2013 el viudo Macarrón había armado una sociedad off shore en Miami, Estados Unidos, con la que compró, al menos, un departamento. El 4 de abril de 2013, Macarrón junto a un socio, abrieron en Miami la sociedad DRMM Corp; con la que, el 1 de julio del año siguiente compraron el departamento 135 del complejo Avila South ubicado en 210 172nd Street de la pequeña localidad de Sunny Isles Beach, en el condado de Miami-Dade. Esa sociedad off shore no fue declarada ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y se conoció gracias a esa investigación periodística.

Antidepresivos

Por momentos, el principal acusado habló sollozando. Otras veces guardó silencio algunos segundos. Siempre mostrando su lado más débil: “Siempre dije la verdad, soy inocente. Pizarro es un mentiroso total. No me siento bien, son 15 años de esta tortura. Decidí someterme a esto para que se termine. Soy un hombre de bien. Siempre luché por la vida, tengo 40 años como médico”.

También declaró, en medio de suspiros y lágrimas, con la voz entrecortada y con un pañuelo en su mano, que desde que le informaron en Punta del Este, que Nora había sido encontrada muerta, consume antidepresivos: “Desde el mismo momento”. A ese testimonio sumó más pesares: “Mi madre murió a las seis meses de la imputación a Facundo (fue imputado el 7 de junio de 2007) y mi padre, seis meses después de que imputaran a mí. Voy al psicólogo y al psiquiatra. Por efecto de una crisis depresiva tuvo un estado de shock y pensé en suicidarme.

Marcelo Macarrón fue imputado por primera vez en marzo de 2016, dos meses antes de que se conociera su inversión inmobiliaria en Miami. Lo acusó el fiscal Daniel Miralles de ser el autor material del asesinato: lo comprometía el abundante material genético en el cuerpo de la víctima y en la escena del crimen. Miralles fue el cuarto fiscal del caso.

En septiembre de 2019, el quinto fiscal, Luis Pizarro releyó el expediente, descartó el ADN y dijo que Nora fue asesinada por uno o más sicarios enviados por el viudo. Y elevó la causa a juicio.

Macarrón se negó a responder preguntas del fiscal de Cámara, Julio Rivero, de su defensor Marcelo Brito y de los tres jueces: “Todo esto me ha destruido, estoy quebrado”.

Crimen de género

La segunda audiencia había comenzado con la acusación del fiscal Rivero, quién claramente se diferenció del instructor Pizarro: “No tengo que pretender probar que Nora Raquel Dalmasso no era una empresaria espectacular y que no se equivocó en los últimos tramos, instantes o momentos de su vida, esta Fiscalía va a pretender probar que la muerte de Nora Raquel Dalmasso de ridícula, extraña, grotesca o extravagante no tiene nada. Esta Fiscalía va a pretender probar que cuando el artículo 79 y el artículo 80 del Código Penal habla del que matare a otro no dice que será reprimido con pena de prisión el que matare a otro siempre y cuando se acredite el móvil, no dice eso el Código Penal, el Código Penal castiga al que matare a otro, digo esto porque esta Fiscalía va pretender probar que el móvil de la muerte de la señora Nora Raquel Dalmasso no es sexual, ni fue con motivo o en ocasión de robo. Esta Fiscalía va a pretender probar que el móvil es personal".

El alegato acusatorio del fiscal Julio Rivero duró apenas unos minutos menos que media hora, suficientes para reivindicar la figura de esta mujer asesinada y vilipendiada en vida y luego del crimen: “Desde el 25 de noviembre, Nora fue víctima de un crimen y luego, de un asesinato mediático social, con ensañamiento y alevosía. Cuando vendían una remera de “Yo no estuve con Norita”, la estábamos matando”. El fiscal pidió que “este juicio debe servir para que Nora Dalmasso pueda descansar en paz”.

Con una mirada feminista y situando el hecho como un femicidio -el asesinato fue cometido antes de la sanción de la ley que caratula así a este tipo de crímenes de género-, el fiscal Julio Rivero les dijo a los jurados y a toda la sociedad: “Si Nora Raquel Dalmasso descansa en paz, la mujer descansa en paz, la mujer como género va a descansar en paz, digo esto porque el homicidio de Nora Raquel Dalmasso debe ser indudablemente analizado en un contexto, en una perspectiva de violencia de género”.

El fiscal instructor Pizarro, en su acusación de 300 fojas había descripto que dos asesinos eliminaron a la mujer: uno la estranguló con el cinto de la bata y otro “sexualizó” la escena del crimen. Esta hipótesis fue descartada por el fiscal de Cámara, Rivero: “Nora no esperaba a su asesino y nunca supo quién era. La mataron a traición cuando dormía en la cama de su hija Valentina”.

Rivero enfatizó que “esta fiscalía va a intentar probar que a la señora Dalmasso la asesinaron a traición cuando se encontraba dormida y desnuda, después de haber cumplido la rutina habitual de descanso. Esa noche no esperaba a nadie”.

También, en su alegato advirtió que buscará romper el pacto de impunidad entre las conocidas de la víctima: “Vamos a ver si eran tan amigas”. Durante la última cena, compartida la noche del 24 de noviembre de 2006, estuvieron Nora Dalmasso, Marta Carranza, Silvana Masoero, Rosario Márquez, Graciela Compagnucci, Amelia Molinuevo y Paula Fitte de Ruiz. Cinco de las congresistas, incluso Nora, vivían en Villa Golf; mientras que Paula Fitte de Ruiz y Silvana Masoero, vivían en el country San Esteban. Luego de cenar, un grupo de amigas siguió la reunión en una casa de Villa Golf, donde bebieron champagne Pommery. Cerca de las 3 de la madrugada del sábado 25, bajo una lluvia torrencial, Nora cruzó a su casa. Y la encontró asesinada su vecino Pablo Radaelli, la siesta del domingo 26.

La defensa

El defensor de Macarrón, el ex fiscal General Marcelo Brito, hizo uso de su poder como jugador local: “No se dejen llevar por prejuicios, les pido imparcialidad”, les dijo a los ocho jurados populares; y atacó la acusación: “El fiscal Pizarro no pudo determinar cuándo se habría acordado el pacto con los supuestos sicarios, ni donde, ni por qué monto, nada”.

Durante una hora y diez minutos, Brito cuestionó la imputación de su cliente; basándose en que no hay prueba objetiva en su contra.

Los hijos de la víctima, Facundo y Valentina Macarrón hablaron con los periodistas en los cuartos intermedios y tras la finalización de la audiencia y declararán mañana como testigos. Valentina, apuntó contra un empresario conocido en Río Cuarto y amigo de la familia. Se espera que mañana los hijos del imputado y la víctima amplíen con detalles sus sospechas.

En el cierre de la audiencia, declaró el policía Jorge Heredia, quién confundió su edad: “Tengo 46 años”, dijo. Y luego se rectificó: “No, perdón, son 54”. Lo que le dio pie a Brito para cuestionar el juicio: “Así van a ser todas las declaraciones, 15 años después, la gente se confunde”.