En la audiencia 23ª del juicio por el femicidio de Nora Dalmasso declararon dos forenses y coincidieron en que la víctima tuvo sexo consentido con un conocido la noche en que fue asesinada. Martín Subirachs, uno de los tres forenses que analizó la escena del crimen y posteriormente participó de la autopsia al cuerpo de la víctima, declaró con solvencia durante más de una hora y media, respondiendo preguntas de los jueces de la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto y del fiscal de Cámara, Julio Rivero.
A lo largo de sus 35 años como forense, Subirachs realizó más de 4.500 autopsias, de las cuales el 20% corresponden a muertes por asfixia mecánica, lo que le da una experiencia en este tipo de análisis de muertes traumáticas.
En su prolija exposición, el forense aclaró que el nudo de la bata con el que estrangularon a Dalmasso “no era corredizo, era un nudo común como cuando uno se ata los zapatos y a ese nudo, se le realizó otro nudo ciego, muy fuerte. Un nudo que puede realizar usted o yo, cualquier persona, no necesariamente un hombre de campo”, sostuvo el médico legista, contradiciendo a Ricardo Cacciaguerra, el forense que fue citado como testigo por el imputado Marcelo Macarrón, que había dicho, tras analizar fotos del legajo, que el nudo era corredizo y lo había hecho alguien con experiencia en trabajos agrarios. Para ser más pedagógico, Subirachs tomó una corbata y en el brazo del fiscal realizó un doble nudo ciego y un nudo corredizo. El 26 de noviembre de 2006, Subirachs en persona intentó desatar el nudo del cuello de Nora, y ahí comprobó la fuerza utilizada por el asesino para ahorcarla.
A lo largo de su testimonio, el forense se emocionó dos veces y cortó la declaración para beber agua. Marcelo Macarrón, acusado de haber pagado a un sicario para asesinar a su esposa; le ofreció agua de su vaso y el testigo ni lo miró.
Subirachs declaró, ratificó su informe de autopsia de primeros días de diciembre de 2006 y sus declaraciones durante la instrucción, asegurando que “Nora tuvo una relación sexual fuerte, consentida. Hubo un elemento disparador que hizo que su asesino decidiera matarla, primero la ahorcó a mano hasta desvanecerla y luego la estranguló con lo primero que agarró a mano, en este caso, el cinto de la bata. Desde el punto de vista médico-legal, fue un crimen pasional”, señaló el testigo. Y agregó que “el asesino es una persona corpulenta, que pudo dominarla con su físico. Encontramos un puñado de pelos en la mano de Nora, que lo tomamos como prueba y luego desapareció”.
Hubo un párrafo de la declaración de Subirachs defendiendo la tarea del cuerpo forense, que llamó la atención en la sala de audiencias: “En la Instrucción declaramos 30 horas, ni siquiera en el Juicio a las Juntas hubo una declaración así”, señaló Martín Subirachs, ex militante estudiantil de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) en los finales de la dictadura cívico militar.
En la autopsia trabajaron Virginia Ferreyra, que estaba de turno el domingo 26 de noviembre cuando el vecino Pablo Radaelli encontró a Nora en la cama de su hija Valentina; Subirachs y Guillermo Mazzuchelli. Los otros dos forenses debían declarar ayer pero fueron exceptuados por razones de salud. El forense Mario Vignolo le dijo al Tribunal que bastaba con el testimonio de Subirachs.
Subirachs también declaró que “el homicidio fue inmediatamente posterior a la relación sexual”, “no hubo un armado de la escena” y que a lo largo de los 15 años que transcurrieron desde el crimen “quisieron invalidar nuestro trabajo. Diciendo que Nora había muerto en otro lugar, atacando nuestro trabajo y el del bioquímico (Daniel) Zabala”.
El forense apuntó también a Gustavo Vidal Lascano, actual integrante de la Dirección de Control e Investigación de las Fuerzas de Seguridad de la Provincia y ex fiscal General de la Provincia cuando fue ocurrió el asesinato de Villa Golf: “En los primeros días de diciembre de 2006 llega el primer informe del Ceprocor (el laboratorio provincial) diciendo que no había rastros genéticos, ni semen. El fiscal General Vidal Lascano vino a Río Cuarto en esa fecha y cuando un periodista le pregunta sobre el informe del Ceprocor y sobre la posibilidad de que las muestras hubieran sido mal tomadas, respondió “es probable que estuvieran mal tomadas”, criticando nuestra labor científica. Y ahí empezaron los cuestionamientos a nuestro trabajo. Luego el FBI puso las cosas en su lugar, avaló nuestro trabajo, descartó la presencia de ADN de Facundo Macarrón y de más de 20 personas que estuvimos en la escena del crimen, incluido el suegro de Nora, Félix Macarrón. El FBI confirmó nuestra investigación”.
En otro párrafo aclaró la declaración en este juicio, semanas atrás, de Daniel Lacase, en la que el ex vocero del viudo Macarrón había contado que el médico Subirachs habló de “fiesta total” la noche del crimen de Nora: “Yo pedí permiso a la fiscalía para asistir al velorio de la señora Dalmasso, porque era la esposa de un colega y amigo social y laboral. Con el doctor Macarrón no éramos amigos íntimos. En el velorio, Macarrón me pide en un aparte que le cuente qué había visto en la escena del crimen y yo le conté lo que vimos. Nunca hablé de “fiesta total”, eso que salió a decir después, fue una verdadera canallada”, declaró el testigo mirando a los ocho jurados populares.
También contó un dato anecdótico: en su adolescencia, Nora Dalmasso asistía a una academia de danzas clásicas que tenía su madre en Río Cuarto, y allí la conoció. Subirachs aclaró que no eran amigos con la mujer asesinada.
Cuando el presidente del Tribunal, Daniel Vaudagna, le preguntó al defensor Marcelo Brito si iba a realizar alguna pregunta al testigo, respondió negativamente, para sorpresa de todos. Brito durante la etapa de Instrucción puso en duda la tarea de los forenses de Río Cuarto y contrató como peritos de parte al criminólogo Raúl Torre y al forense Osvaldo Raffo, quién durante la pasada dictadura cívico militar trabajó bajos las órdenes de los genocidas Ramón Camps y Miguel Etchecolatz. Torre y Raffo firmaron un informe de 20 páginas que fue presentado al fiscal de instrucción Javier Di Santo donde detallan que “Nora Dalmasso fue sorprendida, golpeada, violada y estrangulada”. Ocho meses después del homicidio de Nora Dalmasso la dupla contratada por Brito encontró “una mácula supuestamente de sangre”, que había en el piso de la habitación del crimen. Esa mancha que milagrosamente trascendió al paso del tiempo y no fue detectada por los investigadores oficiales, tampoco fue reveladora de nada.
Aval a los forenses de Río Cuarto
El médico y psiquiatra forense Mario Vignolo, director del hospital Iturraspe de San Francisco también declaró ayer frente a los jueces de la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto. Al igual que Ricardo Cacciaguerra, Vignolo fue consultado como observador por el fiscal Di Santo. A diferencia de Cacciaguerra que declaró en la instrucción y ahora en el juicio a favor de la familia Macarrón, Vignolo antes y ahora apoyó decididamente el trabajo de Subirachs, Ferreyra y Mazzuchelli: “Nora Dalmasso tuvo una relación sexual consentida, algo brusca, pero consentida. Por alguna situación de conflicto que surgió durante la relación, el asesino se valió de un cordón de bata que estaba a los pies de la cama y estranguló a la señora Dalmasso. Esto habla de que no hubo premeditación”.
Vignolo aclaró que “esto no es matemático, pero casi está descartada la violación”, al responder cuando le preguntaron sobre la posibilidad de un ataque sexual. A lo largo de su declaración ratificó los dichos de Subirachs que “se trata de un doble nudo fijo, doble lazo y doble nudo, no deslizable”; y agregó que “yo tuve cuestionamientos por defender el accionar profesional de los forenses, me sancionaron por eso; pero lo fundamental es que los forenses pudieron determinar la data de muerte, la causa de muerte y las lesiones halladas. Coincidieron en eso los peritos oficiales y los otros peritos. Los forenses de Río Cuarto trabajaron bien, a conciencia y con un valor agregado: fueron honestos y dijeron la verdad”. En 2006, Mario Vignolo era presidente de la Asociación Argentina de Medicina Forense.
Al igual que lo sucedido con el forense Subirachs, cuando el juez Vaudagna le preguntó al defensor Brito si iba a interrogar al testigo Mario Vignolo, desistió de hacer preguntas.
El fiscal enojado
La semana pasada, cuando los periodistas vieron desde la sala de prensa, cómo el defensor Marcelo Brito intentaba aleccionar al fiscal Julio Rivero para dar una explicación común sobre por qué no fue citado a declarar el agroempresario Miguel Rohrer todo parecía indicar que el juicio terminaría sin una condena por el beneficio de la duda para Marcelo Macarrón.
Los periodistas de Río Cuarto señalaron públicamente que el juicio se había amesetado y sorpresivamente, Rivero convocó a declarar a los forenses que trabajaron en 2006 con el cuerpo de la víctima. Incluso mañana declarará el bioquímico policial Daniel Zabala, encargado de colectar y analizar las muestras de ADN, que el FBI analizó meses después y le dieron el sobreseimiento a Facundo Macarrón.
¿Qué pasó en el medio? Se supo que el fiscal Rivero mostró su enojo porque ni el fiscal General de la Provincia, Juan Manuel Delgado, ni los fiscales de Río Cuarto se mostraron interesados en la evolución del juicio para determinar quién asesinó a Nora Dalmasso.
En sus charlas con los periodistas, Rivero no adelanta opiniones para no ser invalidado por Brito, ya que el cuarto fiscal de la causa, Daniel Miralles, que había colocado a Macarrón en el papel de asesino material de su esposa, fue eyectado del caso por una chicana del defensor del viudo.
En la audiencia de ayer con los forenses de testigos, Julio Rivero estuvo muy interesado en saber cómo fue la mecánica del homicidio. Y ambos testigos dejaron en claro algunas cosas: no hubo una escena sexualizada, hubo sexo consentido y no actuó un desconocido, como escribió en su elevación a juicio el último fiscal de instrucción, Luis Pizarro.
Hoy está citado a declarar el bioquímico policial Daniel Zabala, quién también fue criticado duramente por el defensor del viudo Marcelo Macarrón; aunque el FBI y el propio Brito avalaron su trabajo, cuando fue sobreseído Facundo Macarrón gracias a las pruebas genéticas analizadas por Zabala.