Alberto Bertea sabe mucho. Y esta mañana lo dejó bien claro cuando declaró durante poco más de de cuatro horas como testigo en la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto, donde se juzga el asesinato de Nora Dalmasso y por el cual su viudo Marcelo Macarrón está imputado de haber ordenado y pagado a un sicario para cometerlo.
El testigo había sido nombrado por el gobernador José Manuel de la Sota como secretario de Seguridad de Córdoba en marzo de 2006, y el crimen de Nora Dalmasso, ocurrido la madrugada del sábado 25 de noviembre de ese año lo sorprendió en el cargo. Bertea renunció a su cargo el 13 de diciembre, 18 días después de ocurrido el homicidio: Rafael Magnasco, un abogado de Río Cuarto, de estrecha confianza suya que operaba de asesor en la Secretaría de Seguridad fue el primer imputado por la muerte de la mujer. Los rumores instalados aseguraban que Nora había muerto en medio de un juego sexual con Magnasco, mientras su marido Macarrón jugaba al golf en Punta del Este. La imputación de su asesor y el bulo de los amantes le costó la carrera a Bertea.
“Marcelo Macarrón tiene algún grado de participación (en el asesinato de Nora); el grado lo deberá determinar la Cámara”, apuntó el ex secretario Bertea, con voz segura, sin eufemismos y dirigiéndose a los ocho jurados populares y a los tres camaristas Daniel Antonio Vaudagna, Natacha Irina García y Gustavo José Echenique Esteve.
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Y ahí nomás, cuando los jueces le pidieron que amplíe su hipótesis hacia el resto de los partícipes del delito, Bertea avanzó: “Los que ejecutaron el hecho (…) no hacen falta pruebas contundentes, en nuestra Justicia se condena por indicios, también”.
Siguiendo la línea argumental de lo que ayer declaró Rafael Magnasco frente a los camaristas, jurados populares, el fiscal Julio Rivero y el defensor Marcelo Brito; hoy Bertea no dudó en adjudicar a Daniel Lacase un rol fundamental en la imputación de su ex asesor y en su posterior renuncia al área de Seguridad. El caso se politizó de la mano “del psicópata (Daniel) Lacase”, acusó el ex funcionario del gobierno de José de la Sota; y agregó que “se me involucra a mí junto con Magnasco, por una vieja deuda de un delirante. Transformó una situación lamentable familiar en un estrépito institucional para la Provincia de Córdoba”.
Al igual que Rafael Magnasco, Bertea recordó que “60 días antes del asesinato de Nora, ya se hablaba de que Magnasco era su amante. Eso quiere decir, que por lo menos lo organizaron con 60 días de anticipación”. El propio asesor de Seguridad había declarado ayer que meses antes del homicidio de Villa Golf, en algunos círculos de Río Cuarto lo situaban a él en una relación extramatrimonial con la esposa de Macarrón. Hoy Bertea dijo lo mismo: “No hay ni un solo llamado de Magnasco a Nora ni de Nora a Magnasco; no se conocían, no eran amigos”. Y acusó a Marcelo Macarrón y a su ex vocero Daniel Lacase: “Esta gente se cree que valen por lo que tienen y no por lo que son”.
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A cada pregunta del Tribunal, el testigo respondía con una batería de palabras: “Lacase es un manipulador, no lo ayudó en nada al imputado, ni a su familia, sólo embarró, desvió la investigación deliberadamente para ocultar los hechos”, acusó; y agregó que “utilizó a su enemigo más acérrimo que era yo”.
Mirando al defensor Marcelo Brito, Bertea le dijo: “¿Usted sabe que Lacase se hace el guapo, que anda haciéndose el guapo?”; y a los jurados populares les advirtió: “Esta locura de este mitómano del vocero hizo trastabillar al estado mayor de la Policía de Córdoba”; “hizo trastabillar al fiscal General de la Provincia de Córdoba, se produjo una conmoción”. Por el asesinato de Nora, el 29 de enero de 2007 el gobernador José de la Sota descabezó a la cúpula de Seguridad y de la Policía, además de pedirle dos semanas después la renuncia al fiscal General, Gustavo Vidal Lascano y reemplazarlo por Darío Vezzaro en febrero de 2007, tras la fallida detención del pintor Gastón Zárate.
Poniendo énfasis en los jurados populares, también dijo que “para extraerle sangre a Rafael Magnasco lo imputaron; pero a ninguno de las otras 23 personas a las que se les extrajo sangre se las imputó. Hubo un tratamiento diferenciado; esto estuvo absolutamente direccionado”.
No dudó en asegurar que “lo que decía el vocero era lo que pensaba Macarrón” y aclaró que “Lacase tenía un poder tácito para hablar en nombre de Macarrón”. Además advirtió: “Estamos viendo en el juicio que las y los testigos se están animando a hablar; están diciendo quién es Lacase y que es un hombre peligroso, de temer. Lo dijeron acá mismo”.
Cuando le preguntaron sobre su relación con el actual ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera, que en 2006 fue legislador y se alojó en Punta del Este con Macarrón; Bertea aseguró que “es una relación normal; incluso a veces nos hablamos por teléfono”. Y se encargó de diferenciar su disputa política con Mosquera de la que mantuvo con Lacase y lo tiene enfrentado hasta la actualidad: “En las elecciones municipales de 2008 que ganó Juan Jure a Luis “Tin” Sánchez; nosotros habíamos competido con Mosquera por espacios distintos. Sánchez le ganó a Mosquera que tenía su espacio y a mí, que competía por otro espacio interno del peronismo. Después, Jure le ganó en la general a “Tin” Sánchez. Si a uno le preguntan qué piensa del otro candidato, no le va a hablar bien, con Mosquera, los dos fuimos precandidatos a intendente y perdimos con Sánchez”, declaró el testigo en la sala de audiencias.
Sobre las diferencias con el abogado Daniel Lacase, aseguró: “Audité la empresa y surge que esta administración que cesaba tenía US$ 100 mil injustificables. Eso enojó al vocero”.
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Macarrón se defiende
Nuevamente, tal como lo hizo el miércoles, el viudo Marcelo Macarrón pidió la palabra tras la extensa y minuciosa declaración de Alberto Bertea. “Él decía lo que él pensaba. Nunca tuve un vocero en mi vida, yo tenía mi pensamiento propio”, se defendió el viudo Macarrón, diciendo que las expresiones de Lacase a los medios corrían por cuenta propia y no porque se lo ordenara él.
También dijo que en la rueda con los periodistas de todo el país del 5 de diciembre de 2006 en el hotel Opera, “realmente en esa conferencia yo estaba bajo el efecto de ansiolíticos y antidepresivos”, y aclaró que “él (Daniel Lacase) me convenció de que los medios se iban a volver a Buenos Aires”; y así se terminaría el acoso mediático.
En esa conferencia con los periodistas, Macarrón lanzó frases lapidarias contra la víctima: “Si se ha equivocado en los últimos tramos de su vida, la perdonamos totalmente. No soy quién para juzgarla, y si se equivocó la va a juzgar Dios”, sentenció el viudo, ese cálido atardecer del martes 5 de diciembre de 2006 en el entrepiso del Hotel Opera de Río Cuarto. Cuando le preguntaron sobre la posibilidad de un crimen por encargo, el viudo respondió: “Yo creo que sería ridículo matar a la mujer amada”; y aclaró que no sabía quién podría haber ordenado el crimen: “Encargo mío, no”. También acusó a Nora de tener “algún problema psicológico” por su presunta infidelidad con Rafael Magnasco, lo que resultó ser un montaje.
También contó que tras el asesinato de su esposa, le pidió a Lacase “que me diera una mano, porque era abogado de Nora; y como él no era penalista recomendó a (Rubén) Tirso Pereyra y a (Benjamín) Sonzini Astudillo”. La dupla de abogados cordobeses renunció el 27 de marzo de 2007 y desde allí se hizo cargo de la causa como defensor de Facundo, primero, y de su padre, después, el penalista Marcelo Brito, ex fiscal General del gobierno de José de la Sota.
El anfitrión contra Lacase
El miércoles, al cierre de la jornada judicial, declaró Nicolás Curchod, funcionario del Poder Judicial en 2006. En su declaración acusó a Lacase y Macarrón de direccionar la investigación: “No sé quién la mató, pero la muerte de Nora estuvo organizada de punta a punta”. Y agregó: “Nos tiraron una muerta a nosotros. Nos liquidaron política y judicialmente; a mí me cortaron la carrera judicial”, dijo.
Nicolás Curchod era el dueño de la quinta de Banda Norte donde se realizó el famoso asado señalado por Lacase tras el crimen de Nora, en el que participaron Bertea y Magnasco, además de otros funcionarios provinciales. Los funcionarios de Seguridad se habían reunido para festejar la llegada de Bertea del exterior, de una gira para adquirir pertrechos para la Policía cordobesa.
Ante los jueces y jurados, el testigo acusó a Daniel Lacase de tener “peso político, contactos que hace valer; cuando se pelea con alguien, se pelea con todo su entorno” y lo calificó de ser “un tipo jodido”.