Hace días se estrenó el documental María Soledad Morales: el fin del silencio en Netflix que trae de nuevo el caso de la joven asesinada en Catamarca el 8 de septiembre de 1990, un femicidio que marcó la sociedad argentina por su brutalidad y las irregularidades de la investigación. Entre los diferentes involucrados que marcaron el caso se encuentra el ex suboficial y represor de la última dictadura Luis Patti. ¿Cuál fue su rol en el caso y qué fue de su vida después?
María Soledad Morales fue drogada, violada y asesinada a sus 17 años. El caso estuvo plagado de encubrimientos y, si bien involucró a diferentes “hijos del poder”, sólo tuvo dos detenidos que ni siquiera cumplieron su condena completa: Luis Tula y Guillermo Luque.
En 1991, y ante la resonancia del caso, el presidente de aquel momento, Carlos Menem, ordenó la intervención de los tres poderes de la provincia, destituyó al gobernador Ramón Saadi y envió a Luis Patti, represor durante la última dictadura militar para investigar el caso. Su llegada a Catamarca se vivió con optimismo al principio, pero solo terminó entorpeciendo la investigación por su complicidad con la corrupción catamarqueña.
Al llegar a Catamarca en enero de 1991, Patti aseguró que su misión era “buscar al verdadero culpable y no acusar a cualquiera”. Sin embargo, los hechos lo contradijeron y terminó definiendo el femicidio como un “crimen pasional” llevado a cabo por Luis “el Flaco” Tula, quien tenía una relación extramatrimonial con la víctima.
Lo cierto es que su estadía en Catamarca duró menos de dos meses: se fue el 3 de marzo, sin pruebas significativas y acusado de encubrimiento a Guillermo Luque, hijo del entonces diputado nacional Ángel Luque, quien luego sería condenado por el caso.
Qué fue de la vida de Luis Patti, ex suboficial del caso María Soledad
Hoy Patti, el ex subcomisario de la policía bonaerense, tiene cuatro condenas a prisión perpetua por secuestros y asesinatos durante la última dictadura militar, entre 1976 y 1983. La condena más reciente fue establecida en 2023 por el homicidio del ex diputado peronista Diego Muniz Barreto y por el intento de homicidio de su secretario, Juan José Fernández, que sobrevivió para contarlo.
Patti había sido condenado en 2011 por el secuestro y los tormentos que sufrieron ambas víctimas, pero había sido sobreseído por el delito de homicidio durante la instrucción de esa causa. Diez años después, con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación como querellante, se revirtió esa decisión en la Corte Suprema de Justicia al quedar probado que el entonces suboficial inspector de la Policía Bonaerense fue el primero en saber lo que iba a ocurrir con esas personas y se determinó que aportó los medios necesarios para garantizar la muerte de las víctimas.
Durante la dictadura, Patti había liderado la Comisaría de Escobar y la Brigada de Tigre de la Policía Bonaerense a cargo de grupos operativos. Con la vuelta de la democracia se mantuvo en numerosas dependencias policiales y, tras su retiro de la fuerza, se volcó a la política, con un discurso basado en la “mano dura” y la represión. Fue intendente de Escobar entre 1995 y 2003 y luego fue electo diputado nacional en 2005, pero su asunción fue impugnada por la gran mayoría de la Cámara por las denuncias sobre su accionar durante la dictadura.