Lucas Escalante (26) y Lautaro Morello (18) dejaron sus casas el último 9 de diciembre, mientras la gente festejaba el pase a semifinales de Qatar 2022 tras el triunfo ante Países Bajos. Si bien, en un principio, se habló de que ambos chicos de Florencio Varela también habían salido a celebrar, la mamá de uno de ellos confirmó que la historia no es tal cual se contó: Lautaro estaba esperando que ella llegara de trabajar en la parada y su mamá Estefanía lo mandó a casa por miedo a que le roben el celular. Tras ello, en sus estados de WhatsApp, mostró su deseo de ir a comer en McDonald's -uno de sus lugares favoritos- y por eso, posteriormente, Lucas lo pasó a buscar a bordo de su BMW. Tan solo unas horas después, el vehículo aparecería incendiado sin rastros de Lucas y Lautaro, que fueron reportados como desaparecidos.
El más joven de los dos todavía iba al colegio y trabajaba en un lavadero de autos que había montado con su hermano mayor durante la pandemia. Su vínculo con Lucas, casi diez años mayor que él, era "familiar": había estado en pareja con la sobrina de Estefanía -según contó la misma-, prima de Lautaro. Ambos tenían pasión por los coches y por esa razón, continuaban hablando. La última conexión en el celular de cada uno fue por la noche de aquel viernes y, desde ese entonces, los teléfonos permanecen apagados. Ambas familias radicaron la denuncia en la Comisaría 4° de Bosques y tras una intensa búsqueda, al día siguiente, la Policía Bonaerense halló en La Plata el BMW azul completamente quemado.
"Mi hijo me dijo que se iba a tomar una Coca Cola, es un nene que me pide permiso para todo. Tiene 18 años y todavía le compro alfajores en el tren, es mi bebé. No sé por qué estamos pasando esto, no tenemos por qué pasarlo porque mi hijo es un nene de la casa", dijo la mamá de Lautaro durante los primeros días de la investigación. Además, contó que no quería que se juntara con Lucas porque "manejaba fuerte".
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La investigación recayó sobre la Dra. Mariana Donbiovanni, titular de la UFI N°2 de Florencio Varela, muy discutida por ambas familias desde el inicio del caso. Todo se dificultó aún más cuando hallaron dos cuerpos calcinados en el interior de una camioneta Citroën Berlingo en la localidad de Guernica, en un predio ubicado en el cruce de la Av. Néstor Kirchner y la Ruta 16. El alerta, lógicamente, se disparó ya que ambos cuerpos eran irreconocibles. Ambos tenía brackets; pero ni Lucas ni Lautaro usaban. Otra teoría, que finalmente fue descartada por la fiscal.
La desesperación y la incógnita se mantuvo hasta el jueves 15 de diciembre, cerca de las 21.30 hs, cuando Morello fue hallado sin vida en Guernica, a la vera de la autopista en construcción Buen Ayre, en el partido de Presidente Perón. El joven de tan solo 18 años se encontraba boca abajo, "semicalcinado y en avanzado estado de descomposición" y según la autopsia, su muerte se produjo por "asfixia mecánica". A su lado, unas zapatillas Vans negras, una bermuda de jean y la camiseta de la Selección Argentina; indumentaria que usaba el joven al momento de su desaparición. Su familia lo reconoció en la morgue judicial y tras el hallazgo, la causa fue recaratulada como "homicidio".
El sábado siguiente, la Justicia de Quilmes detuvo a Cristian Alejandro (hijo de un importante comisario de Quilmes) y Maximiliano Tomás Centurión (primo del primero), hasta hoy detenidos en la Unidad 35 y 28 del penal bonaerense de Magdalena, siendo los principales sospechosos del crimen. Si bien, hasta el momento, el motivo no fue determinado, la hipótesis principal de la fiscalía relaciona a la venta de los vales de nafta -pertenecientes a la fuerza provincial- como herramienta para atraerlo al lugar del hecho. Para su identificación fue clave la imagen de una cámara de seguridad, del 10 de diciembre a las 00.30 hs, donde se observa a Cristian cargando nafta en un bidón blanco que -sospechan- pudo ser empleado para incinerar el auto.
Muchos hallazgos atravesaron al caso, pero todas las pericias fueron negativas. Huesos en una bolsa que terminaron siendo de larga data, los dos cuerpos calcinados, un vecino que declaró haberlos visto preguntando por la casaquinta de los Centurión, ubicada en la localidad de La Capilla y muchas otras irregularidades. Tras los reiterados pedidos de justicia, ambas familias solicitaron públicamente que se aparte a la Policía de la Bonaerense, por riesgo a encubrimiento ya que un miembro de la fuerza estaba involucrado, el comisario mayor de la Bonaerense Francisco "Coco" Centurión. Finalmente, dieron lugar al pedido y la División de Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) se hizo cargo.
"Le pido a la familia Centurión, directamente a Francisco y a la mamá, que por favor le digan a su hijo que diga dónde está el mío. Por favor, con el corazón en la mano, les suplico que me digan dónde está... Encontrar aunque sea los huesos", dijo Marcela, la mamá de Lucas, tiempo después.
En el medio, la fiscal Dongiovanni pidió excusarse de la causa tras argumentar que recibió "constantes descalificaciones" por parte de los familiares de Lautaro. El juez de Garantías de Florencio Varela, Julián Busteros, decidió dictar la prisión preventiva para los dos imputados en enero pasado, procesados como coautores del delito de "homicidio calificado por ensañamiento y alevosía". El expediente pasó por varias manos hasta que el Dr. Daniel Ichazo, de la Unidad Funcional de Instrucción N° 1 descentralizada de Berazategui, se hizo cargo en febrero de este año.
Detenidos, pruebas e indicios: en qué instancia está la causa
A partir de la integración de Ichazo a la causa, se realizaron varias detenciones. En primer lugar, la del jefe de la seccional N° 4 de Bosques, Sergio Enrique Argañaraz, a quien se le dictó prisión preventiva en mayo por encubrimiento; varios investigadores establecieron que se negó, el 10 de diciembre mismo, a recibirle la denuncia por "averiguación de paradero" a la madre de Lucas y luego, obstaculizó de diversas maneras los procedimientos realizados. Semanas más tarde detuvieron el policía Ramiro Yair Forchinito por "falso testimonio" aunque, tiempo después, fue liberado bajo "caución juratoria" -prestar caución o fianza como forma de garantía personal y obligación a asumir responsabilidades-. Y por último, el comisario mayor de la DDI de Quilmes, Luis Alberto Zaracho, también por encubrimiento acusado de haber ayudado a los detenidos a "eludir la investigación", no preservando el domicilio donde habría ocurrido el hecho.
En las últimas horas, Francisco Centurión, exjefe de la Delegación Drogas Ilícitas de Quilmes, padre y tío de los dos imputados en el caso, debió ser trasladado a un centro asistencial con una herida de bala en la pantorrilla, luego de resistirse a su detención en el domicilio de residencia, donde además se volvieron a realizar allanamientos. Quedó imputado por los delitos de "sustracción de caudales públicos en concurso real con privación ilegal de la libertad agravada por haber durado más de un mes y por ser cometida con violencia" en perjuicio de Lucas. Fue desplazado de la fuerza por decisión de la dirección general de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense.
Según informaron fuentes judiciales a El Destape, se secuestraron y analizaron celulares del clan Centurión y allegados, a partir de los cuales se conocieron nuevos datos y también se tomaron testimoniales claves para detener al comisario de la bonaerense. "Estamos todavía a mitad de camino", expresaron. Por otro lado, la fiscalía maneja la hipótesis de que Escalante permaneció con vida los días posteriores a la muerte violenta de Lautaro. De todas formas, no creen que haya estado en la casaquinta todo ese tiempo: hay indicios y movimientos de antenas de celulares que muestran un derrotero durante los primeros días post desaparición y luego, viajes a la zona de Brandsen donde se están realizando nuevos rastrillajes.
"En diferentes dìas detectamos que dos celulares del clan Centurión se apagaban repentinamente por varias horas y luego se volvían a activar para no dejar rastros de geolocalización", señalan desde la causa. En esos días, el teléfono de Lucas se activó por última vez en una zona cercana al complejo de Aguas Claras. Pero posteriormente, los Centurión regresaron a la zona. "Todos los indicios nos llevan a pensar que, a la fecha, Lucas está muerto", añaden. De todas formas, cuentan, que la zona de búsqueda es muy amplia.
Tras los allanamientos, el comisario Centurión se negó a declarar y en la misma semana, se llevó a cabo el secuestro de teléfonos: dos de ellos hallados en las celdas de los detenidos, Cristian y Maximiliano; otros pertenecientes a las hijas del comisario y los dos restantes a la exesposa y a la actual pareja. Por otra parte, retuvieron tres cajas fuertes del domicilio de la familia -que serán abiertas por especialistas- y un bolso con una notebook, una tablet, otro celular, ropa, dinero y su pasaporte en el departamento de la novia, dando indicios de un intento de fuga.
Mientras tanto, la fiscalía trabaja en teorías para entender el trágico final de los dos jóvenes de Varela: si hubo un conflicto previo o si el vínculo entre los Centurión y Escalante estaba atravesado por algún otro negocio ilegal.