El crimen de María Marta García Belsunce en octubre de 2002 en el country El Carmel de Pilar parece ir llegando al final de la etapa judicial después de años de controvertidos pasajes entre juicios, condenas, anulaciones y libertades. Ahora, el Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires dio un paso más para quitar del todo a la familia y al círculo íntimo de la víctima de los expedientes con la ratificación de la condena a prisión perpetua al vecino de María Marta, Nicolás Pachelo. En un fallo de más de 100 páginas, los jueces Manuel Bouchoux y Fernando Jorge Mateos de la Sala V rechazaron todos los planteos de la defensa y confirmaron el fallo de los jueces Florencia Budiño y Luis Mancini que lo condenó a prisión perpetua por ser autor penalmente responsable de los delitos de robo agravado por el uso de arma y homicidio criminis causae agravado por el uso de arma de fuego.
El fallo que condenó a Nicolás Pachelo y que ahora avaló Casación Bonaerense, había señalado como prueba que tres testigos identificaron al condenado trotando en dirección a la casa de María Marta poco antes del horario del crimen. También habían visto a la mujer en bicicleta rumbo a la misma zona. De esta forma ubicaron a la víctima y al asesino en la misma zona y en el mismo horario. Sumado a esto, los antecedentes de robo de Pachelo en el barrio y el faltante de una caja fuerte de la escena del crimen fueron otra coincidencia que sirvió como indicio para los investigadores. Otro detalle que tuvieron en cuenta fue que Pachelo se movió en la zona que habitualmente se reunían los vecinos del barrio e incluso preguntaba por “la mujer asesinada” antes de que se supiera del crimen y todavía se hablaba de la teoría del “accidente en la bañera”.
Los jueces avalaron también la hipótesis de que María Marta García Belsunce conocía y podía identificar al delincuente que entró a la casa a robar, por eso luego de golpearla se aseguró la muerte ya que “se empeño en efectuar múltiples disparos más, todos a la cabeza, varios de ellos con características de remate” para, como definió oportunamente el forense, “asegurar la muerte de forma inmediata”. De esta forma consideraron que los antecedentes de discusiones y desconfianza de García Belsunce con Pachelo, ubicaban al vecino como principal sospechoso y más teniendo en cuenta que no se verificó ningún tipo de intrusión ni vulneración de la seguridad del barrio donde ocurrió el crimen. Para los jueces, la discusión alrededor del arma homicida quedó zanjada con la declaración de un trabajador de una tosquera que vio a Pachelo con una pistola y lo acompañó a comprar balas y probarlas. Allí contó que no siempre salían las balas y habló de pólvora vieja o poca carga de pólvora, lo mismo que consideraron los peritos que evaluaron las heridas en el cráneo de María Marta. Por último le dieron relevancia también al relato de un detenido que compartió celda con Pachelo y que dijo que él le había confesado el crimen y que había descartado el arma.
Para el Tribunal que confirmó la perpetua, “el extenso voto que sustenta la condena de Pachelo analiza una pluralidad de indicios concordantes que, en lo sustancial y de manera compilada, se mencionaron a partir de los cuales los jueces de la Sala II extraen una certera conclusión en torno a la culpabilidad del acusado, la cual no merece censura”.
A su vez, destacaron que “más allá de toda duda razonable acerca de la responsabilidad del acusado por un hecho punible, no basta la invocación de cualquier versión contrapuesta sobre la fijación de los hechos para objetar el análisis de la prueba”, señalando así que la defensa buscó contradecir la condena cuestionando los indicios pero sin poder ubicar al condenado fuera del ámbito del crimen. Ahora, frente a este fallo, la única circunstancia que le queda a Nicolás Pachelo es presentar un recurso ante la Suprema Corte de Justicia Bonaerense y, eventualmente, ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación en busca de revertir la sentencia que lo dejaría tras las rejas durante casi toda su vida.