Finalizó la cumbre climática (COP28) y se logró un acuerdo que insta a los casi 200 países a abandonar los combustibles fósiles para alcanzar el cero neto mundial para 2050, triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética hacia 2030. Es la primera vez que se realiza un llamamiento a abandonar por completo los combustibles fósiles generadores de gases de efecto invernadero, la principal causa del cambio climático.
Según explica la abogada ambientalista presente en la cumbre climática Claudia Moray a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, el Consenso de los Emiratos Árabes Unidos –nombre que recibe por el lugar donde se realizó la cumbre– plantea que para limitar la temperatura global a 1,5° con respecto a la época preindustrial, “se requieren ‘reducciones profundas, rápidas y sostenidas’ de las emisiones globales de los gases de efecto invernadero en un 43 por ciento para 2030 y del 60 por ciento para el 2035 en relación con el nivel de 2019. El objetivo es llegar a cero de las emisiones neta del dióxido de carbono para 2050”.
Otro de los puntos clave del texto es que los esfuerzos deberán estar puestos en “triplicar la capacidad energética renovable” y “duplicar la eficiencia energética media” de aquí a 2030, es decir, en tan solo siete años. El siguiente paso será “acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente el carbón sin medidas de reducción”, acelerar el uso de “combustibles con cero o bajas emisiones” y “efectuar una transición de los combustibles fósiles (…) de una manera justa, ordenada y equitativa”.
Además, los países participantes pidieron a la ONU la organización de un “diálogo anual sobre el balance de medidas” contra el cambio climático a partir de junio de 2024, en lugar de esperar ocho años como sucedió en esta instancia.
Quién pone la plata
Algo novedoso de esta cumbre climática ocurrió al principio cuando se aprobó la puesta en marcha del Fondo para Daños y Pérdidas destinado a compensar a los países que son vulnerables al cambio climático. Según se detalla en el sitio web oficial, la COP28 aseguró 792 millones de dólares para hacer frente a los daños y pérdidas sufridas por los fenómenos meteorológicos consecuentes del cambio climático, como inundaciones, sequías e incendios forestales.
Moray da cuenta: “Dicho así, suena a una gran suma de dinero. Sin embargo, el Fondo es a nivel global y, por ejemplo, solamente un país como fue Argentina sufrió una pérdida de 20 mil millones de dólares por la sequía y los incendios forestales. Entonces, la suma no es proporcional a los daños que se están sufriendo pero lo importante es que el Fondo está en funcionamiento”.
Reducir hasta eliminar
El texto final no fue el primero que se redactó; hubo un borrador cuya discusión giró en torno a una pregunta clave: ¿reducción o eliminación de los combustibles fósiles? Se consensuó en que quede la primera.
“Es un avance la reducción del uso de combustibles fósiles. Sin embargo, los países que más sufren, como los insulares, dijeron que esto es una sentencia para ellos porque ya viven las consecuencias climáticas, como la subida del nivel del mar, y exigen la eliminación”, detalla Moray a la Agencia. Y amplía: “Estas naciones necesitan que no pasemos el 1,5° porque las consecuencias son brutales. Actualmente estamos con una temperatura de 1,2° y, con este acuerdo, vamos hacia un escenario en el que se va a pasar el 1,5° o los 2°. Necesitamos mayores compromisos para reducir los combustibles fósiles”.
Otras de las críticas que surgen es que el texto habilita el uso de gas natural como combustible de transición. El problema radica en que se trata de un combustible fósil con menor impacto ambiental pero que está en línea con el petróleo y el carbón.
El secretario general de la ONU, António Guterres escribió en su cuenta de X (ex Twitter): “A quienes se opusieron a una referencia clara a la eliminación gradual de los combustibles fósiles durante la Conferencia sobre el Clima #COP28 , quiero decirles: Les guste o no, la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable. Esperemos que no llegue demasiado tarde”.
La próxima COP29 se realizará en Azerbaiyán y la COP30 tendrá lugar en dos años en Brasil, país que presenta cierta contradicción. Durante la cumbre climática que acaba de finalizar, Lula da Silva afirmó que “el planeta está harto de acuerdos climáticos incumplidos, de las metas de reducción de emisiones de carbono descuidadas, de la ayuda financiera a países pobres que no llega y de los discursos vacíos y elocuentes. Necesitamos actitudes y prácticas concretas”. A su vez, recientemente Brasil se incorporó como miembro observador a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Con información de la Agencia de Noticias Científicas