Temen que se discontinúe un proyecto que brinda ofertas culturales a los que menos tienen desde 1984: qué pasa con el Programa Cultural en CABA

En las últimas semanas decenas de profesores y talleristas, con varios años de antigüedad en el área, fueron notificados a través de un mensaje de WhatsApp de la “disolución” del programa. Desde el Gobierno porteño dicen que están en etapa de "reseteo", pero no hay fecha de relanzamiento. Uno de los proyectos ofrecía más de 600 talleres gratuitos en 36 centros culturales diferentes, con clases de rap, fotografía, tejido, orquesta, teatro, entre muchos otros. Qué pasa con la cultura en tiempos de Milei.

20 de febrero, 2024 | 18.19

La cultura, como dimensión de lo social, pero también como herramienta de política pública, constituye un dispositivo crucial de redefinición de lo político, de lo posible. La cultura puede ser un factor decisivo del cambio social, de la disputa por los sentidos comunes, de resignificación de los espacios de socialización y de estructuración de la vida cotidiana de las personas. En ese sentido la Ciudad de Buenos Aires ha representado desde hace siglos una usina de expresiones genuinas y una fuente inagotable de experiencias culturales diversas, híbridas, que han enriquecido y potenciado los espacios de participación popular y democrática. El teatro de vanguardia, el carnaval, los corsos, las ferias de artesanos, el tango, los artistas callejeros, los centros culturales y el arte en los barrios forman parte de la identidad, del corazón, de este complejo entramado urbano que nunca descansa. En las últimas horas, la denuncia de que está en riesgo un proyecto histórico para la participación ciudadana, como el Programa Cultural en Barrios (PCB), irrumpió en escena y generó temor entre los artistas. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires negó su cierre, en diálogo con El Destape

El PCB, que existe desde la vuelta a la democracia, y el Programa Arte En Barrios (AEB), que funcionaba desde 2016, estarían en riesgo. El primero se trata de una política histórica que nació en 1984 y ofrecía hasta hace unos meses más de 600 talleres presenciales y gratuitos, de libre acceso, en los 36 Centros Culturales que conforman el circuito porteño. Mientras AEB nació en 2016, de forma complementaria, con el objetivo de impulsar actividades culturales, gratuitas, a través de “talleres artísticos y de oficios, capacitación y generación de proyectos, festivales, eventos, salidas y visitas guiadas para todas las edades” pero atendiendo especialmente las necesidades de los barrios emergentes. Por sus características distintivas esta última iniciativa pertenecía a Cultura pero trabajaba en conjunto con Desarrollo humano y Hábitat, la Secretaría de integración Social y Urbana, y el Instituto de Vivienda. 

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En las últimas semanas, decenas de profesores y talleristas, con varios años de antigüedad en el área, fueron notificados a través de un mensaje de WhatsApp de la “disolución” del programa, el fin de su contrato y la transferencia de los equipos a la Dirección General de Promoción del Libro, las Bibliotecas y la Cultura. No obstante, hasta ahora no han sido notificados oficialmente ni han recibido explicaciones por parte de los nuevos funcionarios. Desde la cartera a cargo, dirigida por la flamante ministra Gabriela Ricardes, niegan la información sobre el cierre, así como la veracidad del mensaje que recibieron los trabajadores y trabajadoras. Según información oficial del GCBA, están trabajando en la fusión de ambos programas que previamente funcionaban de forma separada y fueron prácticamente abandonados a partir de la pandemia. Todavía no hay fecha establecida para el relanzamiento. Acerca de los despidos masivos, explican que, como el programa está en etapa de definición y reseteo, hay talleres que no van a seguir, cuyos profesores fueron notificados, otros que tendrán continuidad, y se incorporarán algunos nuevos.

Desde la cartera a cargo, dirigida por la ministra Gabriela Ricardes, niegan la información sobre el cierre, así como la veracidad del mensaje que recibieron los trabajadores y trabajadoras. Según información oficial del GCBA, están trabajando en la fusión de ambos programas que previamente funcionaban de forma separada y fueron prácticamente abandonados a partir de la pandemia. Todavía no hay fecha establecida para el relanzamiento. Acerca de los despidos masivos, explican que, como el programa está en etapa de definición y reseteo, hay talleres que no van a seguir, cuyos profesores fueron notificados, otros que tendrán continuidad, y se incorporarán algunos nuevos.

“Un pueblo sin cultura es un pueblo que puede ser comprado, arrasado y manipulado”

Hay experiencias culturales que dejan huellas nítidas en la subjetividad y el cuerpo de las personas, y quienes han formado parte de Arte en Barrios entienden que se trata de un espacio fundamental de participación que garantiza el acceso a la cultura de calidad en los barrios y territorios más vulnerables de la ciudad. En los más de 40  talleres semanales se encontraban personas de todos los grupos etarios,  desde infancias que allí transitaban su primer contacto con el arte, hasta adultxs mayores en busca de compañía y amistades. El arte y la cultura funcionan como disparadores. En el espacio de taller se buscaba potenciar y brindar herramientas, y al mismo tiempo la excusa perfecta para lograr un momento colectivo de disfrute y creatividad. La oferta incluía Rap, Fotografía, DJ y producción, Tejido, Maquillaje artístico, Orquesta, percusión, Serigrafía, teatro, Peluquería, Mordería, Costura, y Encuadernación, entre muchos otros, que se desarrollaban en las sedes de, por ejemplo,  Playón de Chacarita, Saldías, Barrio 31, Rodrigo Bueno, Zabaleta, Villa 21-24, 1-11-14, Los Piletones, Ciudad oculta, La Carbonilla, entre otros lugares. Además del trabajo en territorio, se desarrollaban actividades externas como la realización de muestras y murales en conjunto con referentes locales de los barrios, y visitas a grandes eventos artísticos en lugares emblemáticos de la cultura como el Teatro Colón y los Museos de la Ciudad.

“Ya en 2023 nos mencionaron que, al cambiar la gestión, había una posibilidad de que se desarme el programa, que quienes venían podían no estar interesados en mantenerlo", explica una de las talleristas que denunció el cierre y prefiere mantener su anonimato ante posibles represalias. "En diciembre nos comunicaron que no había novedades, tanto silencio era raro. Y hace poco nos comunicaron el desarme completo. La nueva gestión pasó por encima de todo nuestro esfuerzo y cuerpos que hemos puesto en entrar generando vínculos día a día, en cada barrio llevando cultura”, explica. La docente relata que en su origen se inauguró con un equipo enorme de profesionales de distintos lenguajes artísticos, multidisciplinar y la dinámica se transformó luego de la pandemia: “En ese momento, como no se podía entrar a los barrios, a lxs talleristas se los reubicó en otras áreas para que conserven su trabajo.  Muchxs de ellxs se fueron por la situación tan extrema, y luego al poder volver el AEB se reorganiza con menos personal. El deterioro también se expresó en el cese de la entrega de materiales y las formas de contratación ya que pasaron de estar formalizados, con aportes tributarios y obra social, a ser monotributistas, con contratos cortos y sin vacaciones pagas.

La tallerista expresa que el cese de AEB afectará directamente a niveles muy profundos en el tejido social de estos lugares: “Todavía no somos conscientes. Hemos generado vínculos con infancias, mujeres adultas de barrios muy complejos, madres solteras, adultxs mayores analfabetxs y alfabetizados, adolescentes, entre tantas otras comunidades. Nosotrxs en AEB hemos hecho equipo y red para accionar en cada espacio y comunidad. Estamos convencidxs de que hicimos y pusimos todo para modificar aunque sea un alguito de alguna tarde de invierno en algún barrio”. No obstante, vincula la decisión del gobierno porteño con una tendencia política, social y cultural más general que parte de una voluntad de “borrar, aniquilar, toda huella de pertenencia, identidad, de poder generar la multiplicidad de miradas, de que un pibe de un barrio puede lograr el goce estético y comunicar narrativas propias, barrer con todo aquello que nos deje manifestarnos, expresarnos, comunicarnos y entender que somos más que factores variables de mercado. Un pueblo sin cultura es un pueblo que puede ser comprado, arrasado y manipulado por el poder”.

“Sacarle el presupuesto a un programa así es una decisión política”

“El programa AEB surge de una iniciativa que se creó hace 40 años, con la vuelta a la democracia. El propósito era acercar el arte a los barrios, y la gestión de ese momento tuvo mucho que ver con repatriar a los artistas que estaban exiliados, y hacían shows y talleres. La idea era en vez de hacerlo en el Colón o en el Gran Rex, llevar a artistas a los barrios, además de talleres, salidas, paseos a museos – recuerda otra de las docentes del programa que ingresó en 2020 y al igual que su colega decidió mantener el anonimato – pero desde que estoy hubo muchísimo recambio, un vaciamiento y se fue achicando, hasta ahora que lo cerraron”.

Desde su experiencia como tallerista de poesía, pintura, y documental, destaca el rol social del programa, la calidad del mismo, y la libertad que tenían los profesionales a cargo para el armado de los programas. Además subraya que si no fuera por AEB muchísimas personas no accederían al arte y a la cultura. “Al mismo tiempo los talleres se abordaban desde diferentes maneras según la gente. Yo iba a dar un taller de poesía, por ejemplo, entonces empezaba de cero con algunos niños, empezaba con el alfabeto – explica socióloga, escritora y docente de poesía y pintura - los talleres de arte en barrios tienen mucho de alfabetización porque te encontrás con poblaciones que de pronto no saben leer y escribir. En los grupos, que no son ordenados, generalmente vienen niños y adolescentes, que llegan con sus hermanitos, su primito o su vecino, entonces terminás estás enseñándole al abecedario a un niño escribiendo un poema y pintando el abecedario para acercarlos con diferentes abordajes”.

En pandemia, por las medidas de aislamientos social el programa no podía ingresar a los barrios y se adaptó a la nueva realidad social. En ese marco recuerda la docente que “iba vestida de astronauta a hogares porque, en ese momento, los centros culturales y los espacios donde siempre funcionó estaban cerrados. Iba a dar talleres a hogares honde había chicos en tránsito o por algún motivo estaban chicos en hogares. Los encargados de los talleres se ocupaban de encontrar espacios donde dar los talleres”. Luego, en los últimos años de la gestión de Larreta comenzó a sentirse con más fuerza el desfinanciamiento y desarme de la política pública: cambios en las formas de contratación de los talleristas, que pasaron de ser empleados a facturar y mayores niveles de precarización laboral.

El cese del programa se lo enteró, tal como los demás, a través de una mensaje de WhatsApp de una de las coordinadoras: “El cierre de este programa le afecta directamente a la ciudadanía, a la identidad cultural porteña, porque es un programa que tiene 40 años de trayectoria, muchos artistas reconocidos pasaron por acá”. Acerca de la decisión, la docente entiende que no se trata de un tema económico sino político: “sacarle el presupuesto a un programa como éste es una decisión política, por más que desde el gobierno se lo adjudiquen a la falta de presupuesto, que no lo creo porque la Ciudad de Buenos Aires tiene presupuesto. Esto es una decisión política que va a afectar muchísimo porque, más allá de los profesores que nos quedamos sin trabajo, AEB beneficiaba a muchísimas personas en diferentes barrios que hoy están desolados”.

“Hay como una tendencia a destruir todo lo que es cultura”

Adriana participa hace décadas de los espacios gratuitos que brinda el gobierno porteño. Paso por talleres de tejido, de folklore, de pintura, también realizó viajes y visitas al teatro Colón, al Museo de Arte Español Enrique Larreta, a Secret Garden, y últimamente estaba acudiendo a un taller de Charango en el Centro Cultural Alfonsina Storni, cerca del abasto: “Yo empecé en la época de Alfonsín, cuando no se llamaba así, tenía otro nombre. Alfonsín hizo que se abrieran las escuelas públicas a la tarde llevando así la cultura. Participaban artistas que venían a dar sus espectáculos en las escuelas públicas con entrada gratuita para toda la gente”.

La historia de este programa se remonta a 1983, cuando el Dr. Raúl Alfonsín como primer presidente elegido democráticamente puso en marcha diferentes políticas y proyectos culturales para restablecer la participación ciudadana y reconstruir de los vínculos sociales destruidos por la dictadura cívico militar. Con ese propósito el campo cultural cobro un lugar relevante en la agenda y, entre otras políticas públicas, en 1984 la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires, a cargo de Mario O’Donnell, creó el Programa Cultural en Barrios con el fin de fomentar la descentralización de los servicios culturales, la revalorización de lo popular y generar espacios alternativos de producción cultural. Desde ese momento el programa ha permanecido en actividad, aunque con algunos vaivenes y matices producto de las decisiones políticas de los gobiernos a cargo.

Lo que más valoraba Adriana de los talleres es que permitían a cualquiera acceder a la cultura y brindaban además espacios de socialización y amistad: “AEB se trataba de llevar cultura a todas las personas que quisieran participar, ya sea de cualquier estrato social, o cualquier tendencia política. Ahí la gente se reunía para realizar cualquier taller como música, pintura, tejido, yoga, folklore. Es un espacio donde no solamente aprendes. Mucha gente venía a los talleres a socializar, un espacio donde se festejan los cumpleaños, donde cada uno lleva un poquito y se compartes. Es un espacio donde uno va al disfrute, a pasarla bien en todos los sentidos”.

“Al acceso a la cultura es muy significativo para un país. Un país necesita tener su soberanía y su identidad, y la cultura es parte de su identidad como país. Cuando anulan eso anulan un montón de cosas – señala acerca del posible cierre de AEB- además va a traer malestar porque todo lo que es cultura, el disfrute de la cultura, es un bienestar para la gente, es una alegría, es algo primordial en un país”. Asimismo, relaciona la decisión del gobierno porteño con la postura que ha tomado la gestión nacional con respecto al desfinanciamiento de la cultura: “Yo no creo que sean cuestiones de presupuesto, al gobierno de la Ciudad no le significa en sus arcas un gran presupuesto mantener las escuelas abiertas a la tarde y pagarle a los profesores. Van a destruir el INAMU o el INCAA, que es un organismo autárquico, que hace que entren divisas con la venta de las películas al extranjero. Así que yo creo que en realidad hay una tendencia a destruir todo lo que es cultura, no entiendo por qué, porque los países más avanzados dan mucha relevancia en la cultura que hace a la soberanía, a la idiosincrasia de un país”.