Durante la noche del miércoles extrajeron la caja negra del avión privado que se despistó en la ciudad de San Fernando y chocó contra una casa lindera al aeropuerto, lo que ocasionó la muerte del piloto y del copiloto. La pericia que podría ser clave para entender qué pasó.
La aeronave involucrada es un Challenger 300, perteneciente a la familia de Jorge Brito (dueño del Banco Macro y presidente de River Plate) y alquilado como vuelo chárter por un tercero, venía desde Punta del Este y no llegó a aterrizar en el aeropuerto. Tras despistar, se incrustó en una de las casas más cercanas al aeropuerto del municipio, desatando un incendio que terminó con la vida de ambos tripulantes. Afortunadamente, las personas que vivían en las casas afectadas lograron salir ilesas. Ahora, las causas del accidente las investiga la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado.
La caja negra del avión, pieza clave para saber qué paso: qué es y por qué la van a analizar
La caja negra de un avión es un dispositivo que almacena información durante los vuelos. En sí, está compuesta por el registrador de datos de vuelo (FDR, por sus siglas en inglés) que almacena información sobre los sistemas de la aeronave -como la velocidad, altitud y rumbo- y por el registrador de voz de cabina (CVR, por sus siglas en inglés) que guarda las conversaciones de la tripulación y otros sonidos. Estos dispositivos están diseñados para sobrevivir a accidentes graves y son la clave para la investigación de un incidente aéreo porque permite entender y conocer qué sucedió.
Por eso, la caja negra del Challenger 300 será sometida a las pericias correspondientes, lo que se espera dé a conocer los últimos momentos del vuelo previo al choque y si hubo algún tipo de desperfecto técnico que haya podido influir en el aterrizaje. Hasta ahora se estableció que el avión comenzó el vuelo desde Punta del Este hasta aterrizar en Uruguay, a las 11:44. Una hora más tarde, volvió a despegar rumbo a San Fernando y, a las 13:18, ocurrió el accidente.
Respecto a las víctimas, el piloto Martín Fernández Loza y el copiloto Agustín Oforte, todavía no se conoce con certeza las causas de su muerte. Por lo que resta saber los resultados de la autopsia que podrían señalar si alguno de ellos sufrió algún problema de salud previo a que se estrellara la nave. Desde la Policía Federal, tras la evaluación preliminar, plantearon la posibilidad de que hayan muerto por una asfixia provocada por la inhalación del monóxido de carbono que se acumuló en el interior del avión.
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