En 2018, un grupo de músicos, docentes e investigadores de diferentes áreas de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) iniciaron un proyecto para desarrollar bandoneones electrónicos, a los que bautizaron Alfa. A través del uso de herramientas de producción modernas como la impresión 3D, buscan crear instrumentos más económicos que faciliten la accesibilidad y puedan ayudar a revitalizar su uso. Además, la idea tiene otras aristas como el uso de herramienta pedagógica para el aprendizaje, la preservación del patrimonio cultural y la producción de conocimiento científico e histórico.
Pese a que viene de Alemania, el bandoneón es muy importante en Argentina y representa un pedazo de cultura nacional. Fiel exponente del tango –declarado patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO–, compositores como Astor Piazzola o Aníbal Troilo lo eligieron para expresar su música. Sin embargo, no se fabrica de forma masiva: los nuevos son caros y hay pocos luthiers que los hacen. Los más antiguos, por su parte, también tienen precios inaccesibles. De esta manera, se necesitan más de dos mil dólares para comprar uno.
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, Juan Ramos, licenciado en Música y Tecnología, docente de la UNQ y director del proyecto, cuenta: “Bandoneón 2.0 busca ayudar a democratizar el acceso a las nuevas generaciones. Se trata de un instrumento que recibió muy poca atención de las revoluciones tecnológicas del siglo XX y XXI”.
A su vez, Esteban Calcagno, director de la Licenciatura en Música y Tecnología de la UNQ e integrante del proyecto, agrega: “Lo importante del proyecto reside en dos cuestiones. Por un lado, caracterizar cómo suena y funciona el instrumento, algo que aún no ha sido estudiado científicamente, para generar un modelo similar que pueda transformarse en un producto consistente, tanto para su posible producción en serie, como para que los y las instrumentistas se sientan cómodos al ejecutarlo. Por otro lado, la necesidad de generar un grupo multidisciplinar alrededor de este desarrollo”.
Alfa, el bandoneón electrónico
Un bandoneón acústico tradicional es como una armónica enorme con teclas, que produce su sonido cuando el aire empujado por el fuelle hace vibrar a unas pequeñas láminas de metal llamadas lengüetas. Este sistema es muy caro de construir y bastante complejo de mantener. Por fuera, Alfa se parece mucho al clásico (las mismas teclas, un fuelle y hasta las correas para las manos que son iguales), pero por dentro es un instrumento completamente electrónico. Aunque tiene múltiples ventajas, la principal es el costo de los componentes electrónicos, los cuales abaratan el precio del bandoneón.
“Nuestro prototipo Alfa contiene algunos sensores electrónicos para detectar las acciones del músico como presionar una tecla o empujar el fuelle, que a su vez son procesadas por una pequeñísima computadora en el interior del instrumento. En vez de realizar un sonido, produce un flujo de información digital acerca de lo que el músico pretende tocar. Esto le permite al instrumento simular digitalmente el sonido que normalmente produciría el bandoneón tradicional”, destaca Ramos.
Por su parte, Calcagno sostiene que “tocar el instrumento es similar a como se toca un bandoneón acústico, lo que hace que no pierda expresividad en la forma de toque tan característica que conocemos en Argentina”.
Financiación para el desarrollo
En 2018, la idea recibió el apoyo de la Universidad Nacional de Quilmes a través de becas y subsidios de diferentes áreas. Diego Romero Mascaró, director de la Escuela Universitaria de Artes (EUdA) de la UNQ, resalta: “En 2016 creamos el premio a la innovación en arte, música y tecnología, que posibilitó la génesis del Bandoneón 2.0 y el desarrollo de varias iniciativas similares. Muchas de ellas tienen impactos que pueden verse reflejados en una democratización y una mayor inclusión en tecnologías o instrumentos que son de muy alto costo”.
Durante los últimos años, el equipo de investigación realiza una serie de estudios acústicos en bandoneones tradicionales para descifrar más detalles del instrumento. A partir de esos aprendizajes, elaboran el diseño de un nuevo bandoneón electrónico, que por ahora se llama Astor. “Uno de los mayores desafíos es obtener mayores fuentes de financiamiento y recursos humanos para el proyecto. Esperamos que Astor nos ayude a lograrlo y así poder ofrecer este instrumento a toda la comunidad”, advierte Ramos.
Bandoneón 2.0 es un proyecto dirigido por Juan Ramos, donde también participan Esteban Calcagno, Pablo Riera, Ramiro Vergara, Joaquín Rizza y Paulina Becerra.