Este miércoles, el cirujano plástico Aníbal Lotocki fue condenado a cuatro años de prisión por lesiones graves en la causa de mala praxis y a cinco años de inhabilitación profesional para ejercer la medicina, pero sus pacientes tendrán que acarrear de por vida las consecuencias de sus métodos ilegales de intervención. Gabriela Trenchi, una de las denunciantes, habló con El Destape y compartió su experiencia: "Me arruinó la vida".
"Me arruinó la vida y quiero que pague, que no opere más y que, en algún momento, pueda ir preso. ¿Se tienen que morir más personas? De eso tiene la culpa el juez que es quien le permite que opere", relató Gabriela Trenchi, quien fue intervenida el 7 de agosto de 2015.
Es preciso mencionar que Aníbal Lotocki, según un reporte del ministerio de Salud de la Nación que fue utilizado en el juicio en su contra "no posee título de especialista en Cirugía General ni tampoco la especialidad de Cirugía Plástica y Reparadora registradas" ante la cartera. Ese mismo personaje causó lesiones en el cuerpo de Gabriela, y en el de varias personas más, al usar un relleno en lugares del cuerpo en los que está prohibido su uso y en cantidades superiores a las sugeridas por la comunidad científica.
La paciente había pactado una cirugía en la que le colocarían hilos tensores en los glúteos, además de una pequeña lipoaspiración en la zona, extrayéndole grasa para mezclarla con plasma de su sangre y volverla a inyectar para dar volumen. Pero Lotocki encaró un proceso completamente distinto mediante el cual le colocó un producto de relleno que contenía "microesferas de polimetil metacrilato (PMMA)", según consta en la investigación.
A raíz de ello, Gabriela padeció la alteración del tejido celular de los glúteos mayores y los músculos de los muslos y piernas, "caracterizada por la aparición de granulomas o farmacomas, de difícil resolución quirúrgica".
"Lo que tengo ahora en las piernas es el material que me colocó y no se lo pedí", afirmó la empresaria al tiempo que rememoró el proceso al que fue sometida sin su consentimiento en el 2015. "Fui por los hilos tensores y salí rellena como un pollo. A las dos horas estaba descompuesta y me mandaron a mi casa con vómitos y él nunca se acercó. Hizo abandono de persona", compartió.
Luego de la operación, la mujer sufrió malestares y serios inconvenientes para movilizarse, por lo que debió ser internada el 17 de agosto de 2015 en el Sanatorio Los Arcos con un diagnóstico de "hipocalcemia sintomática, que evolucionó con parestesias generalizadas, trastorno deglutorio, cuadriparesia, paresia facial severa e insuficiencia respiratoria, que obligó a su traslado a terapia intensiva". Tras otra serie de complicaciones, que incluyeron que fuera intubada, recién el 25 de septiembre pudo comenzar su rehabilitación, que continúa bajo la modalidad ambulatoria.
En esa línea, la denunciante recordó una escena que define la negligencia del polémico cirujano. "Tuve que usar pañales por la sangre que despedía de la espalda y de las piernas, iba al baño todo el tiempo. De hecho, él me dio un diurético con el que me iba a terminar de matar, como me dijeron en el sanatorio en donde me compensaron el calcio y el potasio que me tomó el material que me puso", describió.
Sobre las consecuencias en el presente, a casi siete años de la intervención, informó: "Tengo las piernas tomadas y tengo un problema con el calcio por culpa de él". "De hecho, me puede agarrar una trombosis y morirme en el acto como me dijeron los médicos", advirtió.
"No hay una noche en la que no duerma del dolor que tengo en las piernas. Esto va a ser hasta el día en que me muera porque el material es imposible de sacar, lo grave es lo que tengo en las piernas y me las tendrían que cortar enteras. No quiero pasar por eso porque ya pasé bastante por Lotocki", lamentó.
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La negligencia de Lotocki amparada por la negligencia judicial
"Quiero que quede inhabilitado, no entiendo cómo puede estar pasando esto", expresó Gabriela Trenchi sobre la resolución de la justicia. Si bien el Tribunal Oral y Correccional 28 de la Ciudad de Buenos Aires encontró a Aníbal Lotocki penalmente responsable por las lesiones que les provocó tanto a ella como a Silvina Luna, Stefanía Xipolitakis y Pamela Sosa, el juez Carlos Rengel Mirat consideró que cuatro años era la pena ajustada.
"Mi abogada quiere esperar a leer la explicación del juez porque Lotocki a mí me estafó colocándome algo que está prohibido y que no se lo pedí. Al margen de que está prohibido y es malo, me puso algo que no le pedí", insistió la denunciante ya que el autoproclamado cirujano fue absuelto por el delito de estafa.
"Lotocki trabajaba con un polvo, yo fui por hilos tensores para la cola que los iba a rellenar con grasa de las rodillas, nada más. De hecho, es lo que decía la historia clínica. Le dije que no quería nada extraño además del proceso por el que fui", explicó Gabriela Trenchi en línea con lo anterior.
La mala praxis alude a la responsabilidad profesional por los actos realizados con negligencia (en tanto acto mal realizado por parte de un proveedor de asistencia sanitaria que acaba causando alguna lesión, o incluso la muerte, al paciente). Ésta puede ser producida por la imprudencia, es decir, por obrar con falta de sensatez; también por negligencia, en tanto se omiten cuidados necesarios o, bien, por no tener suficiente entrenamiento o experiencia para realizar un procedimiento específico.
"Está colocando un material que trae muchos problemas y no lo advierte. Yo lo que firmé fue por los hilos tensores. En un allanamiento pudieron rescatar la historia clínica pero ya estaba tachada. A las dos horas que me dio el alta para que me fuera, les puso que fueron muchas más", continuó Gabriela.
"Lo condenan a cuatro años cuando el fiscal pide 7"
"Lo condenan a cuatro años cuando el fiscal pide 7 años y 9 meses y, además, la inhabilitación a ejercer por diez años. De golpe, la bajan a cuatro años. Lo condenan por algo malo que coloca teniendo la muerte atrás de Cristian Zárate a quien le hizo una carnicería", reclamó en referencia al caso en el que Lotocki fue imputado, detenido y liberado el año pasado y pese al cual siguió ejerciendo "su profesión" en libertad.
"El juez puede dar la orden de que Lotocki no opere en tanto se hace el proceso judicial. Lamentablemente sigue operando y colocando ese veneno que puede provocar la muerte. Si no está preso, que por lo menos no pueda operar", insistió la empresaria.
Cabe señalar que, por el juicio de las cuatro mujeres pasaron un número importante de testigos que dieron cuenta del padecimiento que sufrieron luego de que Lotocki les inyectara el metacrilato, y también la junta médica que evaluó los procedimientos del médico esteticista.
A su vez, durante la investigación, la Fiscalía solicitó informes a la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires, a la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica Estética y Reparadora y a la Sociedad Médica Argentina, obteniendo como respuesta que Aníbal Lotocki no estaba registrado ni como miembro ni como socio. Aún así, el juez Carlos Rengel Mirat consideró que cuatro años eran suficientes para imputarlo.
"Hay cientos de personas dañadas que no quieren hacerle juicio porque las amenaza con demandarlas por calumnias e injurias o lo arregla con plata. Mucha gente por el dolor, por el cansancio y el gasto que implican los abogados no lo denuncian porque, además, tiene a la justicia de su lado", lamentó la denunciante.
"Me arruinó la vida y quiero que pague, que no opere más y que, en algún momento, pueda ir preso. ¿Se tienen que morir más personas? De eso tiene la culpa el juez (Carlos Rengel Mirat) que es quien le permite que opere y que sigue dañando vidas. Quiero que explique el juez por qué lo absolvió de estafas", agregó.
"Queremos que lo inhabiliten ahora y no cuando la sentencia quede firme. Para su abogada, él nunca tuvo la culpa de nada. ¿De nada es culpable? Hasta dicen que es inocente, se ríe en la cara de todos, tienen tanta impunidad. Es desgastante psicológicamente, pero yo no quiero bajar los brazos aunque lo esté haciendo contra la corriente", concluyó.