En la actualidad, el acceso a una salud de calidad y a un trabajo digno siguen siendo dos pilares muy importantes en la lucha del colectivo LGBT. Sin embargo, con el crecimiento de los feminismos, surgieron conceptos que ayudaron a comprender que las desigualdades no son similares para todas las personas y que se configuran a partir de la superposición de diferentes factores sociales como el género, la etnia y la clase social.
A esta configuración de factores que marcan diferentes desigualdades, los feminismos lo denominan interseccionalidad. Bajo este concepto, vivir una identidad autopercibida no significa lo mismo para quienes habitan en las grandes ciudades, como para quienes lo hacen en las periferias.
MÁS INFO
Militar la diversidad en el conurbano bonaerense
María Pilar Jiménez es la directora de la Consejería LGBT ‘Diana Sacayan’ del municipio de Tigre y fue la primera mujer trans en ocupar un lugar como trabajadora de la administración pública, en su distrito. Su lucha la convirtió en una referente para muchas mujeres, pero el recorrido fue duro.
“En mis 36 años, tuve 46 entrevistas de trabajo y nunca pude conseguir nada, hasta que no fue legal el Cupo Laboral Trans. La falta de políticas públicas que regulen nuestros derechos y el hambre te terminan empujando a la prostitución, a pasar frío, a la exposición y la inseguridad”, aseguró.
A lo largo de los años, por cada ley obtenida, hubo miles de mujeres organizadas que lucharon en las calles por dar un paso adelante en el reconocimiento de sus derechos. Esas redes de mujeres fueron fundamentales para crear entramados sociales que sirvieron de acompañamiento y contención para la militancia en cada región.
“La militancia peri-conurbana es compleja. Cuando encontrás a alguien que pelea las mismas luchas, es todo un hallazgo. Militar en las periferias no solo es pensar en la falta de estructura, es también como un viaje en el tiempo, con sistemas muy conservadores”, manifestó Alessandra Luna, coordinadora del dispositivo de Acceso Integral a Derechos y Salud ‘Diana Sacayan’, del partido de Almirante Brown.
Las regiones terminan por ser factores fundamentales a la hora de pensar las posibilidades y accesos que tienen el colectivo LGBT, en cada parte del país y el mundo.
No todo es una cuestión estética
Cuando se trata de personas trans, por lo general, en lo primero que se piensa es en el acceso a tratamientos de hormonizacion legales. Sin embargo, emprender un proceso de transición no solo se basa en tratamientos estéticos, los cuales a veces se realizan de forma clandestina, sino que la problemática es más profunda y compleja.
La activista brownniana se refirió a las reiteradas situaciones de discriminacion que sufre el colectivo y sostuvo: “Ser una chica trans-travesti en el conurbano es enfrentar un montón de vulnerabilidades. Gran parte de nuestros problemas empiezan con la falta de aceptación de la sociedad; que sigue con la lenta respuesta por parte de los Estados y termina en la necesidad de formar redes que son las que nos terminan por contener”.
Por su parte, Jiménez aportó: “Siento que todavía queda mucho trabajo por hacer en la sociedad y el responsable de generar conciencia es el Estado, que tiene que vigilar y controlar que los derechos de la población trans se respeten”.
La salud, entendida por la Organización Mundial de la Salud, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Sin embargo, diferentes factores sociales, económicos, geográficos o de género se constituyen como barreras, para el colectivo, cuando intentan acceder a una salud integral y de calidad.
En ese sentido, la edad promedio de las personas trans no supera los 35 años. La imposibilidad de acceso a una salud integral, las prácticas ilegales y la exposición que padecen en la calle, marca, no solo sus vidas, sino también sus cuerpos.
Una jubilación trans, para pensar el futuro
Con la sanción de la Ley 26.743, de Identidad de Género, Argentina se convirtió en un país pionero en la región por poner en la agenda política la perspectiva de género. Este avance, que tuvo como protagonista a los movimientos travesti-trans, se consolidó como un instrumento de libertad para el colectivo.
Pese al avance que significó esta ley, todavía no se logró reparar la expectativa de vida de las personas trans. En ese sentido Jiménez aseguró: “Este año ya volvimos a presentar el proyecto de ley ‘Reconocer es Reparar’, que otorga a las personas trans una jubilación temprana a los 40 años y estoy convencida de que lo vamos a lograr”.
Por su parte, Alessandra expresó: “Nosotres a los 40 años ya formamos parte de la vejez y eso se nota en nuestros cuerpos, que no soportan el paso del tiempo. Es nuestro deber luchar por las que no están y por las que todavía seguimos con vida”.
Entre las últimas medidas adoptadas por el gobierno, con el fin de ampliar derechos, en 2021 se aprobó el decreto 476/21, que le otorga a los ciudadanos argentinos la posibilidad de acceder a DNI y pasaportes no binarios.
Al igual que con cada uno de los derechos ganados, a lo largo de la historia, miles de personas trans han puesto su tiempo y su cuerpo por una lucha que, no solo continúa, sino que sigue abriendo puertas para las generaciones venideras.
“Toda la lucha que han hecho nuestras compañeras antes, y lo que estamos haciendo nosotras ahora, es para dejar un futuro mejor a las infancias trans. Donde se puedan llamar como quieran, donde van a tener la posibilidad de estudiar, de trabajar y hasta van a tener mejores condiciones de salud”, remarcó Jiménez.
En ese mismo sentido, Luna agregó: “Desde la sanción de la Ley de Identidad de Género, siento que cada vez hay más infancias trans-travestis que pueden transicionar con sus familias. Esta lucha, y la visibilización de nuestras vulneraciones, es para lograr que las infancias sean cada vez más empoderadas”.