El activismo LGBTIQ+ está de luto por la shockeante partida de un líder imprescindible, Cesar Cigliutti, quien murió hoy. Además de ser el Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), fue un referente indiscutido del movimiento queer argentino, acompañando en la lucha a líderes de la talla de Carlos Jauregui e Ilse Fuskova.
“Todos pensábamos que, con la democracia, automáticamente íbamos a obtener derechos para nuestra comunidad. Estábamos muy equivocados. La policía nos llevaba detenidos a las comisarías simplemente por caminar en una calle cualquiera. En ningún sitio había paz para nosotros; era común que se realizaran “razias” en las discotecas y pubs. La Policía tenía el poder de imponernos los entonces vigentes edictos, en especial los incisos h) y f), que penaban el escándalo en la vía pública y el estar vestido con ropas del sexo opuesto. Otra maniobra persecutoria era detenernos por la ley de averiguación de antecedentes. Si sumábamos tres edictos en un año, íbamos directamente a la cárcel”, relataba Cigliutti, en una entrevista con este periodista en 2017.
En su larga trayectoria ha sido el pilar fundamental de campañas como Stop-Sida que ha impactado en los servicios de salud de la Ciudad de Buenos Aires y ha recibido el apoyo de la OPS, el Fondo Global, el Ministerio de Salud de la Nación. Cigliutti ha realizado numerosas presentaciones y ha colaborado con publicaciones sobre temas de discriminación, HIV, adopción de parejas homosexuales y Derechos Humanos. A través de la CHA contribuyó en la obtención de una Ley de Identidad de género en la Argentina.
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En 2003 logró unirse civilmente con su pareja y también activista, Marcelo Suntheim, luego de una larga batalla legal que culminó con la aprobación de la primera Ley de Unión Civil para parejas de mismo sexo en América Latina. También dio su apoyo, años más tarde, a la Ley de Matrimonio Igualitario, tramitada y aprobada por el Congreso de la Nación Argentina. Otros hitos en su historia de militancia en la CHA han sido la obtención del reconocimiento de la pensión por fallecimiento para las parejas del mismo sexo y el reconocimiento de la identidad de género en el DNI de Tania Luna.
Su recuerdo de la Primera Marcha del Orgullo LGBT
“Es hora de que hagamos una marcha acá en Argentina”, fueron las palabras que dijo Cesar Cigliutti a Carlos Jauregui en una charla. Luego de los años transcurridos, numerosas organizaciones lésbicas y travestis habían surgido en respuesta al sistema patriarcal. Las minorías se sentían empoderadas, pero faltaba algo que marcara un giro a la hora de visibilizar al colectivo.
El debate surgió por la utilización de la palabra “orgullo”. En un principio, se barajaba la opción de “dignidad”. Cigliutti, quien pujó por el primer término, reflexionó, en diálogo con este periodista: “La traducción de Pride es orgullo. Y la antítesis del orgullo es la vergüenza. Entonces, ¿por qué orgullo?: para enfrentar la vergüenza”. El 2 de julio de 1992 llegaría el tan ansiado día.
“Yo marché con máscara. Hacía un frío tremendo y seríamos alrededor de 200 personas. Recuerdo que cantábamos: ‘Orgullo, orgullo, orgullo que camina, los gays y las lesbianas por las calles de Argentina’. Y para los transexuales el cántico era: 'Documentos legales para los transexuales'”, contaba Cigliutti y agregaba que en un principio se quería marchar por Avenida Santa Fe por la carga emblemática que tenía para la comunidad LGTB. “Cada año, cuando está por arrancar la marcha me emociono por todo lo que conseguimos”, decía. Toda tu labor no será en vano, deja una profunda huella en toda la sociedad argentina, y seremos las jóvenes generaciones quienes honremos tus luchas. Hasta siempre, Cesar.