La Organización Internacional del Trabajo (OIT) dio a conocer los datos de la primera encuesta mundial sobre experiencias de violencia y acoso en el trabajo que arroja datos contundentes. Así, reveló que una de cada cinco personas trabajadoras sufrió al menos una modalidad de violencia y acoso en el trabajo durante su vida laboral. Para dimensionar la magnitud de esta problemática, son 743 millones de trabajadoras y trabajadores (el 22,8 % del total).
"La violencia y el acoso en el trabajo están muy expandidos en el mundo", describe la OIT, en conjunto con la fundación Lloyd's Register y el instituto de sondeos Gallup. La violencia y el acoso psicológico es la modalidad más experimentada tanto en varones como en mujeres. Sin embargo, la violencia física fue sufrida por una de cada 10 personas con una prevalencia mayor en los varones, Por el contrario, la violencia y el acoso sexual afectó a una de cada 15 personas en su trayectoria laboral en su mayoría mujeres.
Gisela Dohm, especialista en el abordaje de las violencias en el mundo del trabajo, analizó el resultado de la encuesta y afirmó: “Este estudio ofrece un dato significativo que es es el impacto diferencial en jóvenes, migrantes, especialmente si son mujeres. Además, las personas que sufrieron discriminación en el trabajo por razón de género, edad, discapacidad, nacionalidad, etnia, religión estuvieron más expuestas y vivenciaron en mayor medida violencia y acoso laboral”.
El informe constató que sólo la mitad de las víctimas a nivel mundial ha revelado sus experiencias a otras personas y, con frecuencia, sólo cuando han sufrido más de una forma de violencia y acoso. Las razones más comunes de reticencia son “pérdida de tiempo” y “temor por su reputación”. Las mujeres eran más propensas a compartir sus experiencias que los hombres (60,7 por ciento frente a 50,1 por ciento).
En Argentina, los últimos datos representativos a nivel nacional datan del año 2018 y fueron elaborados por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo de la Nación en la Encuesta de Salud y Trabajo y muestra que tres de cada diez personas trabajadoras sufren violencia y reconoce un impacto mayor para las mujeres en la modalidad de acoso psicológico y el acoso sexual. Además, ofrece información sobre los impactos, es decir, que permite conocer los daños y afectaciones que tiene las personas en su bienestar y salud psicofísica.
Un dato que aportó Dohm es que "este fenómeno impacta negativamente en las organizaciones del trabajo de múltiples maneras". Entre las más reconocidas, mencionó "el incremento de la conflictividad laboral, de costos laborales por enfermedad profesional, accidentes de trabajo, ausentamos, bajo rendimiento laboral, pérdida de talentos, aumento de la litigiosidad laboral, entre tantas otras consecuencias negativas”.
Al respecto Gisela Dohm, comentó: "En este contexto y a la luz de la información circulante, las organizaciones del trabajo no pueden desatender o desestimar el impacto que este fenómeno". Y recomendó: "Para las empresas y el sector empleador, elaborar políticas de prevención y atención de la violencia y el acoso laboral desde una perspectiva de género y diversidad es una medida que no puede esperar más. Por supuesto, esto debe darse en un marco integral de acción donde se generen mecanismos de capacitación y sensibilización en la materia y las personas trabajadoras puedan identificar claramente cuáles son estas prácticas laborales inaceptables que generan daño y prevenirlas”.
Argentina ratificó el Convenio 190 sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo de la OIT y desde febrero del 2022 y esta normativa ya se encuentra vigente. Al respecto, Dohm analizó de cara al futuro: “Aunque aún no se vislumbre un debate legislativo que permita adecuar la normativa laboral local a los compromisos asumidos, las organizaciones empleadoras deben atender estas problemáticas de manera responsable y dando respuestas acordes y ajustadas a la magnitud que alcanza esta problemática y a los daños que esta genera en las personas trabajadoras y en sus derechos.
El Convenio 190 constituye el primer instrumento que habla específicamente de esta problemática y establece que la misma constituye un derecho humano de toda persona trabajadora a desempeñarse laboralmente en un espacio libre de discriminación, acoso y violencia. Atender esta problemática urgente debe ser un compromiso de todos los actores del mundo del trabajo.