El 8 de febrero la denuncia de violación que presentó Thelma Fardin contra Juan Darthés hace tres años en Nicaragua volvió a ser noticia. Contra todo pronóstico, el Tribunal Regional Federal de San Pablo se declaró incompetente para juzgar la causa que ya había completado toda la etapa probatoria y se acercaba a su resolución. No era para nada lo que el movimiento feminista argentino esperaba, de acuerdo a los rumores que estaban llegando desde Brasil respecto al curso que estaba tomando este agotador juicio.
Thelma no tenía por entonces una abogada en ese país que siguiera de cerca su caso y contaba solamente con el apoyo del fiscal Andrey Borges de Mendonça, quien construyó la acusación contra Darthés en base a la Justicia argentina y de Nicaragua, pero en paralelo estaba tapado con otros casos que debía llevar adelante por su rol de defensor público. Esa situación cambió hace cinco días cuando, gracias a la intervención de la modelo Anamá Ferreira, Thelma anunció la incorporación de Carla de Junqueira, una especialista en derecho internacional.
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En diálogo con El Destape, Junqueira destacó que el fallo que obligó a retrasar aún más el extenso proceso judicial demuestra “la perversidad del sistema jurídico”. Esta abogada, que se define como una defensora de la equidad de género, estudió en la Sorbonne y cuenta con más de 20 años de experiencia, celebró que ahora Thelma esté acompañada en Brasil porque esto “sana una asimetría en la asistencia jurídica”.
Junqueira también brindó su opinión sobre cómo se desarrolló el juicio hasta ahora, pero se enfocó particularmente en la declaratoria que revictimizó a Thelma y que ahora el tribunal pretende repetir. “No me parece que sus garantías de víctima denunciante hayan sido cumplidas”, remarcó con la voz un poco entrecortada al lamentar no haber estado antes al lado de Thelma.
Para la abogada brasileña, quien ahora está debatiendo con su equipo la mejor estrategia judicial para evitar que la sentencia se siga dilatando, el de Thelma “es un caso muy importante que puede manchar la reputación internacional de Brasil y convertirlo a los ojos del mundo en un país que protege violadores”. Explicó que esta investigación podría sentar un “precedente muy importante” inclusive para el caso que involucra nada menos que al exjugador de la selección brasileña Robinho, condenado en Italia por violar con un amigo y otros individuos a una chica de 23 años en un boliche de Milán en 2013.
—¿Por qué Thelma no tenía abogada o abogado en Brasil y por qué era importante que estuviera acompañada?
—Antes que nada, quiero comentar que quería hablar para esclarecer la situación porque noto que hay una angustia generalizada desde que se emitió el fallo. En lo que respecta a su defensa, ella no conocía a nadie en Brasil. Mirá que Brasil es un país gigante, continental. Ella confió en el fiscal Andrey Borges de Mendonça, una persona fiable que tiene una capacidad técnica increíble. Lo que pasa es que los servidores públicos tienen recursos limitados. Ellos deben trabajar en un montón de juicios y no pueden evidentemente darles la dedicación a cada uno de ellos como un abogado privado. Era muy necesario que ella tuviera una abogada acá para sanar esa asimetría de asistencia jurídica porque mientras el acusado tiene un estudio trabajando dedicado al caso, más opiniones legales de terceros, más recursos ilimitados, ella estaba simplemente con una ayuda de un servidor público con tiempo limitado.
—¿Por qué decidiste tomar el caso?
—Yo trabajo causas de equidad de género, tengo muchos estudios y experiencia en este tema y soy especialista en derecho internacional. Entonces, cuando Anamá me preguntó si podía ayudarla, me pareció que estaba totalmente en línea con mi experiencia, con mi profesión, con mis valores. Creo que aquellos que tuvimos el privilegio de estudiar y de alcanzar experiencia en la profesión cargamos una cierta responsabilidad con las causas que defendemos y la equidad de género es una de ellas para mi.
—¿Cuál fue tu primera opinión cuando recibiste todo el expediente?
—La prueba material es muy fuerte, muy contundente. Todo lo que vimos en la primera instancia apunta para un veredicto bastante consolidado hacia la condena y me parece que esa estrategia de la defensa de cuestionar la competencia es una estrategia de delación. Evidentemente esto benefició al acusado porque cuanto más se dilata el plazo más cerca se está de la prescripción y ahora me parece difícil revertir la decisión sobre la competencia. Estamos trabajando en ver cuál puede ser el mejor camino: si revertir la decisión sobre la competencia o si aceptar la competencia de la justicia ordinaria y pelear para que no se anule el proceso probatorio que se hizo hasta ahora, pero lo importante es dar celeridad y que el caso alcance una sentencia condenatoria lo mas rápido posible.
"Todo lo que vimos en la primera instancia apunta para un veredicto bastante consolidado hacia la condena".
—La justicia de Brasil y también la de Nicaragua había dicho que había pruebas suficientes para llevar adelante el proceso. ¿Por qué entonces se deja en suspenso un juicio por un delito tan grave como una violación cuando hay tantas pruebas y además el juez ya se había declarado competente?
—En la primera instancia el juez se había declarado competente, la defensa había aceptado la competencia del juicio federal y después, más avanzado en el proceso -cuando para mi la defensa se dio cuenta que la parte de mérito avanzaba hacia una condena- esta entró de vuelta con el habeas corpus para pedir la incompetencia del juicio. Entonces se elevó a un tribunal de alzada, fue votado por tres jueces y por dos votos a uno entendieron la incompetencia de la justicia federal. Es la perversidad del sistema jurídico, que permite hacer maniobras procesales para ganar tiempo y no avanzar en el mérito.
—En caso de que vuelva todo a foja cero, Thelma dijo que la someterían a un proceso revictimizante. A partir de tu experiencia en casos similares, ¿cómo impacta en las víctimas las decisiones judiciales en las que se retrotrae todo el proceso, más en un caso como el de Thelma, que se inició hace tres años en Nicaragua y después llegó a este país?
—No hay dudas de lo que dijo Thelma. Esto impacta negativamente en las víctimas claramente y es una locura que pase esto a esta altura porque, de nuevo, es la perversidad de un sistema que permite este tipo de discusiones sobre competencias. Hay precedentes para los dos lados de juicios que no anulan la instrucción probatoria y otros que lo anulan y hay precedentes de la Corte Suprema para los dos lados. Como el caso de Lava Jato, que es exactamente la misma situación: es un conflicto de competencias que anuló toda la instrucción probatoria de años y años.
—Ella declaró al principio del juicio, pero a Darthés no lo habían convocado todavía y lo citaron recién para que de su testimonio junto a los tres testigos que faltaban declarar, ¿por qué?
—No sé si ella va a volver a declarar. Es una posibilidad, pero no una certeza. Nosotros vamos a pelear para que no declare. No sé por qué el juez de primera instancia lo llamó a él recién ahora, en este momento, para mí porque lo quería hacer antes de tomar la decisión final, Él va a declarar ahora justo antes de que se reúnan los tres jueces de la Cámara del Tribunal Federal nuevamente.
—Thelma dijo en una entrevista recientemente que esta es una semana decisiva porque una nueva fiscal pidió que los tres jueces expliquen por qué se expidieron de esa forma. ¿Qué puede cambiar en los próximos días, de acá al 14 de marzo? ¿Cuáles son los escenarios posibles?
—Claro, lo que pasa es que, con el cambio de competencia, cambia también el fiscal. Entonces el fiscal que cuidó del proceso en toda la primera instancia ahora ya no está. Hay otra fiscal, una procuradora que asumió el caso en segunda instancia. Ella ya presentó un recurso llamado “embargos declaratorios”, a partir del cual se pide a los jueces que aclaren un montón de puntos, principalmente, por qué dejan de lado y contradicen antecedentes de la Suprema Corte porque ésta ya consideró en otras oportunidades que la justicia federal puede ser competente para estos casos. Ahora van a tener que dar explicaciones. Pero yo le expliqué a Thelma que, si bien esta es una semana clave porque puede ser que se defina la cuestión en los próximos días o hasta el 14 de marzo, el tema es que la figura del embargo es un recurso que permite recibir aclaraciones pero no tiene el poder de revertir una decisión. Es muy difícil que la decisión se revierta por embargos, pero sí sienta un precedente.
—Thelma adelantó que iba a recurrir a la Corte Suprema tras la anulación del juicio. ¿Cuáles son los pasos a seguir en ese caso y cuánto podría llegar a tardar la presentación y una potencial sentencia?
—En estos días nos vamos a juntar con todo el equipo que está trabajando en el caso para discutir la mejor estrategia. No estoy sola, hay un equipo de profesionales involucrados. El tema es que hay que estudiar bien los precedentes para ver si el cuestionamiento de esta decisión hay que hacerlo en las cortes superiores que, en general, tardan de dos a tres años en juzgar; o si eso no va a empeorar la situación, retrasar aún más este juicio. Otra posibilidad sería aceptar la justicia estadual y pelear por la no nulidad de los actos probatorios. Esta sería una posibilidad. Otra es presentar el recurso en las cortes superiores y paralelamente seguir con la justicia estadual, siempre y cuando una cosa no influya con la otr. Por eso tenemos que estudiar muy bien los precedentes para ver cual es el impacto de cada decisión.
—¿Cuál es tu opinión sobre la Justicia en Brasil? ¿Se juzga con perspectiva de género y se brindan generalmente las garantías necesarias a las mujeres cuando denuncian abusos?
—Hay de todo. En un país tan grande, con tantos estados y tantos poderes judiciales, se ve de todo. Depende mucho de la cabeza del juez. Hay muchas leyes, inclusive tratados internacionales y hay también jurisprudencia a favor de la mujer, pero podemos encontrar injusticias en algunos casos. Notamos que esto está cambiando cada vez más, gracias al impulso de las organizaciones feministas de juristas mujeres que se organizan para no dejar que estas cosas pasen, inclusive mujeres fiscales que se involucran en estas cuestiones.
"Ella se sintió muy impactada negativamente con la declaratoria, con las preguntas de la defensa. No me parece que deba ser así y es una pena que yo no estaba para defenderla ahí".
—En este sentido, ¿crees que se respetaron las garantías de Thelma durante el proceso? ¿Hubo alguna falencia?
—Yo no participé en el principio y es una pena porque la declaratoria de Thelma -esa en la que no se verificaron sus garantías protegidas, donde ella se sintió compungida- no hubiera pasado. Ella se sintió muy impactada negativamente con la declaratoria, con las preguntas de la defensa. No me parece que deba ser así y es una pena que yo no estaba para defenderla ahí. Hubo un caso similar en Brasil hace poco que inclusive originó una ley, la ley Mariana Ferrer. Hubo un padecimiento horrible de la víctima y se hizo un juicio después contra el abogado del acusado. Yo no estaba cuando declaró Thelma, no vi cómo fue pero no me parece que sus garantías de víctima denunciante se hayan respetado.
—¿Qué repercusión tiene en Brasil el caso?
—No lo tenía hasta el principio de esta semana, cuando con Thelma nos reunimos y decidimos hacer un trabajo de comunicación allá también. Me comuniqué con los colectivos brasileños, con Me Too Brasil (que publicó una nota de repudio), me comuniqué con la organización de mujeres fiscales (que están estudiando cómo la pueden ayudar desde la auditoría de la mujer) y con el grupo Mujeres de Brasil, que es el grupo más grande de Brasil. Esto no estaba repercutiendo pero días atrás el caso salió en un noticiero central importante y estamos tratando de llegar a la prensa nacional con más fuerza para que se sepa que este es un caso muy importante que puede inclusive manchar la reputación internacional de Brasil y convertirlo a los ojos del mundo en un país que protege violadores. Es un precedente además muy complicado para el caso de Robinho, el jugador de Brasil que fue condenado a 9 años de prisión en Italia y que se refugió en Brasil cuando Italia pidió su extradición.