El aula como campo de batalla y las calles como resistencia: radiografía de las pibas que marchan este 28S ante el avance de Milei

Tienen entre 15 y 18 años y son conscientes de la representatividad que implica marchar y ocupar las calles. Vieron cómo la lucha por el aborto se transformó en ley y hoy creen que la única forma de seguir velando por los derechos es no bajando los brazos. Las pibas que enfrentan a los votantes de Milei cara a cara, en las aulas.

Aborto legal en el hospital”, exclamaba la ola verde en agosto del 2018 a pesar de la lluvia, frente al debate en el Senado. Entre el canto y el eco de un grito colectivo, se colaban madres, abuelas y niñas, todas bajo una misma premisa: conquistar un derecho. Cinco años después, el escenario es otro.

Tras una pandemia y el aborto hecho ley -hito que se consiguió en 2020-, los feminismos vuelven a las calles este jueves 28 de septiembre para manifestar, luego del triunfo de Javier Milei en las PASO de estas elecciones 2023, su defensa a la interrupción legal del embarazo y la Educación Sexual Integral (ESI). También se movilizan en contra de los proyectos de país que plantean las derechas, el ajuste y el Fondo Monetario Internacional (FMI). En diálogo con El Destape, jóvenes de entre 15 y 18 años explicaron por qué es importante decir presente en la movilización.

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Por qué se marcha el 28S

Alma tiene 15 años. Está cursando en el colegio Esnaola y marcha cada 8 de marzo (Día de la Mujer) y 3 de junio (Ni una Menos). Afirma que "al movimiento feminista parece faltarle justamente lo que caracterizó la marea verde". Esa efervescencia y motivación por conseguir un objetivo concreto y colectivo: "Tenemos que mostrar que el feminismo tiene reclamos que no son cosa del pasado. Y además de seguir luchando por nuestros reclamos en el presente. Necesitamos seguir reivindicando los derechos adquiridos que Milei y Patricia Bullrich ponen en duda".

“Lo hago para cuidar lo que ya tenemos y luego buscar nuevas luchas dentro del movimiento. Hay que estar muy unidos y tener nuestros ideales bien firmes”, expresa Anna, de 16 años, de la escuela Rodolfo Walsh, sobre la marcha del 28 de septiembre. No es la primera vez que va a las calles: su familia la impulsó desde muy chica y recuerda acompañarlxs desde el 2013, cuando tenía 6 años.

Julieta, quien va a un colegio de Villa Domínico, se reconoce como feminista pero no está tan acostumbrada a participar de asambleas, tampoco tiene dudas sobre las consignas que las movilizan: "Voy porque no estoy de acuerdo con muchas cosas que plantea la derecha y quiero ir a luchar por eso, para que no tiren a la basura todo lo que logramos". Ella ya marchó en otras tres oportunidades, cuando tenía apenas 13 años y "siempre fue por el aborto legal", cuenta. "Se sintieron bastante poderosas", recuerda y dice que, desde entonces, "muchas cosas cambiaron". 

Maimará, alumna de una escuela de Longchamps de 18 años, marchó también en 2018 con 13 años por el aborto legal. Los espacios de discusión que abrió su tía sobre los micromachismos, siempre incentivándola a cuestionar lo establecido, la acercaron a los movimientos feministas. 

Las niñas que vieron alzar en alto los pañuelos verdes de sus mamás, tías o abuelas dejan de ser acompañantes y pasan a ser protagonistas: “Este 28 de septiembre marchamos con mis amigas con el pañuelo verde puesto porque sostenemos la autonomía de nuestras decisiones sobre nuestros cuerpos. Marcho para conmemorar la enorme lucha por la legalización del aborto en nuestro país, pero también contra la violencia de género y en defensa de la implementación de la ESI”, afirma Sofía, de 16 años, del Liceo 9 de Santiago Derqui, quien comenzó a marchar por la interrupción legal del embarazo en el 2019.

La necesidad de ir a la calle fue contundente. Para ella, como parte de la conducción del Centro de Estudiantes de su escuela, el resultado del 13 de agosto significó un antes y un después: “Las alarmas de la marea se prendieron en los últimos resultados de las PASO y estoy segura de que este movimiento no tiene miedo de salir a marchar”, afirma. En esa misma línea, Anna cree en la importancia de resguardar lo conquistado porque “es una propuesta política que no apunta a nuestros ideales, a nuestros derechos por los cuales venimos luchando hace un montón de tiempo”.

Victoria también está acostumbrada a militar. Tiene 18 años y fue presidenta del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires. Ahora cursa Derecho en la UBA. Se sumó a todas las convocatorias masivas de los últimos años. Este jueves marcha especialmente por la reivindicación de los derechos laborales y sociales, y por el temor a que se pierdan. "Hace mucho tiempo que se dejó de hablar de esto y nos olvidamos que el real feminismo son derechos sociales, colectivos, que se generan para las mujeres. No solo las mujeres por mujeres sino por trabajadoras y como actores sociales que efectivamente mueven la balanza de nuestra patria", afirma.

El aula, el espacio de batalla 

Anna, como otras de su misma edad, se enfrenta a diario a quien es la principal potencia electoral de La Libertad Avanza: los varones menores de 30 años, según los números post PASO. Las aulas terminan siendo, como lo fue tantos años la calle, un espacio de resistencia. Es allí donde Julieta cuenta que salen al cruce de "muchos discursos conservadores y ortodoxos" que no solamente tienen como interlocutores a varones, sino también a mujeres cis. "Me toca debatir mucho porque no están para nada informados (ni tienen ningún tipo de memoria) sobre las cosas que hicieron las ideas de odio en la Argentina y el fracaso que fue el neoliberalismo las tres  veces que estuvo", subraya. 

Anna tampoco deja de lado sus convicciones en la puerta de la escuela. “Siempre toca debatir con compañeros varones en las clases. Somos todos jóvenes de 16 años que votamos por primera vez en las PASO y hay compañeros más cerrados que otros. Es una batalla campal cuando se hace, los pibes tampoco quieren aceptar lo que piensan y lo que implica el plan de ajuste, un peligro para la Argentina”, expresa.

Sofía coincide en este punto: la lucha empieza aulas adentro. Cree que, de todo este escenario, lo más peligroso es el desinterés que muestran en los derechos conquistados: “En mi entorno, veo que muchos jóvenes varones apoyan a Milei y a menudo debatimos sobre sus ideas en las clases y en nuestras conversaciones cotidianas. A veces, es un desafío y se vuelve un debate desgastante al escuchar tantas barbaridades de compañeros tan jóvenes que han visto a su entorno luchar por la conquista de derechos”, cuenta. Cómo interpelarlos sigue siendo un punto de inflexión: “La mayoría de veces trato de verlo como una oportunidad para dialogar y contarles sobre los derechos de género y la historia detrás de ellos, pero, lamentablemente, a muchos varones les pasa por el costado si nos manifestamos preocupadas por este avance. Deciden usar el celular porque se creen ajenos a formar parte de la discusión”, subraya.

Mientras las estudiantes deciden ser parte activa de su futuro, observan que entre los varones jóvenes reina el silencio. "Espacios que antes interesaban, como por ejemplo talleres de masculinidades, ahora no tienen convocatoria. Cuesta cada vez más que los varones se copen en ámbitos militantes, como el centro de estudiantes", admite Alma sobre lo que se vive en el día a día en el colegio Esnaola.

El efecto "boomerang" y la amenaza de Milei

A diferencia del 2019, es difícil encontrar algún candidato que haya hecho campaña pensando justamente en los feminismos. Dentro del debate presidencial del domingo no se va a incluir tampoco la temática "géneros", un correlato de la reconfiguración que se está viviendo dentro de los feminismos.

"Es frustrante escuchar que responsabilizan a los feminismos por el avance de la derecha. Es una clara simplificación injusta de la situación", expresa Sofía sobre esta idea de que la agenda de género es, en parte, "piantavotos" y que ha perdido fuerza dentro de la campaña presidencial por el actual contexto político. "Los feminismos son quienes realmente luchan por la igualdad en la sociedad, mientras que la derecha a menudo promueve políticas que perpetúan la desigualdad", subraya sobre la importancia de esa diferencia.

Para ellas, buscar culpables dentro de un movimiento importante, como el feminista, habla más bien de la falta de información: "Me genera mucha bronca y también habla de mucha desinformación. No entiendo por qué se responsabiliza a un movimiento de que otro cada vez se potencie más. Milei es una figura mediática y por eso logró interpelar a la sociedad: habla de ser la nueva revolución, como un falso profeta", menciona Anna.

Para Alma, si Milei llega a la presidencia, el modelo que propone, no solo social sino también económico, "pone en riesgo a los derechos de los sectores de la población más vulnerados, como las mujeres y disidencias". 

"Es las redes y la calle"

La pandemia modificó prácticas sociales establecidas y obligó a muchos a relacionarse desde otro lugar con la tecnología, las redes sociales y otros espacios de discusión virtuales. Mientras las calles quedaban solo para los antivacunas que ponían en duda la ciencia, algunos se volcaron a la virtualidad para que los espacios conquistados no se perdieran.

Casi tres años después, el fenómeno libertario está cada vez más presente en el mundo digital y se convirtió en su vehículo predilecto para hacer llegar sus ideas más reaccionarias por fuera de los medios tradicionales. 

Para Victoria, los espacios de discusión de la juventud son las redes: "No es la calle o las redes. Es las redes y la calle. Y para poner el cuerpo primero tiene que haber masa crítica. Las redes sociales son una gran manera de generar masa crítica y colectiva".

Anna, por su parte, considera que las redes sociales son importantes para debatir con otras personas a las que es difícil tener alcance, que están en un círculo militante más cerrado: "Es un espacio clave para llegar a otros partidos. Yo las uso para informar y generar debate, no fomentar nada agresivo. Es muy importante porque cualquier persona que esté scrolleando en TikTok puede tener un dialogo que esté bueno, es ahí donde podés demostrar tus ideales".

Alma analiza que la derecha sabe capitalizar muy bien las características principales de las redes sociales: "Hacen contenido reaccionario, incendiario y muchas veces violento hasta el punto de ser deshumanizante, esto hace que sus videos y twits se hagan muy vírales".

Maimará dice que sigue "muchas páginas feministas" pero elige, cuando la bronca la sobrepasa, "responder al odio intentando explicar". "Lo pienso como medio de comunicación. No solo sirve tener las redes para fines estéticos, también sirve para apoyar estas causas importantes", remarca.  

"Lo que más les importa es el impacto, ridiculizar a su rival. Aunque estén diciendo cosas que son incorrectas y vos las estés desmintiendo, si logran ridiculizarte, para el espectador de la discusión, perdiste. Por eso creo que es importante saber retirarse de una discusión así", asegura Alma y, teniendo en claro que ese es el objetivo de los militantes libertarios, considera: "Las redes sociales son re piolas pero no permiten profundizar y concretar las discusiones importantes. Por eso es tan fundamental también marchar y poner el cuerpo".

En ese camino, Anna cree que toda militancia debe tener también el cara a cara: "Hay otras instancias de debate que son igual de importantes: las asambleas, las charlas dentro de las aulas, las facultades, las instituciones, las casas populares, las afichadas". Sofía concuerda en este punto: "Sirven para expresar mis opiniones y contradecir ideas que no se alinean a las mías, pero más me importa participar activamente en la vida real y en persona para generar cambios".

Para ellas, ocupar las calles, transitar las aulas, interpelar a sus compañeros y mantener viva la memoria no es más que velar por su futuro. Anna cree que, a lo que se viene, tampoco hay que tenerle miedo: “Al fin y al cabo todo miedo se enfrenta luchando y nuestros derechos, por más que los rechacen, van a ser difíciles de sacar si estamos organizados socialmente tanto como movimiento feminista como las diversidades, incluso, desde las escuelas”.

Cree que, al proyecto político de La Libertad Avanza, le falta un factor no menor: escuchar a las mujeres. “No puede llegar a ser gobierno si no interpela los intereses de las pibas y las diversidades. Yo confío en que el avance de Milei pueda frenarse gracias al movimiento feminista y más ahora que tenemos que estar recontra fuertes para luchar contra toda la derecha que se viene”. En ese camino cree que, toda revolución, no puede no integrar la perspectiva feminista: "Salir a romper todo no se puede lograr sin mujeres tampoco", concluye.