La fiscalía pidió la absolución y retiró la acusación contra "La china", la mujer de 43 años acusada de homicidio agravado por el vínculo tras sufrir una "emergencia obstétrica". Fue en el marco del juicio oral. Este lunes los integrantes del tribunal darán su veredicto. La mujer cumple prisión preventiva con arresto domiciliario luego de estar detenida en el penal de Ezeiza. El Comité Nacional para la Prevención de la Tortura celebró la absolución de “La China”, quien a lo largo del proceso estuvo privada de su libertad en el Complejo Penitenciario Ezeiza acusada de homicidio agravado por el vínculo.
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El lunes 14 de noviembre comenzó el juicio que llevó adelante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 30 de la ciudad de Buenos Aires. La causa fue caratulada como “homicidio agravado por el vínculo” y el juez a cargo, Luis María Rizzi, que tiene múltiples denuncias por haber revictimizado a una niña violada.
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La mujer estaba cumpliendo prisión preventiva en el penal de Ezeiza, pero el 25 de noviembre el tribunal le había otorgado el arresto domiciliario haciendo lugar al pedido formulado por el defensor de la imputada, Gastón Marano, y avalado por la Fiscalía. Su abogado alegó "la situación familiar" de la acusada y que es "inmigrante y no tiene otros familiares en el país".
En tanto, tras el pedido de absolución por parte de la fiscal Graciela Alicia Gils Carbó, los integrantes del tribunal darán su veredicto esta misma tarde. Se espera que sea absuelta del caso y quedé en libertad.
El caso de la China
La China, tiene 43 años, es venezolana y está detenida por la emergencia obstétrica -que no supo que tuvo- la noche del 15 de diciembre de 2020 cuando sintió un dolor fuerte en sus ovarios y lo asoció con las molestias que pasaba cada vez que menstruaba por sufrir del síndrome de ovario poliquístico. Por la mañana expulsó lo que consideró que eran coágulos, cuando en realidad estaba embarazada y estaba atravesando un parto en avalancha.
La China tiró las sábanas ensangrentadas en un contenedor de basura cerca de su departamento. Horas más tarde, un cartonero encontró esos restos en la basura y dio aviso a la policía por creer que se trataba de un feto. Una semana después, la detuvieron a ella y a su pareja.
Según un comunicado emitido por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la subjetividad de la China "está atravesada por condiciones que le impiden notar un estado de gravidez, su cuerpo no toma nota de los embarazos: no le crecen los pechos, no se le nota la panza, menstrua con regularidad". Remarcaron que "la negación del embarazo tiene una frecuencia de 1 en 475 nacimientos. Esto pasó, además, durante el primer año de la pandemia, tanto ella como su esposo y sus hijos subieron de peso y no accedieron a consultas médicas".
A eso, la organización de derechos humanos sostuvo la premisa de que lo que transitó la mujer fue “un parto en avalancha”, que no pudo registrar y en su caso, se sumó a su condición psicofísica. “Las emergencias obstétricas son bastante más comunes de lo que se cree, pero la justicia penal pone sus herramientas al servicio de la criminalización cuando quienes sufren esos eventos son mujeres pobres, migrantes, racializadas”, señalaron. Además, los médicos que la examinaron coincidieron en que presentó una "negación generalizada del embarazo".
También se encargaron de definir qué es una emergencia obstétrica: “Decimos casos como los de Belén (N de R: de Tucumán, absuelta luego de estar presa por más de dos años en una situación similar): situaciones involuntarias y traumáticas en el curso de un embarazo en las que una complicación en un parto inesperado, un parto en condiciones paupérrimas o un aborto espontáneo, en contextos de precariedad, miedo o vulnerabilidad, terminan en acusaciones penales graves, como homicidio agravado o abandono de persona”.
Los hechos, además, sucedieron durante el confinamiento de la pandemia por Covid-19, por lo que no se hizo controles ni pudo prever un parto.
La historia de La China en primera persona
La China es migrante. Llegó al país desde Venezuela en 2017 en busca de empleo. Es contadora y, antes de la detención, trabajaba y criaba a sus hijos de 13 y 18 años, junto a su marido.
La China decidió contar su historia en primera persona. La encargada de difundirla fue la escritora feminista Ana Correa. A lo largo del texto, la China cuenta prácticamente toda su vida, desde su infancia, sus trabajos para sostener a sus hijos, la migración a Argentina y la conformación de su familia. También, relata los embarazos que tuvo, que no notó, los que llegaron a término y los que no. El primero, por ejemplo, lo transitó en Venezuela, pero no lo supo hasta un tiempo después. “Ocho meses después tuve conocimiento de ello, ya que mentalmente, físicamente y hormonalmente nunca sentí ni padecí ningún síntoma común de embarazo: tuve sangrado menstrual mensualmente, sentía un cosquilleo como de dolor de panza normal, nunca me crecieron los pechos y el aumento de peso fue algo habitual para alguien que hace el cambio de vida que yo había hecho”, contó.
De hecho, ni siquiera fue ella quien notó el embarazo, sino su madre, que le señaló que la panza no era de una chica de 23 años con sobrepeso, sino de una joven embarazada. “Cuando supe la noticia mi sentido de culpa fue terrible”, reconoció.
Sobre el día en el que tuvo un parto en avalancha, relata casi el paso a paso: “Sentí un sangrado común de malestar menstrual, normal para todo el estrés acumulado por todo lo vivido en los meses anteriores”, dijo. Todo el mundo atravesaba una pandemia sin precedentes en condiciones de aislamiento obligatorio y tareas del hogar hipermultiplicadas, sobre todo, para las mujeres.
“Mi gran sorpresa fue entonces mi detención el 20 de diciembre de 2020 con una carátula que aún mi mente no puede entender ni procesar o explicar qué fue lo que me sucedió, lo que leo en los escritos hechos por otra persona que nunca me conoció, que no sabe nada sobre mi persona, de las situaciones que he vivido”, relató en la carta publicada en redes sociales. Esta situación, dice, la atormenta. No es sólo la detención lo que pesa sobre su cuerpo ahora, sino la violencia con la que fue tratada al momento de su detención. Estuvo tres días con los dedos negros por las huellas en la tinta y con la misma bombacha ensangrentada. “Ella no merece ni lavarse las manos”, contó que le dijeron.
Ahora que sabe que no es la única, tomó la decisión de hacer un llamado en la carta que escribió desde la celda en Ezeiza, pegada a la reja mientras sus compañeras dormían. “Esto que me pasó a mi le pasa a muchas mujeres más. Quiero que a gente despierte y conozca que hay mujeres que nos saben que están embarazadas, que no se dan cuenta”.
Hay presas por aborto en Argentina
La historia de La China, recuerda a la de Ana, de Corrientes, una joven que estuvo ocho meses detenida por una situación similar. También se puede ver en espejo con la historia de Belén, una joven absuelta por la Corte Suprema tucumana, tras pasar 29 meses presa acusada de haber abortado en el baño de un hospital. No son las únicas: un estudio realizado por la Comisión junto con el CELS, la Universidad de San Martín (Unsam) y otros investigadores e investigadoras, relevó 1532 personas criminalizadas y/o denunciadas por abortar en Argentina. Cuando en diciembre de 2020 la interrupción legal del embarazo se hizo ley en la norma 27.610, una de las primeras demandas de la Campaña fue que se revieran estas causas.