Son jóvenes, no vivieron la dictadura, pero trabajan para defender la memoria: "Que no vuelva a pasar"

El  proyecto de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) que impulsa, desde el 2002, para preservar la memoria. Cómo se mantienen vigentes tras 21 años de trabajo.

24 de marzo, 2023 | 00.05

Con el calor como cómplice, cientos de chicos se reúnen a fin de año. Son los participantes de Jóvenes y Memoria, un proyecto direccionado e ideado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), para sostener las consignas de memoria, verdad y justicia. Ellos trabajan duramente en la creación de contenido, de relatos, de testimonios, que luego se integran al Archivo General de la Nación. Los chicos se permiten jugar en la arena y escribir sus nombres y los nombres de los que ya no están, se lo permiten porque saben que el trabajo de revolver las tripas de la historia no es gratuito y ese derecho es su recompensa. Este evento se repite hace más de 20 años.

Jóvenes y memoria comenzó en el año 2002, después de que se fundara la CPM y llegó con la idea de crear una instancia donde las nuevas generaciones sean protagonistas de los procesos de memoria y que participen de la misma creación. Se forman grupos de investigación en escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires, en organizaciones sociales que trabajan con jóvenes y los distintos programas de educación no formal. Ellos deben desarrollar un proyecto sobre la historia de sus comunidades y también del presente, pero con perspectiva en los derechos humanos.

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A fin de año, de forma gratuita miles de jóvenes viajan y se reúnen para compartir durante largas jornadas la investigación en los hoteles provinciales. Algunas son en video, textos, expresiones artísticas, todo lo que pueda manifestar el resultado del año. 
 
“Lo que le proponemos a los jóvenes es que formulen preguntas, que investiguen los temas que a ellos les interese. No predeterminamos qué solo tienen que hablar de la dictadura militar, la idea es que ellos vayan proponiendo dentro del programa las inquietudes que tienen, tanto del pasado como del presente”, explicó a El Destape Sandra Raggio, directora de la Comisión Provincial por la Memoria. 
 
Sandra destacó que se busca que la idea de la memoria sea mucho más amplia y que los jóvenes puedan de a poco incorporar “otros tiempos históricos”, y celebró que son ellos mismos los que “construyen esos relatos a partir de sus propias preguntas, y eso ha generado que se activen muchos procesos colectivos en las comunidades”. 
 
La directora afirmó que es sumamente positivo que trabajen con fuentes primarias y no se queden sólo con los libros y la forma que otros cuentan la historia. “Van a la fuente a través del trabajo de campo. Lo que obliga a que después toda esa información se tenga que trabajar y elaborar una explicación de lo que pasó”, señaló.


 
Sandra reconoce que la experiencia se vuelve importante cuando los jóvenes les hablan a su propia generación.

Matías tiene 14 años, es estudiante de la Escuela Tecnológica Ingeniero Giúdici (ETIG), en Esteban Echeverria, y remarcó una y otra vez durante la entrevista que la experiencia fue fantástica, que la oportunidad de trabajar el tema le permitió explorar, incluso, en su familia y conocer mucho más de una época que los tocó de cerca. “Nosotros seleccionamos ‘Vida cotidiana en el marco de la última dictadura militar’”, explicó.
 
Asimismo, remarcó la etapa donde entrevistó a su familia: “Una de las personas entrevistadas, por ejemplo, es mi abuela que tiene a su prima desaparecida”. Matías aseveró que le gustó mucho poder analizar el presente tras explorar el pasado y remarcó que “es bueno que ahora haya democracia, libre expresión, libertad para pensar, en ese entonces no se podía”.
 
Con respecto al viaje, consideró que “se pudo aprender mucha historia argentina y recordar a aquellas personas que sufrieron, además de aprender a valorar nuestros derechos más que nada, y es un orgullo pensar que los jóvenes como mis compañeros y yo nos pudimos ponernos en los pies de aquellas personas y ser empáticos con lo que vivieron”.
 
Por su parte, su compañero Joel afirmó que sabía muy poco de lo que había pasado en la última dictadura y celebró que “se hagan estos proyectos, para que no se vuelva a repetir”. En tanto, subrayó que en la investigación “se pudo constatar que la gente sabía lo que pasaba y se cubría todo. Hicimos una mini encuesta con un par de preguntas que fueron pensadas para no ser tan invasivas”.

Como resultado, pudieron ubicar en el mapa lugares donde hubo secuestros. Heridas abiertas en el barrio, ocultas, pero cuando se acercaron pudieron ver que siguen abiertas. 

Desde el lado de las instituciones, Mariana Garay, preceptora del colegio y acompañante en el proyecto, destacó que el programa brinda muchas herramientas para trabajar en el aula sobre la dictadura militar. “Es obvio que es una época que ellos no vivieron, entonces eso hace que primero se empiezan a interesar por lo que pasó”, describió. 

“Muchas veces se descubren grandes cosas a partir de las investigaciones, como centros clandestinos, comisarías donde hubo detenidos de forma ilegal”, relató y profundizó: “Las investigaciones trabajan desde diferentes disciplinas, con profesores de lengua, de historia, de geografía, desde varias perspectivas”. En cuanto al cierre en los hoteles de Chapadmalal resaltó “muchos chicos ahí conocen el mar y tener esta posibilidad, esa experiencia, es algo especial dentro del programa”.

El programa impulsa a los jóvenes a buscar la historia, a relatar la historia y ser parte de un eslabón de relatos crudos y realistas, generados en su actualidad, con sus palabras y su entorno, como lo hicieron los jóvenes allá por los 70, sin querer perderse nada y absorbiendo todo. “Para que no vuelva a pasar”, dijeron convencidos tras enterarse, tras pensar, y darse cuenta que esta es la forma de que no ocurra nunca más.