El último miércoles 8 de marzo, como cada año, miles mujeres y disidencias colmaron las calles y las plazas de todo el país para manifestarse en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El lema central de la marcha que finalizó en el Congreso de la Nación fue “Con esta Justicia no hay derechos ni democracia. La deuda es con lxs trabajadores”. Los principales reclamos abordaron dimensiones vertebrales como la agenda económica y la situación de las mujeres trabajadoras, y la lucha contra las violencias de género y los femicidios. Pero además en el contexto actual se sumaron un fuerte cuestionamiento a la justicia patriarcal y clasista, y la denuncia por el considerable aumento de los niveles de violencia política que se viene registrando contra mujeres e identidades feminizadas, fenómenos que tienen el objetivo de desprestigiar y criminalizar a lideres femeninas como Milagro Sala y la vicepresidenta Cristina Fernández Kirchner.
MÁS INFO
#8M : la re politización contemporánea del Día de la Mujer
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
Si uno hace un repaso por la historia puede observar que hasta hace unas décadas para la mayoría de la sociedad el Día de la Mujer era una fecha de celebración comercial en la que se regalaban flores, bombones, y en el imaginario se resaltaban los estereotipos femeninos de género con una mirada binaria. Por una cuestión de calendario también formaba parte de las agendas políticas incluso en aquellos sectores más alejados de la lucha de los feminismos. Hasta fines del siglo XX para el sentido común se trataba de una efeméride más, completamente inofensiva para el status quo, despojada de su origen genealógico de lucha y su carácter político.
A partir del cambio cultural propuesto por los movimientos de mujeres y feminismos que volvieron masivos los reclamos, la mirada sobre el 8 de marzo se resignificó colectivamente y se retomaron las raíces históricas de la lucha por los derechos laborales y la justicia social. Fue finalmente con el boom de la ola Verde contemporánea, en el marco de la pelea por la conquista de la Ley de Interrupción Voluntaria del embarazo, que ese proceso de repolitización se consolidó. En ese momento lo atractivo del movimiento era su transversalidad y la llegada hacia una porción de la juventud sedienta de representación. De esta manera el #8M se incorporó a la agenda pública estable de manifestaciones populares, como son el 24 de marzo, el Ni una Menos o el 17 de octubre, y las acciones colectivas recapitularon las movilizaciones históricas de principios del siglo xx.
Juntos y su campaña antifeminista
Pero para muchos sectores que, por oportunismo y estrategia, simularon cierta cercanía y amabilidad, el romance duró poco. En los últimos años los sectores más liberales de la arena política dejaron de disfrazarse de verde para mostrar su lado más crudamente patriarcal y retrógrado, tendencia que se intensifica en medio del circo electoral y el cierre de listas que definirán quienes competirán por la banda presidencial. En este marco quienes rápidamente se sacaron las caretas fueron los posibles candidatos de Juntos por el Cambio quienes están jugando una carrera por alcanzar el discurso más regresivo y violento posible, empujados también por los números de Milei en las encuestas.
En un gesto para nada casual el 7 de marzo, a horas de conmemorarse el #8M, Horacio Rodríguez Larreta afirmó en una entrevista radial en el programa de Baby Etchecopar que de ganar los comicios eliminará la mitad de los ministerios actuales, entre ellos la cartera de las Mujeres, Género y Diversidad.
“No creo que la importancia que uno le dé a un tema en el gobierno depende de que tenga un ministerio, secretaría o subsecretaria”, se justificó el jefe de gobierno porteño. De esta manera replicaría una estructura similar a la que funciona en CABA donde existe una Dirección General de la Mujer, que es un órgano de tercera línea que cuenta con un presupuesto total de 0,04% en 2023.
Rápidamente quien se subió a esta movida fue Soledad Acuña, la ministra de Educación porteña, que decidió utilizar la fecha y el género como tema para además llevar agua hacia su molino reflotando el fantasma de la pandemia y el famoso lema “abran las escuelas” que parece ser el gran catalizador de su figura pública. “Me hubiese gustado escuchar al kirchnerismo defendiendo el derecho a trabajar de las miles de mujeres que tuvieron que quedarse en sus casas, con las escuelas cerradas, durante la cuarentena. No nos quedamos en la retórica y abrimos las aulas, también por una cuestión de género.” Y luego expresó: “Hay que poner fin, de una vez, a los relatos. Desde su creación, el Ministerio de la Mujer solo sirvió para la creación de cargos políticos y como caja para la militancia”.
Además aprovechando la tendencia de la jornada #8M, Acuña compartió en sus redes sociales una tierna fotografía tomando la mano de su beba recientemente nacida, hija que tiene junto a Diego Kravetz, con la siguiente frase: “Sigamos trabajando por nuestros sueños, por la libertad y por un futuro con más oportunidades. Por ellas, por nosotras, por las que vienen y vendrán. Juntas. #8M EL PROGRESO ES CON NOSOTRAS”. Su enunciación tenía un claro objetivo: representar la típica imagen de mujer madre, mujer defensora de los valores de la familia tradicional que los feminismos han “quebrado” y retomar los roles binarios de género. Algo muy similar al juego que pone en marcha Viviana Canosa, que resulta doblemente perverso ya que busca “legitimidad” desde dentro, es decir desde la propia figura de la mujer, contra el feminismo y sus políticas.
No resultan sorpresivas estas expresiones ya que varios miembros de la oposición han incorporado discursos anti feministas y anti derechos, y proponen en sus plataformas la eliminación del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad. Según un estudio denominado “Nuevas derechas y propaganda. ¿Qué dicen de los feminismos en Youtube y TikTok? Un aporte para pensar la comunicación estratégica de los sectores conservadores”, elaborado por la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad y la Fundación Heinrich Böll, la “agenda feminista” es uno de los objetivos políticos de las nuevas derechas y para ello dedican casi el 78% del contenido en redes a estigmatizar y atacar a los feminismos. El agravante es el gesto performático de instalarlo intencionalmente el 8 de marzo para sedimentar la legitimidad social de la fecha e incorporar a la conversación social discursos que parecían ya desterradas por los avances de las políticas con perspectiva de género.
La reacción de la derecha a las conquistas sociales
Desde el oficialismo la respuesta no tardó en llegar. Fueron varias las funcionarias que salieron a contestar el ataque. En primer lugar se manifestó la propia Ministra Ayelén Mazzina: "Hace tiempo que Larreta y ese sector insiste con el cierre del Ministerio. Hay que entender a dónde quiere llegar, porque a este Ministerio se lo ganó por el calor de las luchas feministas. El camino es con más y mejor Estado”. Luego Estela Díaz, su par en la Provincia de Buenos Aires, denunció que "a Juntos por el Cambio le fija la agenda (Javier) Milei" ya que "están viendo cómo cada día hacen propuestas cada vez más reaccionarias".
Por su parte Malena Galmarini, Presidenta de la empresa Aguas y Saneamiento (AySA), se sumó al repudio y señaló que los dichos de Larreta representaban “la respuesta de la ultraderecha”: “vienen por nuestros derechos, por los derechos de las mujeres, de los niños, niñas y adolescentes, y adultos mayores".
Incluso en el documento que leyeron las organizaciones en el acto frente a la Plaza de los dos Congresos se le dedicó un párrafo aparte a la Ministra Acuña y su gestión en las escuelas que incluyó la prohibición del lenguaje inclusivo y la persecución a estudiantes en las tomas: “En la CABA exigimos un buen y real financiamiento de la educación, en particular en un contexto donde Soledad Acuña quiere ser Jefa de Gobierno, donde en sus años como Ministra de Educación lo único que hizo fue bajar el presupuesto, demostrando su desinterés y falta de propuesta política para garantizar el derecho a la ESI, implementar protocolos de géneros en las instituciones, capacitaciones con perspectiva de géneros a docentes y herramientas de contención a las comunidades educativas. Marchamos para tener una educación feminista que respete y promueva la protección de infancias y adolescencias frente a las violencias y que garantice integralmente nuestros derechos”.
La reacción de las ultra derechas conservadoras contra los movimientos de emancipación feministas no es un fenómeno exclusivamente local. Lo vimos notoriamente con Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil, y Vox en España. En principio se trata básicamente de sectores que sienten amenazados los privilegios de un modelo de masculinidad tradicional por los cambios sociales y mejoras que habrían conseguido las minorías. Pero a este fenómeno se le suma la complejidad de los antifeminismos interseccionales, religiosos, movimientos masculinistas, ciberantifeministas y liberales.
En momentos de ampliación de derechos de las minorías a nivel global suelen surgir y reproducirse los discursos de odio que apuntan a fidelizar los votos y la confianza de los sectores más conservadores, misóginos y anti feministas. Todo pareciera asegurar que en los próximos meses y años la tendencia se incrementará y se atacará todo lo que tenga olor o algún retazo de progresismo y en ese sentido, las conquistas en materia de género son un blanco asegurado.