Cristina Breccia
Cristina Breccia nació en Buenos Aires el 24 de febrero de 1951 y falleció el 20 de marzo de 2021. Como sus hermanos, heredó el talento artístico de su padre, Alberto Breccia.
Estudió grabado y pintura con los maestros Eduardo Audivert y Demetrio Urruchúa.
En 1973 comenzó a publicar láminas escolares para las revistas Anteojito y Billiken. Pero sus primeras incursiones en la ilustración infantil fueron las historietas Bejanmín, el vampiro y El gato Blas de 1978 con argumentos escritos por Ema Wolf. Lamentablemente estas producciones nunca llegaron a publicarse.
Un año después, empezó a ilustrar una serie de fábulas que publicitaban a las galletitas Manón en la revista Billiken. Estas ilustraciones se extendieron hasta mediados del año 80s.
También en 1979, realizó la historieta adulta 1+1= Dios, con adaptación de Norberto Buscaglia sobre un cuento de Gérard Klein. Se publicó por primera vez en la revista Fierro en 1985.
En 1981, inició la adaptación de obras de Shakespereare al formato historietístico. La primera obra adaptada por Norberto Buscaglia e ilustrada por Cristina Breccia fue Macbeth (publicada en Rambla y en Alter en 1985). A la que le siguieron, Sueño de una noche de verano en 1982 (publicada por Rambla en 1985), Las alegres comadres de Windsor y La tempestad en 1984 ( publicadas en Comic Art en 1989).
El diablo con guion de Norberto Buscaglia fue su última participación en la historieta desde 1985 y se publicó en Fierro digital en 2021.
En 1982, comenzó a ilustrar algunos títulos de la colección juvenil «Biblioteca Billiken» para la editorial Atlántida. Su participación en esta colección se extendió esporádicamente hasta 1993.
En el año 1985, realizó una serie de tarjetas navideñas para la empresa TSU cosméticos. También hizo para la misma empresa una colección de papelería infantil, que alcanzó notable éxito.
Desde 1988, colaboró en la revista italiana Pimpa. En ella, realizó dibujos infantiles para juegos interactivos. Ese mismo año, empezó a explotar otro campo de su creatividad al enfrascarse en la confección de extraordinarios muñecos de trapo que representaban vivamente sus ilustraciones. Muchos de estos muñecos se pusieron en venta en la Librería Atlántida y en la Casa de las muñecas, en Bariloche.
En 1989, participó y ganó el quinto premio del «Concurso Gianduja», organizado por la empresa de chocolates italiana Caffarel.
En 1991, realizó para la colección «Mini-Atlántida», una serie de libros infantiles y juveniles. Entre ellos, El gigante egoísta de Oscar Wilde y La abejita haragana de Horacio Quiroga.
En 1992, comenzó a trabajar para la revista Anteojito y, desde entonces, formó parte del staff de colaboradores.
Durante 1997, se reunieron en cuatro volúmenes -Mi libro de juegos, editorial Imaginador- los mejores juegos interactivos que realizó para la revista Pimpa. También se utilizaron algunas ilustraciones de estos juegos para confeccionar El libro del bebé, editado por Imaginador.
Desde el 2001 hasta su fallecimiento, Cristina se dedicó a la ilustración infantil, a la confección de muñecos y a criar a sus gatos, los grandes amores de su vida.