El diputado nacional del PRO y abogado Eduardo Cáceres está en serios problemas. Hace horas atrás una reconocida dirigente sanjuanina, Gimena Martinazzo, lo denunció ante la Justicia por una terrible agresión física que pudo haber terminado peor. Por las graves acusaciones de la mujer, el partido solicitó que se suspenda su afiliación de inmediato mientras investigan el terrible episodio en el que quedó involucrado.
La Asociación Amas de Casa del País emitió un duro comunicado para pedir la renuncia del diputado a su banca en el Congreso, integrante de la bancada de Juntos por el Cambio. Esto se suma a las diferentes voces de ONG de la provincia de San Juan que reclaman por la destitución del diputado como representante sanjuanino en la Cámara Baja.
La denuncia contra Cáceres tiene ribetes muy sólidos. La víctima, una reconocida dirigente partidaria en la provincia de Sergio Uñac, alineada con el PRO desde hace años, contó el calvario que atravesó por años cerca del diputado. No sólo fueron pareja sino que compartían actividades relacionadas con la política lo que los mantenía en contacto permanente.
Insultos, maltratos psicológicos, abuso de poder y denigraciones por el género hasta llegar a la violencia física. Con todos esos elementos está cargada la denuncia de Martinazzo, quien mostró públicamente sus marcas por la terrible golpiza que recibió.
Sucedió esta semana pasada en la casa que el diputado tiene en San Juan. El legislador se mostró celoso, una vez más, de las actividades que realizaba Martinazzo y la comenzó a acusar de tener un “amorío” con un colega. Ante la desmentida de Martinazzo, quien también contó que no es la primera vez que la persigue y hostiga por su vida privada, hubo un forcejeo con su celular, ya que el legislador quería apoderarse.
En ese forcejeo, Martinazzo terminó tirada en el piso, con el cuerpo del legislador sobre el suyo. “Me tapó la boca para que no gritara y no me dejaba respirar. Casi me asfixia, por eso me defendí”. Las palabras de Gimena segundos antes de ampliar su declaración en la Comisaría de la Mujer, fueron atravesadas por el llanto.
“Cuando mi hija me vio llegar golpeada, me dijo que si no lo denunciaba yo, lo haría ella”, Gimena reconoció que su hija tuvo mucho que ver en la denuncia que realizó, aunque hoy teme por las represalias, ya que el legislador no está detenido.