Adiós al Grupo de Lima: razones del portazo argentino

Los diálogos de Alberto Fernández con Nicolás Maduro. El Presidente ya le había anticipado esta decisión a los gobiernos de Chile y de Perú. El Grupo de Lima languidece desde la derrota de Donald Trump.

25 de marzo, 2021 | 05.00

Un funcionario del Gobierno aseguraba que Alberto Fernández y Nicolás Maduro hablan más de lo que se sabe, que cada tantas semanas mantienen de manera reservada un contacto telefónico. Entonces habría que leer con atención cada línea el comunicado emitido por la Cancillería anunciando la salida de Argentina del Grupo de Lima, especialmente el tramo en el que convoca al gobierno de Venezuela a llamar a un diálogo del que deben formar parte la Iglesia, el sector empresario, ONGs y también partidos de la oposición. Adelantaban que el gesto que tuvo ayer Fernández podría tener su correlato en breve con una decisión en ese sentido de Maduro. Habrá que esperar y ver. 

El Grupo de Lima fue creado por la administración de Donald Trump en 2017 para agrupar a todos los gobiernos regionales de derecha y que funcionara como paraguas continental para la asonada contra Maduro y su reemplazo por un gobierno títere a cargo de Juan Guaidó. Desde el vamos, Mauricio Macri fue un participante entusiasta. La permanencia argentina a partir de la llegada de Alberto Fernández fue una decisión exclusiva del Presidente. Un poco para evitar gestos que Washington pudiera interpretar como desafiantes previo a las renegociaciones por la deuda. Otro, Fernández se lo comentó así a algunos funcionarios de confianza, la idea de que desde adentro Argentina podía maniobrar para morigerar algunas declaraciones y medidas contra Maduro. Desde la asunción de Fernández, Argentina no suscribió ninguno de sus documentos.

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Lo que sí hizo fue, a mediados del año pasado, incorporarse al Grupo de Contacto que promueve la Unión Europea, en especial sus amigos Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, de posiciones más moderadas. La postura argentina, ciertamente, necesita de mucho equilibrio. Porque, por ejemplo, en las Naciones Unidas vota favorablemente los lapidarios informes que Michelle Bachelet realiza sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela. En el Grupo de Contacto, en cambio, se abstuvo a principios de mes de acompañar la declaración que repudió la decisión de Maduro de expulsar a la embajadora de la Unión Europea en Caracas. En esa necesidad de equilibrio muy fino -reconocer que la situación en Venezuela es crítica, pero al mismo tiempo rechazar toda medida de hostilidad o penalidad contra Maduro- lo acercó también en este caso a México, potenciado por la muy buena sintonía de Fernández con el presidente Andrés Manuel López Obrador. México nunca actuó en el Grupo de Lima.

Por último, hay que tener en cuenta que Trump perdió las elecciones y el Grupo de Lima comenzó a languidecer, sumado a los nulos avances que consiguió contra Maduro, como destacó el comunicado de ayer. Sin embargo, Joe Biden no mostró muchas diferencias en este campo respecto a su antecesor. "Dictador brutal", calificó el nuevo titular del Departamento de Estado a Maduro, aunque anticiparon que revisarán las sanciones económicas al país para no profundizar su crisis humanitaria. Por otro lado, la supuesta vuelta al multilateralismo que propone Biden vino acompañada de declaraciones durísimas contra China y, especialmente, Rusia, ambos aliados de Argentina en el juego internacional. De hecho, son sus dos principales proveedores de vacunas al momento. "Fue gracias a la visión multilateralista que tuvimos en materia exterior", explicó la vicepresidenta Cristina Kirchner en su mensaje en Las Flores el vínculo con esas potencias extracontinentales fortalecido durante el kirchnersimo. 

La permanencia en el Grupo de Lima con un Biden que no ofrece mejores perspectivas, sin la compañía de México, con Bolivia que ya se fue y la posibilidad cierta de que en breve lo haga Ecuador si el correísmo gana las elecciones, no tenía mayor sentido. En Gobierno comentaban que para la región no fue intempestivo porque Fernández ya se lo había adelantado a los presidentes de Chile y de Perú, con los que tuvo contacto más recientemente. Y quedaba el aviso de que en breve podría haber un gesto en réplica de Maduro, que dejaría en claro que los tiempos del Grupo de Lima ya pasaron.

 

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Fernando Cibeira

Trabaja como periodista desde hace 30 años. Luego de recibirse la escuela de periodismo TEA, comenzó como colaborador en la revista Somos. Hizo la beca de perfeccionamiento periodístico del diario Clarín, donde luego fue redactor de Política durante seis años. A principios de 1998, se fue para participar de la efímera experiencia del primer diario Perfil. Antes de que termine ese mismo año ingresó a Página/12. Trabajó allí 22 años, durante los que le tocó cubrir numerosos actos, campañas electorales y viajes presidenciales. Fue redactor, editor y, finalmente, jefe de la sección Política, hasta su incorporación a El Destape.

En televisión condujo durante diez años el programa “Colores Primarios”, que se emitió por varias señales de cable.

En El Destape Radio participa del programa de Roberto Navarro y conduce “El Especial de los Sábados”.

Escribió “Macristocracia, la historia de las familias que gobiernan la Argentina” (Planeta).