El francés Emmanuel Macron puso el foco en el asunto, que ya se discute desde hace algunos meses, y que marcará el tono de esta etapa de la pandemia, en zonas del planeta donde las dosis ya no son escasas pero una parte significativa de la sociedad todavía muestra resistencia a aplicarse las vacunas.
Los beneficios ciudadanos reservados para las personas inmunizadas son una medida que resulta doblemente atractiva para las autoridades: combina una gestión más eficiente del riesgo epidemiológico con un esquema de estímulos para promover un mayor grado de alcance en el operativo sanitario.
Más aún: viene cargada con el peso de algo parecido a la justicia. Por eso, quizás, es que se viralizó una frase falsamente atribuida al presidente galo, que increpaba a los holdouts de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson&Johnson: “Esta vez ustedes se quedan en casa, nosotros no”. Da en la tecla justa.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
En Francia será necesario mostrar un certificado de vacunación (o PCR negativo) para asistir a reuniones de más de cincuenta personas, bares, restaurantes y medios de transporte de media y larga distancia. Además, se estableció la obligatoriedad de inmunizarse para todo el personal de salud o que trabaja con población vulnerable.
Las autoridades de la ciudad de Nueva York informaron ayer que los trabajadores en hospitales y clínicas deberán vacunarse o controlarse con un test PCR cada semana. El objetivo es mejorar el alcance de la inmunización en el sistema de salud: se calcula que el 40 por ciento de sus empleados decidió no darse la inyección.
MÁS INFO
En Italia se espera para esta semana la aprobación de medidas que restrinjan el acceso de personas sin vacunarse a centros comerciales y locales gastronómicos. En el Reino Unido se empezará a utilizar en septiembre un pasaporte sanitario para la actividad nocturna. En Ecuador se implementará a partir de octubre.
Aquí en la Argentina, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, fue el primero en adoptar esta restricción. “A partir de este fin de semana en los locales gastronómicos, salones de fiesta, bares y restaurantes se pedirá, como requisito para ingresar, el certificado de vacunación”, tuiteó.
Mientras otras provincias evalúan medidas similares, desde el gobierno nacional por ahora creen que sea necesario avanzar en ese sentido. Incluso, creen que en algunos casos puede no ser la estrategia adecuada: en Argentina el obstáculo más importante no es la resistencia a las vacunas sino llegar a cada rincón del país.
MÁS INFO
En Buenos Aires, Axel Kicillof decidió, por ejemplo, que no era necesario prohibir el acceso de personas sin vacunar a los establecimientos gastronómicos, pero que la cantidad de población ya inoculada permitía, con controles, aumentar la capacidad de los locales para dar alivio al sector, por eso decidió permitir aforo extra para vacunados.
Por su parte, el gobierno porteño tampoco piensa avanzar en ese sentido, aunque el ministro de Salud, Fernán Quirós, reconoció que se trata de una medida util para “garantizar la seguridad de las personas que hacen actividades sociales” y al mismo tiempo “dar un estímulo para aquellos que están dudando si vacunarse o no”.