El gobierno argentino dará esta semana un paso crucial para concretar la licitación de la primera banda para uso de tecnología 5G en el país. Este jueves, en su última reunión de directorio del año, el ENACOM aprobará dos resoluciones que dejan listo el terreno para concretar la adjudicación en los primeros meses del 2023. No habrá restricciones para la utilización de tecnología china y las autoridades esperan recaudar en el proceso más de mil millones de dólares.
Es un hito que la gestión Fernández viene preparando desde hace más de dos años pero tomó nuevo impulso tras la llegada de Sergio Massa al ministerio de Economía. Se trata, por un lado, de un paso clave para la modernización de la industria, que permitirá dar un salto cualitativo en sectores clave como el campo, la energía y la industria mecánica. Por otra parte, dado el interés que existe en esa tecnología, ofrece una alternativa genuina para sumar a las reservas una cantidad considerable de divisas.
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El directorio de ENACOM aprobará este jueves la asignación de la banda de 3,5 GHz para las comunicaciones 5G y el reglamento que regulará la utilización de ese tipo de tecnología. Eran los pasos que faltaban dar para poder avanzar en la redacción de los pliegos para la licitación. El titular del organismo, Claudio Ambrosini, ya anunció su compromiso de avanzar en el primer trimestre del año próximo. Técnicamente, se puede hacer a fines de enero o principios de febrero. Los tiempos, finalmente, los dicta la política.
El reglamento será motivo de escrutinio porque allí es donde debería buscarse la letra chica en torno al perfil más discutido de esta iniciativa. Si se permitirá a la empresa Huawei, cuestionada por sus vínculos con el gobierno de ese país, ser proveedora del hardware y software necesarios para montar una red 5G. El lobby de los Estados Unidos para que se restrinja su ingreso es feroz e involucra a funcionarios y diplomáticos de primera línea, sin embargo hasta ahora no ha recogido buenos resultados.
Sucede que este nuevo hito tecnológico tiene el potencial para revolucionar, en pocos años, el funcionamiento de áreas clave en un gobierno, como la defensa, la seguridad y la infraestructura crítica. Los yanquis temen que sus rivales estratégicos tengan la capacidad, a través de Huawei, de monitorear, espiar, sabotear o interrumpir cualquiera de estas actividades; impedirlo es una prioridad de su política exterior, especialmente en territorios que ellos consideran parte de su área de influencia.
Así lo hizo saber en su visita al país, en agosto del año pasado, el influyente Jake Sullivan, Asesor Nacional de Seguridad del gobierno de Joe Biden. También insistieron sobre el asunto a través de otras instancias diplomáticas y políticas de primera línea en Washington. La causa tenía también sus abogados dentro de la propia Casa Rosada, como el exsecretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz. Como en Chile o en Brasil, no pudieron cumplir con su cometido. Según pudo averiguar El Destape, el reglamento se ajustará a la ley argentina, que establece la neutralidad de la red.
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Será, entonces, cada empresa que brinde el servicio la que elija a sus proveedores. Sucede que la ventaja que le sacó Huawei a sus competidores en esta carrera tecnológica es tan grande que Estados Unidos ni siquiera tiene patentes alternativas para competirle, y por eso propone el uso de tecnología abierta, un protocolo llamado Open RAN, con proveedores suecos y, eventualmente, surcoreanos. Incluso así, la disparidad es imposible de disimular. Simplemente los chinos ofrecen algo que Occidente todavía no tiene.
Un dato que ilustra la disparidad: en la mayoría de los países occidentales que comenzaron a desplegar su red de 5G con tecnología Open RAN, más de la mitad de los fierros que se utilizan son chinos. En la Argentina, los tres grandes jugadores de la industria, Telecom, Telefónica y Claro, que comenzaron hace años a prepararse para dar el salto, lo hicieron de la mano de Huawei en modelos mixtos que también incluyen la participación de las suecas Nokia y Ericsson.
El gobierno no descarta que se sumen otros actores al proceso de licitación. En un primer momento, es poco probable que surja competencia en el mercado de la provisión de internet y telefonía celular para el gran público, pero el despliegue primario del 5G estará apuntado al uso industrial, que es el área donde esta tecnología puede ofrecer sus principales ventajas cualitativas. Por caso, YPF ya tiene asignado su propio ancho de banda en el que comenzó a explorar las posibilidades que ofrece.
Por la licitación de la banda de 3,5 GHZ (entre 3300 y 3600 MHz), limpia de otros usos, el gobierno espera recaudar más de mil millones de dólares que quedarán limpios en las arcas del Banco Central. La estimación es más baja que los 1800 millones proyectados hace algunos meses pero más alta que los 600 millones que las empresas del rubro dicen estar dispuestas a pagar. Con precios internacionales más bajos, en Brasil se recaudaron, por este concepto, más de 850 millones, mientras que Chile embolsó unos 450 millones.