El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, volvió a ponerse el traje de bombero y mantuvo reuniones con la vicepresidenta Cristina Kirchner y con el presidente Alberto Fernández para evitar que la sangre llegue al río en el Frente de Todos. En principio, luego de una tensa reunión de gabinete, la jornada transcurrió sin nuevas declaraciones cruzadas y la expectativa quedaba puesta en el discurso que la vicepresidenta dará el viernes en Chaco. De nuevo en el Congreso, Massa acordó la convocatoria a una única sesión especial para este jueves en la que tratarán los proyectos productivos que impulsa el oficialismo pero también el de boleta única que propone la oposición. "Está dedicado a tender puentes", decían en el despacho de Massa sobre su rol componedor.
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Massa se esforzó después para asegurar que todas sus reuniones habían estado enfocadas en afinar la agenda legislativa. "Yo sé que suena raro", reconocía. Lo cierto es que es prácticamente el único referente del oficialismo que puede reunirse con Cristina Kirchner y con Alberto Fernández con diferencia de minutos, dado el buen diálogo que se preocupó por mantener con ambos, aún en estos meses de diferencias expuestas. Primero se cruzó hasta el Senado para conversar con la vicepresidenta. Un legislador que había estado con Massa aseguraba que la mayor preocupación estaba puesta en el mensaje que Cristina dará el viernes en la Universidad Nacional del Chaco Austral, donde recibirá un doctorado honoris causa. Junto al gobernador Jorge Capitanich disertará sobre “Estado, Poder y Sociedad: la insatisfacción democrática”, nada menos.
En el kirchnerismo va surgiendo cada vez más fuerte la opción de una candidatura presidencial de Cristina en 2023 y ese mensaje podría actuar como parteaguas. En el Instituto Patria ya concluyeron que el modelo económico de Alberto Fernández y su ministro Martín Guzmán no es el del kirchnerismo, que prioriza la redistribución del ingreso y el consumo. Seguramente, en su exposición, la vicepresidenta profundizará la idea de la legitimidad de origen y la legitimidad de gestión de los gobiernos, algo que ya adelantó en un tuit el mismo martes de las declaraciones cruzadas.
Según trascendió, lo que desató la furia del kirchnerismo fue que el lunes Fernández sentara a su lado en el acto inaugural de un Encuentro Internacional de Vivienda y Habitat en el CCK al dirigente social Luis D'Elía, que en los últimos días se dedicó a repartir críticas públicas a la vicepresidenta, a Máximo Kirchner y a Andrés Larroque. "Está claro que lo hizo para provocar", decían en La Cámpora. Por eso, al otro día Larroque -de quien D'Elía había dicho que tampoco había votado nadie, como él le señalaba a Guzmán- salió con esa andanada en la que volvió a apuntar a los ministros Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni, pero también al Presidente, de quien dijo que pretendía llevarse el gobierno "a la mesita de luz".
Después de reunirse con Cristina, Massa se trasladó a la Casa Rosada para almorzar con el Presidente, quien para recibirlo suspendió la visita que tenía prevista a la planta que la automotriz Volkswagen, en Pacheco. Los tres ministros cuestionados por el kirchnerismo hablaron en la reunión de gabinete resaltando los buenos índices de la economía. El encuentro fue cerrado por el jefe de Gabinete, Juan Manzur, con una exhortación a salir a defender al Gobierno y que el que no le gustara se tenía que ir. Nadie piensa en dar un paso atrás.
No es la primera gran diferencia en la que Massa debe actuar como bombero. Cuando Máximo renunció a la presidencia de la bancada de diputados, el jefe del Frente Renovador se encerró con Fernández y resolvieron calmar las aguas eligiendo como reemplazante a Germán Martínez. El presidente de la Cámara también salvó la aprobación del acuerdo con el FMI al cambiar el proyecto en consenso con la oposición.
Justamente, el acuerdo con el Fondo fue la única iniciativa aprobada por el Congreso en lo que va del año. Pero este miércoles hubo un nuevo acuerdo a propósito de las sesiones especiales convocadas para el jueves. La oposición había convocado a las 12 para tratar la boleta única, un proyecto de Florencio Randazzo que apoya también Juntos por el Cambio. Para complicar la movida, el Frente de Todos fijó una sesión especial para una hora antes para debatir tres proyectos con dictamen de comisión: nueva ley de VIH, cannabis medicinal y la prórroga del blanqueo previsto en el Régimen de Incentivo a la Construcción. Finalmente, se evitó la "guerra" de sesiones y se acordó realizar una única en la que se tratarán todos los proyectos con la diferencia que los propuestos por el oficialismo tendrán sanción, en tanto que para el de boleta única se acordará el tratamiento en comisión. La oposición lo celebró.
En principio, se ganó tiempo. La sesión en Diputados ya está consensuada y, habrá que esperar, tal vez las conversaciones de Massa consigan el efecto deseado y se silencien por un día los cuestionamientos cruzados. Hasta el viernes a la tarde, cuando todas las expectativas se ubiquen sobre le escenario de la Universidad del Chaco Austral.