29 de abril, 2020 | 18.33

Marcelo Sain metió presión interna para empujar la reforma policial en Santa Fe

El ministro habló de no hacer un pacto con la fuerza, puso de ejemplo al socialismo y envió un mensaje puertas adentro del gobierno para los que se oponen.

Fiel a su estilo frontal y provocativo, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Marcelo Saín dijo esta semana (una vez más) que el socialismo, durante sus gestiones, hizo un acuerdo de gobernabilidad con la policía que terminó permitiendo el avance del narcotráfico.

Sin embargo, esta vez el mensaje -según algunas fuentes- tendría como destinatario al propio gobernador Omar Perotti, para que apoye su proyecto de refundación de la policía santafesina. "Reforma policial o pacto", leen algunos en las palabras de Sain, mientras otros se muestran más cautelosos.

El funcionario espera que el mandatario provincial anuncie este viernes, durante la apertura de sesiones ordinarias en la Legislatura, el envío de tres leyes de “modernización normativa” para el funcionamiento del sistema de seguridad pública. 

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Los ejes fundamentales de los textos giran alrededor de las ideas-madre de una seguridad pública democrática y manejada por civiles: control externo de la policía, separar al cuerpo de investigaciones del de seguridad preventiva, y la conducción político-institucional de la fuerza. La habilitación para su tratamiento en ambas cámaras significaría una confirmación del apoyo a su proceso de cambio en la estructura policial.

"Esta policía, tal cual está, ya no sirve más", calificó Saín en la radio rosarina LT8, obsesionado con repetir que pretende "diagramar políticas de largo alcance y una reforma muy grande" en las fuerzas de seguridad santafesina.

Cambiar o transar

En este marco, volvió a arremeter contra el socialismo, a quien acusó de "pactar" con la policía santafesina: "Le dieron todo el poder con la esperanza de que controlara el territorio. Hicieron vista gorda de muchos de los negocios de esta policía", señaló. 

Pero el mensaje, más que acusar a la gestión anterior (de la que él mismo fue asesor), apuntaba puertas adentro, a los sectores del peronismo que son reticentes a un proceso de reforma. Saín pone el eje, más que en buscar culpables en la actual oposición, en aprender de los errores del pasado. 

En ese sentido, habló de un oficialismo en el que conviven "sectores progresistas" que apoyan esta línea de trabajo, entre los que nombró a Unidad Ciudadana, el espacio de la senadora Marilin Sacnun y el Movimiento Evita; y otros "conservadores" que buscan acordar con la fuerza. 

"Está usando al socialismo como ejemplo, pero el mensaje es para Perotti: o reformás, o transás", dice un avezado especialista en seguridad que conversa todas las semanas con Sain, para quien la pulseada es con los viejos cuadros peronistas (como el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo) y el espacio de los senadores provinciales, que comanda el sanlorencino Armando Traferri y que tiene nexos con la vicegobernadora Alejandra Rodenas.

Es que en el duro derrotero que significó convertir las leyes de emergencia en el proyecto de necesidad pública que se negoció con el Frente Progresista, una de las víctimas de la tijera fue lo referido a la reforma policial, enmarcada en la emergencia en seguridad que el socialismo no quiso aceptar. Dos de los máximos artífices de ese acuerdo fueron Traferri y Borgonovo.

Otra fuente cercana a la cartera de Seguridad afirma que esa alianza transitoria de voluntades quiere convencer a Perotti de hacer un viraje en cuanto a la relación con la policía. "A Omar le dicen, para asustarlo, que va a haber malestar y que la cana le va a calentar la calle", comentó el informante. "El mensaje de Marcelo es que sigan por ahí, que no cambien la línea", abundó.

En los últimos días, Sain sumó además una pelea con Víctor Sarnaglia, su jefe de policía, presuntamente porque habla directamente con Perotti sin pasar por su persona. Desde el entorno del ministro dicen que quien encabeza la Santafesina no está de acuerdo con los proyectos, pero lo deslindaron de la disputa política interna: "No quiere que haya control policial, porque si no tiene investigaciones y asuntos internos, pierde poder", adujeron.

La pulseada

Sea como sea, hay preocupación en algunos espacios. "Si le ganan la pulseada, se viene una noche negra de neoreutemismo policial. Porque si Perotti no manda las tres leyes terminó el último capítulo de la primera temporada, y dudo que haya segunda", pronosticó sombríamente el experto antes mencionado.

En tanto, otros se mostraron más cautos, por que creen que el apoyo político a la tarea del ministro "siempre está en disputa", y si bien este puede ser "un primer banco de prueba importante" para testear la voluntad de todo el arco político, el envío no necesariamente debe traducirse como un éxito, sino solo como un espaldarazo del gobernador.

"Sain quiere que se le muestre la gestualidad política de acompañar el proceso, pero después esto entra en las aguas nebulosas de la Legislatura, en la que Perotti no tiene mayoría para sacarla", comenta un viejo conocedor de la gestión que camina los pasillos de la Casa Gris.

La lectura es que no sería raro que el rafaelino envíe los tres proyectos, porque no se juega la vida en ello. Por el contrario, no enviarlo sería decirle a Sain que se tiene que ir. "No va a pasar", descartó nuestro hombre.

"Los que pongan palos en la rueda son quienes van a buscar preservar negocios con la policía", dijo el ministro. Eligiendo enemigos de forma expresa, aclaró que no incluye al socialismo ni "a la gente buena" del radicalismo en esa bolsa. Sin embargo, cuando le preguntaron si renunciaría si no se envían sus proyectos, dijo que no. Pero remarcó que "el compromiso del gobernador es que van a ir por estas leyes".

Con este panorama, algunos dicen que Sain se juega su última carta en la disputa contra ese sector que no quiere pelearse con la policía, y si Perotti le da vuelta la cara, decidiría irse en los próximos meses. Otros lo desdramatizan. Y unos terceros van por la épica: "Nunca hay última jugada. Siempre hay una más", adelantan.