La relación entre el peronista Omar Perotti y el socialista Miguel Lifschitz, tensa aún desde antes del cambio de mando en la gobernación de Santa Fe, comenzó este martes a descongelarse en medio del frío invierno de la pandemia. A una transición signada por los tironeos y la falta de acuerdos, le habían seguido unos primeros meses de gobierno difíciles, llenos de cruces con la oposición y discusiones sobre el estado de las cuentas de la provincia y el sanguinolento legado de la inseguridad que acusó el rafaelino.
El primer encuentro cercano entre el gobernador y su antecesor, que se venía posponiendo, sirvió para mostrar otra gestualidad antigrieta. La pulseada por la Ley de Necesidad Pública había sido una oportunidad perdida, ya que el proyecto fue finalmente acordado por los emisarios del PJ cuando comenzó a asolar la pandemia y el exgobernador ya no pudo demorar más las negociaciones para habilitarle a Perotti disponer de fondos sin pagar un alto costo político.
Lifschitz llegó acompañado por el diputado nacional Enrique Estevez (PS) y representantes de los otros socios de la coalición en la Legislatura, donde el Frente Progresista es mayoría, entre los que se cuentan dos vertientes de la UCR, CREO (el partido de Javkin), el GEN, Libres del Sur y el PDP. El justicialismo llevó a los ministros de Gobierno, Esteban Borgonovo; de Gestión Pública, Rubén Michlig, y de Economía, Walter Agosto.
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Diálogo
En la previa, Perotti había trazado el horizonte de lo que pretendía con el llamado: “Construir en un momento muy particular”, sin “espacio para mezquindades de opositores y oficialistas”. La convocatoria, aclaró, era a “trabajar juntos porque la gente está muy mal”. Lifschitz coincidió. “En un momento en que la grieta se profundiza a nivel nacional, en la provincia de Santa Fe podemos dar una señal distinta a la sociedad”, valoró.
“Es un momento duro, y la política tiene que estar a la altura de los sacrificios que está haciendo la gente”, marcó la cancha el jefe de la Casa Gris. Y subrayó la importancia de compartir información para ser “conscientes de la enorme caída de los recursos que ha tenido la provincia y las dificultades de cada uno de los sectores productivos”.
La agenda versó alrededor de la situación social, economía y seguridad, y la realidad es que lo simbólico del encuentro fue mucho más importante que el contenido. "Fue más para mostrar amplitud y diálogo que otra cosa", dijeron con realismo brutal desde el costado peronista, que empuja esta postura desde su asunción, en línea con los modos del presidente Alberto Fernández.
Justamente, el gobernador santafesino aprovechó para anotarse un punto al confirmar la presencia del jefe de Estado este miércoles en Timbúes, para inaugurar un puerto de la Asociación de Cooperativas Argentinas. ACA es una de las federaciones de productores que pretende ingresar como actor en el nuevo esquema de manejo de Vicentin que postula el gobierno santafesino.
“El presidente nos va estar acompañando mañana en un hecho de gran impacto. ACA culmina con un proceso muy virtuoso al poder tener su propio puerto”, dijo Perotti, quien destacó a su vez el “esfuerzo del movimiento cooperativo y una inversión de más 140 millones de dólares”.
De hecho, en el encuentro se charló sobre el futuro de la agroexportadora, aunque de forma superficial. “Coincidimos en que la provincia debe tener un rol protagónico en la solución del problema, defendiendo las fuentes de trabajo y sosteniendo que la empresa siga siendo santafesina sin permitir el desguace”, dijo Lifschitz al finalizar la reunión. Desde el entorno del exmandatario argumentaron que es un tema “empantanado” en el que hay posiciones distintas sobre el manejo judicial y en este momento la búsqueda era dialogar, no contraponer.
Además, el presidente de la Cámara de Diputados santafesina manifestó su preocupación por “la situación social y económica, que se ha visto agravada por el impacto de la cuarentena”, así como también por “el recrudecimiento de la violencia en Rosario y Santa Fe”. En esa línea, hizo hincapié en “la necesidad de construir una agenda de recuperación de la economía y definir nuevos instrumentos para el abordaje de una crisis social que se ha profundizado. Lo mismo vemos en materia de seguridad, donde se requieren políticas de Estado”, señaló.
Gesto
En cuanto al análisis de este primer acercamiento, puede decirse que la foto parece servirle más a Perotti. Sin embargo, el líder socialista accedió a la reunión de buena gana. "Miguel estuvo de acuerdo. Cree que es un buen gesto hacia afuera, para que la gente los vea juntos. Porque el horno no está para bollos", afirmó un asesor.
También podría decirse que el jefe de la oposición se venía quedando afuera de las instantáneas con muestras de unidad: cuando el gobernador se sentó con los intendentes del Frente Progresista Emilio Jatón (Santa Fe) y Pablo Javkin (Rosario) a hacer anuncios, emulando a Fernández con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, el ingeniero no estuvo ante las cámaras.
Sin embargo, desde el PS no creen que esa foto haya sido cristalizada en un hecho político. "Creo que Perotti no logró darle volumen político a sus acciones", dicen. Por eso, sostienen que el mensaje de este martes va a dar frutos a largo plazo. En el fondo, sigue mostrando que en el ring hay solo dos, y 2021 parece lejos pero ya está a la vuelta.
Fue una foto, una conversación de baja profundidad y no mucho más. Ni grandes acuerdos, ni trabajo en unidad con objetivos puntuales a corto plazo. Ambos entendieron (tarde) que era momento de distender. Tan solo un gesto y, por supuesto, varias interpretaciones.