El director ejecutivo del Posadas, Adrián Tarditti, también desmintió a Clarín luego de que el medio publicara que la responsable del ministerio de Salud, Carla Vizzotti, había permitido visitas a internados por COVID-19 cuando esto no era posible a causa de la pandemia. Se suma, de esta manera, a las y los responsables de las diferentes carteras sanitarias de todo el país que a través de un comunicado, en el marco del Consejo Federal de Salud (Cofesa), desmintieron lo informado.
Especialista en terapia intensiva, con casi 30 años de experiencia, se desempeñó como director del hospital del Bicentenario de Esteban Echeverría al momento del inicio de la pandemia del coronavirus. "Es un hospital de alta complejidad, que se abrió exclusivamente para pacientes COVID y que mientras era el director, también era médico de terapia, porque en ese momento un médico se enfermaba, alguien del equipo se enfermaba y todo el equipo quedaba aislado. En muchas circunstancias me tocó quedarme de guardia volviendo a ser el médico de la terapia intensiva quedándome al costado de los pacientes, al lado de ellos", cuenta en diálogo con El Destape.
Con dicha experiencia, vivida en carne propia Tarditti afirma que vio "cómo en soledad los pacientes fallecían, con lo que implicaba no solo para el paciente estar en soledad viviendo sus últimos días de vida sino también para la familia, que acompañaba hasta la puerta del hospital a sus seres queridos en un auto atrás de una ambulancia" y recordó que "venía la ambulancia, atrás venían los familias y se despedían en una reja".
El especialista en médicina crítica recuerda vivir esa época con "bastante angustia" y que todos pensaban que era importante, de alguna forma, "permitir que, en sus últimos años de vida, el paciente tenga algún grado de acompañamiento". Por eso, en los primeros días de agosto, el Ministerio de Salud a cargo de Vizzotti emitió un protocolo donde "nos autorizaba a poder ser más permisivos con algunas situaciones especiales" para permitir visitas, a pesar de que los establecimientos seguían trabajando con protocolos muy estrictos.
Por ejemplo, según cuenta Tarditti, los médicos ingresaban al hospital con ropa de calle pero debían cambiársela, utilizar un ambo limpio, colocarse el equipo de protección, utilizar placas identificatorias para que los pacientes al menos pudieran reconocerles la cara por una foto, "porque ni siquiera podían ver los rostros de cada uno de los que estábamos atendiendo", explica.
"Cuando este protocolo nos autorizó a ser permisivos fue importante para todos, todos los que estábamos en ese momento del lado de los pacientes o del lado del equipo de salud. Y vivimos con cierta “alegría” -no sé si alegría es la palabra- el poder comenzar con las visitas. Incluso nosotros también comenzamos a dar algunos informes presenciales, hasta ese momento los informes tampoco eran presenciales, nosotros nos comunicábamos por videollamada", recuerda.
Ante la polémica por la nota de Clarín, Tarditti aseguró: "Yo, en primera persona, les puedo asegurar de que nunca recibí ningún llamado… A partir de los primeros días del mes de agosto se empezó a autorizar visita a familiares que estaban viviendo situaciones críticas y ya había, antes del decreto, un protocolo que estaba firmado por todas las sociedades científicas". Pero señaló que, antes de dicho decreto, "ya las terapias intensivas autorizaban a los médicos de terapia intensiva a poder permitir las visitas, obviamente con mucho protocolo". En ese contexto se utilizaban los equipos de protección y se les explicaba a los familiares cómo debían vestirse y desvestirse.
De esos días, el director del Posadas recordó que había un chico con un retraso madurativo que estaba aislado y la única conexión humana que tenía era con los médicos que lo revisaban; él, justamente, fue uno de los primeros que autorizaron la visita de sus familiares. "Pacientes con trastornos mentales o embarazadas, el protocolo incluía varias excepciones pero dejaba abierta la posibilidad de que por criterio médico… Había pacientes que estaban muy angustiados y no tenían algo en particular, simplemente los médicos de la terapia evaluaban esa situación, y a partir de evaluar esa situación iban autorizando los ingresos", sostiene.
Dicho protocolo es del 10 de agosto y participaron en su firma más de una decena de sociedad científicas que autorizaron lo planteado. "Obviamente este protocolo fue coordinado por el ministerio de Salud, y después fue remitido a cada uno de los establecimientos. Fue publicado por los foros que nosotros habitualmente participamos y enviado a los hospitales para que lo tengan de referencia", sentenció.