La oposición dialoguista empezó a mostrarle los dientes al gobierno nacional. Dos espacios clave, como Encuentro Federal y la UCR, se reunieron, cada uno con su bloque, para establecer una serie de demandas a presentar ante el gobierno nacional y, de este modo, condicionar el desarrollo de la sesión pedida por el PRO y acompañada por el oficialismo.
La Unión Cívica Radical quiere que La Libertad Avanza incluya en el temario el debate por el presupuesto universitario. De no hacerlo, no darán quórum. El bloque de Miguel Ángel Pichetto, que últimamente mostró una molestia creciente con el gobierno, estableció una serie de demandas un poco más extensas.
Desde Encuentro Federal se apunta a modificar el orden establecido en el temario para tratar primero aquellos proyectos que cuentan con consenso (como una serie de tratados internacionales y la creación del Banco Genético de Datos) y dejar para el final a los que puedan llegar a tener un mayor nivel de debate y, por lo tanto, de extensión. Aquí se incluye la discusión por la esencialidad de la educación, un proyecto impulsado por Alejandro Finocchiaro y por el PRO.
El objetivo es que la sesión no se extienda demasiado para poder cumplir con la demanda central del bloque Encuentro Federal, que es la realización de un cuarto intermedio a las 10 de la noche para no poner en riesgo la otra sesión que ya está oficialmente convocada para el jueves a las 10 de la mañana. En este encuentro la oposición va a avanzar en el rechazo del decreto que amplió en 100.000 millones de pesos los fondos reservados de la SIDE.
En su reunión de bloque, la UCR también abordó la estrategia para ese debate, aunque sin saludarla. El partido centenario fue crítico del secreto que amplió fondos reservados pero todavía no queda clara la postura. Hace unos días, publicaron un documento cuestionando esa herramienta y pidiendo su derogación pero solo unos pocos se sumaron al pedido de sesión para voltearlo y solo una porción del espacio tenía su voto comprometido con el rechazo.
Insólitamente, los malos manejos del gobierno dejarán en jaque el proyecto macrista de declarar la educación como servicio esencial. Un efecto no deseado.
En el Senado la cosa no está menos complicada. En una reunión, los distintos bloques acordaron que esta semana no habrá sesión y, por lo tanto, que la movilidad jubilatoria se discutiría, en principio, el jueves de la semana que viene. Las miradas están posadas sobre la UCR, que en Diputados fue impulsora del proyecto que recompone los haberes jubilatorios en un 8,1% y actualiza los ingresos, de forma mensual, en base al índice de precios al consumidor con un reajuste anual atado a la evolución de los salarios.
Un sector del partido centenario quiere aprobar el proyecto como llegó desde la cámara de Diputados. Otro sector no ve con malos ojos negociar algún tipo de modificación para evitar un posible veto presidencial. Otro sector todavía está analizando las opciones.
Como había anticipado El Destape, agosto se planteó como un mes movido para el gobierno nacional, que empezó a conocer la nueva cara de aquellos sectores que supieron apoyar durante el debate por las ley Bases. Para estas fuerzas políticas, la administración de Javier Milei necesitaba de las primeras herramientas para poder empezar a mostrar gestión. Una vez obtenidas optaron por darle un tiempo prudencial para que pudiera aplicarlas y empezar a brindar algún resultado.
Como eso no sucedió, se habilitó la nueva etapa para esta relación. Una etapa asignada por molestias generadas por culpa de acuerdos políticos incumplidos entre el gobierno y aquellos que colaboraron durante los primeros seis meses de gestión.
Los malos manejos del oficialismo en el Congreso se encamina a poner en riesgo la conducción de Martín Menem al frente de Diputados. El riojano no pudo o no quiso abandonar su militancia libertaria para ocupar un lugar institucional, el de árbitro. Eso le valió desconocer acuerdos políticos importantes lo que, con el correr de los meses, fue acumulando malestar. “Me voy de la presidencia a fin de año”, se lo escuchó decir.
Los inconvenientes se registraron desde el día uno de gestión. El primero en plantear estos destratos fue Germán Martínez, de Unión por la Patria, que decidió evidenciar el incumplimiento de un pacto entre el PRO, el peronismo y el gobierno para establecer un mecanismo proporcional a la hora de conformar las comisiones.
Esa actitud continuó con el correr del tiempo. Durante el debate de la ley Bases, se negociaron muchos cambios que prometieron incluirse y, después, para sorpresa de muchos, no formaban parte del cuerpo del proyecto.
En el último tiempo, la situación empeoró. Encuentro Federal, que había obtenido una silla en la comisión bicameral que analiza los DNU, a partir de un acuerdo con otros bloques, quiso repetir la jugada para la bicameral de inteligencia, sin éxito.
Martín Menem había reconocido el volumen del armado pichettista conseguido gracias a alianzas circunstanciales con otros bloques pero, días después, decidió volver sobre sus pasos y desconocer ese arreglo. Un feriado, apareció con un nombre libertario en lugar del de Emilio Monzó. Desde allí, todo avanzó cuesta abajo a tal punto que Encuentro Federal frustró la sesión del miércoles pasado y espera conseguir el mismo efecto este miércoles.
La UCR quiere avanzar con la elección de representantes ante la Auditoría General de la Nación, pero el gobierno no habilitó la votación. No sin internas, los centenarios propusieron a Mario Negri, un hombre más cercano a Martín Lousteau y Gerardo Morales.
El gobierno no sólo no sumó este asunto al debate sino que tiene la intención de robarle la silla a los boina blanca. Los referenciados en Rodrigo de Loredo interpretaron que esta avanzada oficialista responde a que la propuesta radical no fue la de un nombre más amigable con el gobierno. De todos modos, defenderán su lugar en el organismo y confían en que los libertarios no tendrán el número para atentar contra ello.
Martín Menem sabe que no tiene los votos para renovar como presidente de la Cámara, en diciembre. En general, la reelección en años pares suele ser casi automática, teniendo más peso la de los períodos electorales, cuando hay recambio en la composición del cuerpo.
En las últimas horas, se lo escuchó plantear una retirada del cargo, lo que puede deberse a un conocimiento anticipado de esta debilidad numérica como a la búsqueda de nuevos horizontes. Menem es un hombre clave a la hora de encarar el armado de La Libertad Avanza en las provincias.
La presidencia de la Cámara fue codiciada por el PRO apenas arrancó el gobierno de Javier Milei, parte de un acuerdo (que no prosperó) entre Mauricio Macri y el jefe de Estado. Desde la orilla amarilla aseguran que no les quita el sueño, de momento, hablar sobre un posible desembarco en ese lugar.
No pareciera estar, ni por asomo, saldada o avanzado el análisis para encontrar un reemplazo. Pero, suceda lo que suceda, la oposición necesitará de un acuerdo muy amplio para elegir a otro dirigente que comande la Cámara. Por ahora, eso no existe pero, de acá a diciembre, el panorama podría ser otro.