El bloque de senadores de Juntos por el Cambio rechazó la convocatoria a una sesión especial en repudio al atentado contra la presidenta de dicha cámara. “Los senadores de Juntos por el Cambio no avalarán el uso político partidario del Congreso” explicó en un comunicado asombroso aún para el generoso estándar de nuestra oposición. Desde el rústico Alfredo Cornejo, presidente del interbloque opositor, hasta el más juvenil Martín Lousteau- quien hasta no hace mucho andaba en bicicleta y soñaba convertirse en el Justin Trudeau argentino- todos los senadores de Juntos por el Cambio suscribieron a la extraña denuncia de hacer política en el Senado.
“Yo a la facultad vengo a estudiar” alertaba una propaganda oficial durante la última dictadura cívico-militar, en la que se veía a un muchacho de pelo corto apartarse de un sospechoso subversivo de barba que lo incitaba a leer los ocho tomos de El Capital y conversar al respecto al día siguiente. Cuarenta y seis años después nuestra derecha ha expandido los límites de la prohibición de hacer política al Congreso de la Nación, recinto en el que sería ilegítimo repudiar un intento de magnicidio.
Los medios y la oposición de Juntos por el Cambio, dos colectivos que cada día cuesta más diferenciar, también criticaron la convocatoria a la “Misa por la Paz y la Fraternidad de los Argentinos” en la Basílica de Luján lanzada por el intendente de dicha ciudad. Ningún opositor consideró necesario participar de lo que TN calificó como “misa kirchnerista”. Además de no asistir, Horacio Rodríguez Larreta afirmó que tras el frustrado magnicidio “perdimos una gran oportunidad de unirnos y repudiar juntos ese hecho”. Una valiente autocrítica.
La ex Ministra Pum Pum no denunció el atentado contra CFK aunque exigió disculpas al oficialismo por denunciar los discursos de odio. La titular del PRO reclama la libertad de poder odiar en paz.
Por su lado, María Eugenia Talerico- ex vice presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF) de Cambiemos- sintió un verdadero frenesí al ver las hordas peronistas desplegadas con toda impunidad frente a la Basílica de Luján. Desde el aluvión zoológico de 1945 que no veía algo así.
Como explicó con claridad marcial Ricardo López Murphy el Breve, el referente político de Talerico, “son ellos o nosotros”. Y está claro que “ellos” no merecen ir a misa.
Pero el adoctrinamiento kirchnerista no sólo busca usar el Congreso para hacer política o una basílica para organizar una misa sino que también pretende incentivar el debate en las escuelas. En efecto, un instructivo elaborado por la Jefatura Educativa que nuclea a Azul, Bolívar, Olavarría y Tapalqué propuso que los docentes debatan con los alumnos sobre el Día de la Democracia, que se conmemora el 15 de septiembre, a partir de algunas preguntas y una ilustración del dibujante Rep referida al ataque contra la vicepresidenta.
Eso enfureció a los legisladores del PRO, quienes consideraron que hablar de discursos de odio en la escuela equivale a adoctrinar a los alumnos. Tal vez Alberto Sileoni, director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, debería imitar la ausencia de adoctrinamiento del entonces presidente Mauricio Macri quien en 2019, durante la conmemoración del Día de la Bandera y frente a centenares de alumnos de primaria, afirmó: “Argentina tiene el costo de transporte más caro de la región, producto de privilegios acumulados de manera ilegal por el señor Pablo Moyano y Hugo Moyano (...) Hugo Moyano es un patotero, destruye el trabajo en Argentina”.
En todo caso, así como nos alertaron sobre una guerrilla imaginaria kurdo-mapuche y sobre el accionar de un comando venezolano-iraní con adiestramiento cubano que huyó por la rejilla del baño de Nisman, nuestros medios serios ponen en duda el intento de homicidio a CFK, que en apenas unos días transmutó en supuesto ataque. Quien sabe, tal vez la investigación llevada adelante por Comodoro Py determine que el atacante en realidad sólo se protegió de la vicepresidenta que lo amenazó con un ejemplar de Sinceramente. Sería legítima defensa.
Imagen: Senadores kirchneristas intentan politizar el Senado (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)