La decisión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio de anticipar el rechazo a Javier Milei de cualquier futura alianza generó el frenesí coral de nuestros periodistas serios. Ver a tantos profesionales que se autoperciben independientes amonestando a la UCR y la Coalición Cívica por rechazar la incorporación del terraplanista despeinado no deja de generar un cierto asombro. “¿No es posible hacer una gran PASO para derrotar al kirchnerismo, para asegurarse que el kirchnerismo no siga en el poder?” llegó a afirmar Jony Viale, periodista no militante, desde una de las jaulas de La Nación Más.
El teledoctor Castro, con similar independencia, escribió: “Parte de la oposición parece no entender que sin unidad y sin ideas claras el kirchnerismo puede ganar otra vez.” La preocupación es tal que el propio Jorge Fontevecchia decidió tomar cartas en el asunto: “Para Juntos por el Cambio trazar una frontera entre liberales (Coalición Cívica y UCR) y libertarios podrá tener efectos electorales impredecibles.” Calificar de liberales a los conservadores de la Coalición Cívica o la UCR no debería asombrarnos: nuestro país es prolífico en liberales imaginarios que aplauden la discrecionalidad policial que avasalla las libertades individuales, no denuncian cartelizaciones entre empresas que atentan contra el mercado perfecto que deberían defender e incluso denuncian todas las políticas proteccionistas salvo las del resto del mundo. Nuestros liberales imaginarios piden que el Estado se dedique solo a lo esencial: protegerlos de las inclemencias del mercado.
Los medios serios aspiran a reeditar la creación de la Alianza, cuando Clarín consiguió unir en un mismo set de televisión a Raúl Alfonsín y Chacho Álvarez, hasta entonces opositores al gobierno de Carlos Menem que persistían en ir por carriles separados. Hoy como ayer, las arengas apasionadas a favor de la unidad opositora demuestran la independencia de esos medios.
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En una columna del diario Perfil, la ineludible Beatriz Sarlo se pregunta “¿Tiene la Argentina alguna importancia en las políticas regionales?” y no hace falta leer su respuesta para imaginarla: “Es evidente que nuestro país no tiene relevancia alguna en los escenarios que hoy se incendian en el oriente europeo.” Es extraño que la histórica política de neutralidad de la Argentina, hoy reflejada en relación a la invasión rusa a Ucrania, sea denunciada en un momento en el que las democracias serias del mundo se dedican a perseguir millonarios rusos transformados en “oligarcas”, a eliminar deportistas de esa misma nacionalidad de torneos y certámenes mundiales, a tachar de las cinematecas a directores por haber nacido en Rusia o a censurar señales de noticias rusas con el pretexto de que carecen de la objetividad de CNN, Fox News o La Nación Más. La seriedad política ya no es lo que era.
Luego de asumir la gobernación de Jujuy en diciembre del 2015, su alteza magnánima Gerardo I, emperador del Sol Poniente por la gracia de los Blaquier, visir de la Puna, maharajá del Potosí, marqués de Ledesma, León de Tilcara, Apóstol de La Paz, zar de los Siete colores, mariscal del Altiplano, califa de Humahuaca, Martillo de Herejes, Protector de la Justicia, Orgullo Radical y Azote de Dios, amplió el Superior Tribunal de Justicia con legisladores amigos que votaron su ampliación. Al parecer, esa corte amiga no lo es en el grado necesario ya que el visir de la Puna decidió iniciar un juicio político a tres de sus miembros. Quien sabe, tal vez los seis años de cárcel preventiva de Milagro Sala, detenida por incitación al acampe en enero del 2016, requieran de un mayor ahínco judicial que los empleados de ayer ya no están en condiciones de ofrecer.
Según una información aún no confirmada, el Azote de Dios evalúa nombrar como presidente del Superior Tribunal de Justicia a su caballo Babieca: “No es más boludo que el resto y al menos no habla.”
Imagen: Gerardo I, visir de la Puna y Azote de Dios posa montado sobre Babieca, el nuevo presidente del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)