Así como durante meses nuestros medios serios denunciaron al gobierno de la provincia de Buenos Aires por negociar con las familias que tomaron tierras en Guernica en lugar de arrojarles Napalm, hoy lamentan las consecuencias de esa expulsión que tanto exigieron. En las tapas de Clarín y La Nación o en los reportajes de TN o América TV ya no vemos caras torvas de siniestros robacampos sino chicos expulsados de sus casillas junto a sus familias que ya no son delincuentes que no respetan la propiedad privada, y que deberían ser encerrados en las cárceles colapsadas de la provincia, sino víctimas inocentes de la crueldad de un gobierno que, según esos mismos medios, hasta ayer les pagaba por tomar tierras.
Enhorabuena, esperemos que este cambio tan radical como benéfico se mantenga en el tiempo y la próxima vez nuestros medios serios dejen de exigir expulsiones inmediatas y apoyen el lento trabajo de orfebre como el que llevó a cabo el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia entre los caídos del mapa de dos calamidades consecutivas, Macri y el Covid, para relocalizar familias y responder a los temores de otros caídos del mapa, pero en un estadio apenas mejor: los vecinos que temen las tomas.
El domingo pasado, el triunfo del “Apruebo” en el plebiscito convocado en Chile abrió el largo camino hacia una reforma constitucional. “Terminar con su legado será nuestro legado” señalaban banderolas y pintadas en relación a la Constitución de 1980, el presente envenenado de Augusto Pinochet, la garantía de la continuidad por otros medios del modelo instaurado por la dictadura. Nuestra derecha, que durante décadas aplaudió ese modelo de crecimiento sin equidad prefirió no opinar frente a la evaporación de sus ilusiones trasandinas. Esperemos que pronto encuentre otro ejemplo injusto para imitar. En ese sentido, recordamos no sin algo de nostalgia cuando Mauricio Macri, todavía presidente, debatió el año pasado con Sebastián Piñera en un agradable encuentro organizado por la Fundación Libertad, uno de esos espacios reaccionarios que se autoperciben liberales, sobre “Oportunidades y desafíos para América Latina” y anunciaron el “fin del populismo” en la región. Luego pasaron cosas.
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La Asamblea Legislativa de Bolivia determinó la apertura de un juicio a Jeanine I, Emperatriz del Beni, Terror de los ateos, marquesa de Potosí, Defensora de las Santos Evangelios, Tigresa de los Llanos, Zarina de Cochabamba, Patrona de la Justicia, Hoguera de los agnósticos y ex presidenta autoproclamada del Séptimo Día, por masacres cometidas durante su breve reinado. Esperemos que Don Luis Almagro, titular de la OEA y uno de los felpudos más notables del Departamento de Estado, tome cartas en el asunto. No se debe perseguir a alguien por torturar distinto, sobre todo si lo hizo invocando la Biblia y la Embajada. Sólo falta que dejen que asuma Luis Arce por el simple hecho de haber ganado las elecciones.
Según pudimos leer en una columna del ineludible Román Lejtman, “Mauricio Macri fijó la agenda del diálogo político para condicionar a Alberto Fernández y marcarle un límite a Rodríguez Larreta.” En estos días me pasó algo parecido: fijé la agenda de mi cena con Julia Roberts para condicionarla y marcarle un límite a George Clooney. El incómodo silencio de ambos parecería probar que tuve éxito.
En medio del conflicto que junto a sus hermanos varones lo enfrenta a su hermana Dolores, Sebastián Etchevehere afirmó: “Estoy sobreviviendo aquí en la vera de la ruta. Solo de tanto en tanto me puedo comer un asado.” El grito desgarrador de ese pobre hombre en situación de calle- técnicamente en situación de ruta- convenció a los integrantes del Movimiento de #LosConTierra de lanzar una gran colecta nacional a través de la Fundación Felices los Ricos. Quien quiera donar puede hacerlo a través de la página web de la fundación, incluso en blanco.
En una entrevista exclusiva, Roundup, el perro del campo de Luis Etchevehere, relató el calvario que padeció durante los días en los que Juan Grabois y las milicias del Proyecto Artigas lo mantuvieron en cautiverio. “Me obligaron a tomar agua con marihuana. Completamente endrogado, me hicieron cantar Playa Girón y me tatuaron la cara de Néstor en la pata izquierda (...) Una madrugada hicieron parrillada de vegetales y escuchaban a Tonolec, lo recuerdo y me estremezco.”
Imágenes de una Argentina que pensábamos haber dejado atrás.
Imagen: Milicianos de Juan Grabois intentan adoctrinar a Roundup, el perro de Luis Etchevehere (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)