En la descripción formal e institucional (y teórica), el Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (OPISU) es una “entidad autárquica cuyo objetivo es garantizar el acceso a un hábitat digno y justo en villas, asentamiento y complejos habitacionales”. En la práctica y en la cotidiana, el organismo mencionado funciona como una “rueda de auxilio” de una estructura estatal más grande que debe estar presente en los barrios más vulnerados para resolver problemas estructurales históricos, y a la vez integrar dichos sectores populares a los distritos en los que están radicados.
La tarea es compleja, ardua, y necesita de una mancomunión muy aceitada entre organismos locales, provinciales, nacionales e incluso internacionales. La encargada de hacer funcionar la “rueda de auxilio” de un engranaje llamado Estado es Romina Barrios, politóloga, docente universitaria y autora del libro "El derecho a la ciudad”, entre otros estudios que engrosan su CV y la confirman para el cargo.
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“Nuestra forma de pensar y hacer es con la gente adentro, no hay otra ecuación”, repitió la directora de OPISU en reiteradas oportunidades durante la entrevista con El Destape. Remarcar el concepto pareciera ser es un mensaje puertas afueras a sectores que a veces ponen palos en el correr de la “rueda de auxilio”.
“La verdad es que Axel (Kicillof) nos acompaña en todo; esto sin voluntad política y sin su acompañamiento es absolutamente imposible”, agregó Barrios en referencia a los 151 barrios en 52 municipios intervenidos por el organismo desde que comenzó su gestión. Años atrás, la funcionaria conoció a Carlos Bianco - mano derecha del Gobernador - y desde allí militan a la par.
Con un corte al 31 de mayo del corriente, la ejecución de las 204 obras del OPISU llevó una inversión de $44.027.008.596. ¿En qué se destinó ese dinero? Viviendas dignas, conexiones eléctricas, limpieza y mantenimiento, redes de agua potable, construcción de veredas, mejora de calles, mejoras en el espacio público, creación de escuelas, jardines y centros comunitarios, entre otros.
Es decir, lo básico y necesario para que un asentamiento pase a ser un barrio y pueda tener una perspectiva de crecimiento y ascenso social. Dicho de otra manera, lo que en los barrios de clase media son aspectos resueltos décadas atrás. “Todos los aspectos que hacen al buen vivir”, sintetizó Barrios y amplió: “Cuestiones que tienen que ver con el reconocimiento de los espacios que están en los barrios comunitarios, con la perspectiva de una integración social mirándolo desde una mirada social, pero también desde la mirada productiva”.
¿Cómo haces para ir a esos barrios y que los vecinos y vecinas confíen vos respecto de las obras que van a hacer cuando hace décadas que se prometieron y nunca se ejecutaron?
-Nosotros no vinimos a desconocer los problemas y en general lo que hay es desconfianza. Cuando un Estado no funciona bien, más en lugares en donde es complejo llevar soluciones, lo primero que hacemos es no prometer, y tampoco llevar adelante un proyecto sino tenemos los fondos para hacerlo.
Venimos muy de atrás, pero nosotros creemos que es absolutamente posible. Axel (Kicillof) nos anima a todos. Es él, con esa cuestión tan particular y especial que tiene de ir para adelante y sin miedo. Somos un gobierno que trabaja de manera articulada y con teléfonos abiertos.
¿Cómo logran no pisarse con el resto de los organismo que también tienen intervención en los barrios? Tal vez haya una demanda concreta y es la misma obra que el municipio está por licitar, o lo hace el gobierno nacional…
-Sí o sí trabajamos con los municipios, primero por competencia y por una mirada profunda que tiene el Gobernador de no desconocer cada uno de las representaciones que tienen los territorios.
La mayor competencia la tienen los municipios por el andamiaje normativo; entonces trabajamos con los municipios porque muchas veces hay planes rectores, y por supuesto cuando uno lleva adelante una licitación tiene que pasar por todos los filtros de la Provincia, y eso implica revisar que no haya solapamiento de obras. En el mismo sentido trabajamos con las obras públicas de la Nación.
Nosotros empezamos con cero trabajadores de planta, cero. En esta área había contratados, o con contratos monotributistas y muchos se fueron cuando arrancó la gestión. Y hoy somos casi 400 trabajadores y trabajadoras, de las cuales 200 ya están en la planta permanente de la provincia de Buenos Aires. Entonces lo que también tenemos por delante es el desafío de que un programa no fracase, porque la integración social y urbana no terminan a pesar de los tiempos de las elecciones. Eso no van acompasado a las necesidades de los barrios, porque sin agua y cloaca no hay nada, sin electricidad, no hay nada.
“Reurbanizar es posible”, cerró Barrios convencida que una además de una buena vivienda, los barrios populares deben volver a recuperar el carácter de dignidad de vivir allí. Una frase peronista apropiada de la cultura sintetiza el objetivo último de la “rueda de auxilio”: (Trabajar y hacer)“hasta que lo imposible se vuelva inevitable”.