"El sueldo no alcanza", el reclamo de la CGT en la primera gran marcha de la era Alberto

Cientos de miles de trabajadores y trabajadoras se movilizaron por la situación económica del país. En contra de la "inflación" y para decirle "basta a los especuladores". También se escucharon pedidos para que el Gobierno tome medidas.

17 de agosto, 2022 | 20.19

Hacia donde se mirara había una insignia o una pechera de un sindicato u organización social, acompañados por el resonar constante de los bombos y los platillos que acompañaban la marcha de cientos de miles de trabajadores y trabajadoras. Las banderas se podían ver colgadas a lo largo de toda la 9 de Julio o arrastradas por integrantes de los sindicatos y de las organizaciones políticas y sociales que se sintieron interpeladas por el llamado que, hace poco más de un mes, hizo la Confederación General del Trabajo (CGT) y las distintas corrientes que la integran en un contexto en el que la inflación no deja de escalar y se come los salarios. La consigna, “Primero la patria. Basta de especuladores” fue la que aglutinó a la masa de trabajadores y trabajadoras en una movilización que tuvo como orador inesperado al secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano.

Fue cerca del mediodía en la intersección de Belgrano y 9 de Julio, en donde Camioneros hizo su convocatoria, cuando Moyano hijo se salió del libreto y se subió a un camión que ofició de escenario improvisado. Desde allí, criticó a los empresarios por ser los "los grandes distorsionadores de precios en el país”. Pero no sólo eso, en disidencia a sus compañeros de cúpula le habló al presidente Alberto Fernández y le exigió “un bono, asignación o suma fija para los trabajadores que no llegan a fin de mes”. Una opción a la que se oponen los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer y Carlos Acuña, porque consideran que perjudicará a los gremios que más cobran. A su reclamo, además, sumó paritarias libres.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Para las 15, las columnas ocuparon desde la avenida Independencia hasta el Obelisco para ir hacia el Congreso Nacional con una bandera y un arco inflable que atravesó la calle con el lema de la convocatoria "Primero la Patria", sostenida por los dirigentes sindicales: Daer, Pablo Moyano, Omar Plaini, Carlos Acuña y Sergio Romero, entre otros y donde leyeron el documento ya difundido

"La patria libre, justa y soberana por la que San Martín luchó, reclama compromisos firmes para mitigar la injusticia social que hoy nos asfixia", sostiene el comunicado que hace referencia también al día de la conmemoración del paso a la inmortalidad del libertador de América. Desde allí, llamaron a la construcción de un Acuerdo Nacional y a un Diálogo Nacional institucionalizado desde donde se pueda hacer frente a la "gravedad de la situación actual" que, determinan, "demanda soluciones urgentes y profundas".

A ellos se plegaron organizaciones sindicales y sociales que en el caminar de la calle día a día perciben lo que marcan los números de la economía del país: el 7 por ciento de inflación en julio y una canasta básica que sobrepasó el ingreso por los 100 mil pesos mensuales. Las y los presentes que pudieron verse llegaron desde distintos puntos de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, así como de Entre Ríos, La Rioja y Santa Fe, por mencionar sólo algunos. Docentes, marítimos, astilleros, aceiteros, químicos, integrantes de cooperativas, trabajadores y trabajadoras de la economía popular, recicladores, vendedores ambulantes, promotores de salud y militantes de organizaciones sociales, confluyeron más allá de las diferencias expuestas en una movilización que tuvo mucha gente y pocos cánticos y agite.

Allí, estuvo, por ejemplo, Walter Herrera, un camionero que pareciera tener la lista del supermercado en la cabeza. Se sabe el precio de la alita, del pollo, de la harina y el aceite. Tiene tres hijos sin trabajo y 15 nietos. En total, en su familia son 21 y mantiene a todos con el mismo salario. “Nunca viví esto, desde hace cinco meses que pasa, algo tiene que hacer el Gobierno, aunque no sea el que tiene la culpa”, sostuvo ante El Destape, sin salirse demasiado de lo que planteó la dirigencia al momento de la convocatoria. "El sueldo no alcanza", dice en consonancia con cada persona a la que se le consulta.

“Los salarios no están acorde a los ajustes y en el pueblo se vive peor que en la ciudad, porque hay mucho trabajo en negro”, contó a este medio Daniel González, que llegó a la Ciudad de Buenos Aires con una delegación de 150 personas de la CTA Santa Fe. Es de Humberto Primo, un pueblito ubicado al noroeste de la capital de la provincia, en donde junto con sus compañeros están a cargo de El Criollo, un merendero que asiste a 150 familias y, además, autogestionan una fábrica de alfajores.

Depende a quién se consulta, las miradas. Para el secretario general del Sindicato de Guardavidas (Sigura), Guillermo Ormaechea, “el Gobierno tiene que ponerle un freno a los especuladores que someten a la canasta básica de alimentos”.

David M, prefiere resguardar su identidad. Llegó desde Rosario, Santa Fe, junto al Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Afines de San Lorenzo – Gran Rosario. En la pechera que lleva puesta y en la bandera que arrastran junto con sus compañeros se podía leer la consigna “soberanía industrial”.

“Hay que marcarles la cancha a los empresarios y al gobierno también. Las cúpulas sindicales plantean lo contrario. Nosotros venimos porque hay que estar en la calle y llamar a un paro general”, dice y sostiene que en las bases de los sindicatos de la provincia se baraja la posibilidad de una medida gremial más fuerte. Según contó a este medio, en el gremio las categorías más bajas no llegan a la canasta básica y las más altas, a penas pisan los 180 mil pesos.

A lo largo de la movilización no se escucharon cánticos y las consignas fueron acordes a lo planteado por la dirigencia, más allá del gesto de poder que mostro Moyano en su escenario. En general, “inflación” y “especuladores de precios” son categorías que resuenan en los discursos de las y los participantes de la movilización.

Sin embargo, cuando se consulta en dónde encontrar las respuestas o salidas a la crisis económica que atraviesa el país, la respuesta gira en torno a responsabilidades gubernamentales. “Vinimos en apoyo a la CGT. Como ellos apoyan al movimiento, el movimiento los apoya a ellos”, dijo Karina López docente, encolumnada bajo la bandera de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular de Avellaneda. Cuando se le consultó cómo se sale de la crisis actual respondió que con “mejores políticas económicas y socioeconómicas”.

Bruno Rubio es uno más de los que sostiene una bandera que atraviesa casi de punta a punta la avenida Belgrano, sobre la 9 de Julio. Vive en Isidro Casanova, zona oeste del Gran Buenos Aires. Tiene 45 años y tres hijos que sostener, todos varones de 17, 14 y 11 años. Cuenta que con su mujer empezaron una pyme de panificados porque ella está sin trabajo. “Antes no existía tener dos trabajos, hoy si haces horas extra con el impuesto a las ganancias te descuentan”, dice con un dejo de tristeza que se nota en su mirada. Y pasa a relatar cómo se la rebuscan también sus propios compañeros mientras señala a cada uno de ellos: él maneja su auto con una de las aplicaciones de transporte de pasajeros, aquel hace velas aromáticas, él es músico, otro se metió a estudiar programación.

Delante de ellos taxistas de la Ciudad de Buenos Aires llevan una bandera con la inscripción: “FMI – UBER – HAMBRE”.

Los movimientos sociales también estuvieron presentes. A diferencia de las sindicales, la presencia de las mujeres junto a sus familias es más notoria. Llevan sus viandas para comer y compartir, y cuando hay un parate en el recorrido de la marcha se sientan a descansar, algunos cierran los ojos un ratito. La sensación que transmiten Lorena Aranda y Vidalia Villalba, del MTD Aníbal Verón es de desesperanza: “Con todas las veces que vinimos ya tendríamos que haber tenido resultados”, dice Aranda casi sin ánimos de hablar. Al comedor que manejan en conjunto asisten unos 90 chicos “vienen descalzos, no tienen ropa, tenemos que hacer colectas para que puedan tener algo”.

En las cooperativas el pluriempleo también es una lógica que se aplica, contó Vanesa Cruz, promotora de salud en Ezeiza e integrante del Frente Darío Santillán. Para ella, los cambios en el Gabinete “pueden llegar a ayudar” y dijo que espera que “esto funcione”, porque aunque trabajan todos los días “no se llega a la canasta básica”.

Cuando la marcha ya estaba llegando a su cierre, Diego Loglio, de UPCN Entre Ríos, se juntó con sus compañeros a un costado para emprender la retirada. Es trabajador del Hospital de Niños que tiene en su nómina más de 1800 empleados y empleadas cuyos salarios pisan los 95 mil pesos y no llegan a la canasta básica. “Los aumentos joden mucho, el Gobierno se tiene que hacer responsable”, afirma sin tapujos y dice que en las bases se habla de “paro general el mes que viene o en un par de semanas”.

“Con esto estamos llamando la atención de los empresarios, pero también del Gobierno”, asegura y marca distancia con lo que propusieron desde las cúpulas sindicales. 

La columna de los porteros de edificios que comanda Víctor Santamaría, podría decirse que fue una de las que demostró algo más de alegría. Ingresó a la Plaza de los Dos Congresos y pasó el arco inflable de la CGT con un conjunto de vientos que entonó la marcha peronista y, detrás, los acompañaron bombos, platillos y un colectivo que tiene talladas figuras de la historia nacional y popular de Argentina. Cuando ya llegaba la desconcentración, se pudo escuchar a lo lejos un fragmento de un discurso de Evita.

Mientras tanto, organizaciones sociales de izquierda nucleadas en el Frente de Izquierda, la Unidad Piquetera y el Sindicalismo Combativo llamaron a una jornada de lucha alternativa contra "el ajuste y en apoyo de las luchas" contra el Gobierno nacional. Previo a la concentración que copó Plaza de Mayo, la diputada nacional Myriam Bregman, habló con Radio Nacional y consideró que la jornada debería ser "el inicio de un plan de lucha para enfrentar a estos empresarios que especulan con el valor de los alimentos y presionando para una devaluación".