A poco de comenzar la primera gran marcha de la era de Javier Milei, el clima de tensión crecía en las calles. No solo por el masivo despliegue de fuerzas federales que el Gobierno nacional mostró en algunos de los principales accesos a la Ciudad de Buenos Aires, sino entre la misma gente que se cruzaba, por ejemplo, dentro de la estación de trenes de Constitución, donde ya ingresó la Policía. Las escenas parecían un termómetro del humor social que reina en este fin de año: posiciones polarizadas, mucho enojo y el temor a lo que se viene.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
"Mira cómo estamos viviendo, la miseria de todos los días. Aumentan los productos de los artículos de la canasta familiar, de la comida todos los días. Aumenta todo menos el salario, menos la jubilaciones. Los remedios para la gente que está enferma también aumentan", contó a El Destape una mujer que pidió no dar su nombre, pero dijo que trabaja en una escuela.
Cerca de allí, una joven de 21 años, niñera, que estaba ahí "de casualidad", se quedó escuchando las discusiones entre los pasajeros y los mensajes que repetían una y otra vez el protocolo antipiquetes: "El que corta, no cobra". "Lo estuvo escuchando y la verdad que me pareció medio para meter miedo. Yo no soy alguien que cobra planes, así que yo no tengo nada que perder. Hay mucha gente en mi posición también y eso no va a impedir que la gente salga. Si la gente sale igual y pierde el plan van a seguir saliendo porque total ya lo perdieron. Además, me parece una medida muy antidemocrática porque el gobierno anterior nunca prohibió los piquetes, nunca prohibió ninguna marcha", sostuvo Priscila Albornoz en diálogo con este portal.
"Me parecen muy mal las medidas que quieren tomar y, sobre la situación económica, va de Guatemala a Guatepeor", agregó y aclaró que ella no votó por Milei.
Mientras hablaba se desata una pelea cerca entre los pasajeros y laburantes que se cruzaban en la estación.
"Gobierno de los laburantes, abajo este gobierno de mierda", gritó un pibe que bajó del tren y se dirigió hacia la salida del edificio. A un costado, está Juan Pando: "Estoy acá porque estoy en contra de la policía, salís a Avenida Caseros y están todos preparados", contó sobre el dispositivo que se armó desde temprano en la mañana en función del protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
"Nos damos cuenta de que están esperando gente común para pegarles y no queremos que pase, queremos ser testigos de eso, sacar fotos porque no pueden hacerlo. Es anti constitucional", advirtió Graciela Vargas, una docente jubilada. Ella no va a la marcha, iba al hospital a visitar a un familiar. Pero apoya los reclamos. "La gente tiene derecho a protestar. Esto no es democracia", coincidieron Vargas y Pando.
Pasado el tumulto, varias personas se quedaron esperando, expectantes. A diferencia de otras ocasiones, no hubo concentración de las organizaciones militantes y populares, aunque poco después llegó el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni y habló ante las cámaras de televisión. Adelantó que van a "marchar por la calle", pese a las amenazas de Bullrich.
MÁS INFO
"Los compañeros de la Utep están acá presentes, estamos com organismos de derechos humanos, estamos los dirigentes políticos garantizando que los compañeros puedan pasar sin ningún tipo de molestia por parte de la policía. Hemos visto un operativo digno de una guerra, de un Estado de sitio en Argentina, frente a lo que es una movilización pacífica. Desde la mañana, están aterrorizado a la población que, sin embargo, está viniendo masivamente, vamos a hacer una enorme movilización por las libertades democráticas. No les vamos a permitir a la ministra Patricia Bullrich que declare el estado de sitio de hecho. Si quiere estado de sitio, que lo lleve al Parlamento. Si quiere cambiar la Constitución que mande una reforma constitucional. Acá estamos y acá nos vamos a quedar y vamos a garantizar que marchemos a la plaza de mayo desde distintos puntos para garantizar la seguridad", prometió Belliboni.
Belliboni cuenta que los manifestantes ya están yendo al punto de concentración en subte, mientras la Policía se ubica para bloquear la salida y entrada hacia la boca del subte C.
No hubo agresiones, pero sí gritos y hasta algunos insultos, especialmente a los periodistas que cubrían para la televisión. "Periodista hijo de puta, la punta que te pario. Ustedes pusieron a Milei. Viva Perón, viva la vida", cantó un pelado con la camiseta de Boca y unas bermudas.
Opiniones polarizadas
Pero no todo el mundo piensa igual, incluso, entre les espectadores que se quedan alrededor mientras Belliboni habla con la prensa. "No estoy de acuerdo con toda esta vagancia", concluyó Nora, enfermera jubilada. Cuando se le consulta si va a ir a la marcha pone cara de asco y dice que no, aunque sostiene que conoce lo que pasó el 20 de diciembre de 2001. "Eso que pasó ya pasó, que no estuvo bien, pero eso no implica que corten la calle y que no dejen laburar a los que los mantenemos, no me gustan", aseguró.
Cerca de las 15, efectivos de la Policía Federal se multiplicaron en la estación, donde se espera que sigan llegando las columnas desde zona sur.
Néstor, tiene 40 años, y comía un alfajor apoyado sobre uno de los kioscos. Es empleado: "No estoy de acuerdo con estas medidas del Gobierno, me parecen arbitrarias. Conozco mucha gente que dice que lo votó y que hay que darle tiempo, todo, pero se vuelve a repetir lo mismo. Sacan subsidios, recortan a los trabajadores, nunca hablan de tocar a los poderosos".
Para Néstor "vamos mal" y su "única esperanza" es que la gente se movilice. "Cuando la clase media se movilice va a sentir este Gobierno cómo está el pueblo, cuando empiecen a llegar las primeras boletas de luz y de agua ahí se van a dar cuenta de que se equivocaron". Al paso, también estaba Alejandra, de 47 años. Venía del médico con su hijo de 6, estaba apurada porque no quiere cruzarse con la movilización. Desde su mirada, "tienen derecho a reclamar". Al paso, contó que cuando ganó este Gobierno le dio miedo y se puso a llorar.