Interna PRO: el bullrichismo contraataca en la provincia de Buenos Aires

En este distrito clave escala el conflicto en el partido y se le dará continuidad a la foto que dejó en evidencia los vínculos entre los amarillos bullrichistas y La Libertad Avanza.

18 de junio, 2024 | 00.05

Mientras Mauricio Macri trabaja la agenda del PRO post aprobación de la ley Bases, Patricia Bullrich mira con recelo lo que pueda ocurrir el 4 de julio, fecha clave para el destino del partido a nivel nacional. Ese mismo mes, en la provincia de Buenos Aires, figuras ligadas a la ministra de Javier Milei le darán continuidad a la foto que se tomaron en Esteban Echeverría hace unas semanas para marcar un sugerente camino común con La Libertad Avanza.

Al mirar la foto país, el macrismo logró mantener la unidad después del golpazo electoral del año pasado. En el Congreso, se logró la actuación conjunta tanto en Diputados como en el Senado y se evitó una interna sangrienta a la hora de definir la conducción del partido. Pero Macri lo planificó todo, en silencio y con el consentimiento de la propia Bullrich.

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Cuando Mauricio quedó como único e indiscutido líder formal del PRO, la ministra de Milei accedió a ocupar pocos lugares de importancia dentro de la estructura partidaria. Se quedó con la vicepresidencia segunda, en manos de Damián Arabia, y ella se guardó la silla de jefa de la Asamblea del espacio para coordinar con los presidentes del interior. “Nadie recuerda al vice segundo”, se lanzó en su momento para graficar el logro insignificante del bullrichismo.

A Arabia ya lo excluyeron de reuniones importantes para el partido. Eso generó mucha bronca porque, de querer hacer un encuentro político, Mauricio podría haber convocado a un mitin aparte, por fuera de la estructura. Pero no lo hizo y, simbólicamente, los excluyó de la institucionalidad amarilla. El problema es que ahora también lo haría con la propia Bullrich, corriéndola hacia un lado.

El 4 de julio, el presidente del partido tal vez decida dejar a Patricia sin su silla al frente de la Asamblea del espacio amarillo, quitándole todo poder dentro de la fuerza. Es el temor de quienes están cerca de la ministra. Con la jugada, Mauricio la estará invitando a retirarse del PRO – dejándole a ella la responsabilidad de romper –. La espera bullrichista, en una batalla de construcción de sentido, quiere culpar a Macri como ya lo hizo en Buenos Aires con la denuncia de un “golpe de Estado” que sirvió para partir del bloque en la Legislatura.

Se espera que, como contragolpe, haya una reunión de dirigentes bonaerenses bullrichistas en julio, casi como una respuesta a lo que pueda hacer Macri a nivel nacional. La movida será 100% bonaerense, sin incumbencias nacionales y servirá para resaltar las figuras de distintos dirigentes, como la del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, que podría jugar como candidato para la provincia en 2027.

El bullrichismo tiene diferentes miradas sobre la posición a adoptar ante la guerra interna del PRO. En principio, el conflicto provincial no salió de tierras bonaerenses y, al menos hasta el 4 de julio, seguirá así. Hace unas semanas, hubo una foto entre dirigentes que ahora se referencian en la ministra de Seguridad y figuras locales del mileísmo, entre ellas el armador Sebastián Pareja. Casi como una respuesta a eso, Mauricio reunió a la tropa días después, excluyendo al sector de la funcionaria de Milei para no ventilar estrategias políticas.

Sin desmerecer la intención de destacar a las figuras de la provincia de Buenos Aires, a nivel nacional el bullrichismo no quiere escalar el conflicto de la provincia. Así como en esas tierras algunos dirigentes pueden aprovechar para hacer ruido, destacarse y posicionarse, el gobierno y la ministra no quieren llamar demasiado la atención con un conflicto que castigaría la sociedad.

La interna del PRO, por extensión, también empapa a La Libertad Avanza porque en el fondo se disputa la conducción del nuevo espacio de derecha en la Argentina, algo que quiere comandar Karina Milei. Esta disputa no sólo es muy “casta”, por el cargo, de la “política” sino que también anticipa una batalla que se querrá dar más cerca del momento justo, la electoral.

Según el último estudio de Zubán Córdoba, un 64% votó a Milei para castigar a la casta política y un 46,6% sostuvo que Milei quiere cambiar el país, pero la casta no lo deja. En tanto, el 52,2% de los votantes de Milei en el balotaje manifestó que lo eligieron para que destruya el Estado. Todos indicadores que muestran que sus seguidores no quieren empaparse de peleas propias de aquello con lo que desacuerdan (la política).

De momento, el bullrichismo sostiene su identidad amarilla (“somos PRO”) y apuesta a trabajar con La Libertad Avanza desde la coordinación de espacios. En Buenos Aires, eso ya está avanzado y, entre ambos bloques (el de la ministra y el del presidente), se calculan unas 11 voluntades para complicarle la gestión a Axel Kicillof. Más adelante, cerca de las elecciones, se trabajará la coalición electoral que, al no tratarse de elecciones presidenciales, dependerán mucho de los acuerdos territoriales.