La decisión de Javier Milei de vetar la ley de financiamiento universitario activó todo un mecanismo de lucha que podría complicarle el panorama al gobierno. La Federación Universitaria Argentina planea una multitudinaria marcha que podría doblegar las voluntades de algunos volátiles, inclinándolos a insistir con la norma. El objetivo es que la gente, en la calle, le haga erizar la piel a los radicales que cambiaron su voto con los jubilados y que Innovación Federal sostenga el afirmativo, sin irse a una abstención. Si la sesión se coordina con la movilización, el efecto podría generar ese temblor. También podría abrirse la discusión para derogar el DNU 70/23 y dejar sin efecto los límites al acceso a la información pública. Sin embargo, se reconoció en filas dialoguistas, "va a ser muy difícil", aunque va a ser un tema "muy presente" cuando se aborde el Presupuesto 2025.
En el Senado, el panorama es, una vez más, bastante más sencillo que en Diputados. La Cámara Alta aprobó la iniciativa con 56 votos, y necesitará 48 para rechazar el veto. Sobrado. La cámara Alta, sin embargo, tiene otro panorama. El proyecto tuvo el visto bueno de 142 legisladores y el rechazo de 73. Para insistir con la ley, se necesitarán 172 voluntades, faltan 30. Para sostener la medida presidencial harán falta 87, faltan 14. Esos números se buscarán entre las 5 abstenciones y 36 ausencias que hubo en todos los bloques.
Dentro de las curiosidades que ocurrieron en Diputados, en agosto, cuando se trató el tema, la UCR tuvo una abstención y cinco ausencias. En esta oportunidad, el bloque tendrá un legislador menos por la renuncia de Pedro Galimberti y el PRO uno más. El macrismo tuvo solo cuatro ausencias en su momento.
La Coalición Cívica sólo dio un voto a favor de la ley, ya que registró tres ausencias y dos abstenciones. Encuentro Federal, de Miguel Ángel Pichetto, participó con 10 positivos y seis faltas, mientras que los provinciales de Innovación Federal aportaron sus ocho votos afirmativos. El Movimiento Popular Neuquino sostuvo su voto favorable, los tucumanos de Independencia dieron dos en ese sentido y una ausencia.
La Libertad Avanza no tuvo asistencia perfecta, con dos ausencias y la abstención de Lourdes Arrieta, que ya no forma parte del armado, y en Producción y Trabajo tampoco estuvieron. Buenos Aires Libre, Creo y el MID son aliados firmes del gobierno.
Esta semana dejó en evidencia que la dificultad de tomar decisiones uniformes en cada espacio político, ya sea por lo difícil de acompañar, para algunos, las iniciativas del gobierno o porque el verticalismo pasó de moda y se abrió la etapa del libre pensamiento.
El PRO está envuelto en una guerra interna para terminar de definir cuál será la posición del partido frente a La Libertad Avanza. Mauricio Macri apunta a una coordinación electoral, sin fusión. El bullrichismo ya avanzó con La Libertad Avanza en la inauguración de mesas políticas distritales en Buenos Aires. Las diferencias internas a la hora de posicionarse obedece tanto a convicciones como a lecturas.
La desconfianza en el sector amarillo está a flor de piel. La campaña contra Patricia Bullrich, exigiendo su renuncia después de que una niña de diez años haya sido gaseada el miércoles en Congreso, fue leída como una maniobra de Mauricio Macri contra la ministra de Seguridad. La disputa política no escaló públicamente culpa de la intención dirigencial de evitar mostrarse envueltos en peleas de casta.
“Nosotros no somos una estructura paramilitar. Esa verticalidad es para el Ejército, no para la política”, se dijo desde filas amarillas después de la diversa votación en el Senado. Es “falso”, se sostuvo, que Mauricio Macri haya pedido qué votar y qué rechazar. Sí, en algunas conversaciones que derivaron en elecciones disímiles dentro del bloque, le manifestó a algún dirigente su opinión, pero no impuso una línea. “No intercede”.
Si bien el bloque siempre intenta acordar, la verticalidad no es indispensable. “Hemos hecho de la diversidad una bandera”, se resumió en el PRO. Lo cierto es que hubo diferencias internas, en Senado, tanto para la votación por la nueva y vetada movilidad jubilatoria, para el rechazo de los fondos reservados de la SIDE y para el presupuesto universitario.
Llamó la atención el gran caudal de votos amarillos para financiar la educación superior. Entre los seis que integran el bloque y otros dos muy aliados, hubo cuatro votos afirmativos, tres negativos y una abstención. La mayoría decidió acompañar este proyecto que se convirtió en ley.
A la hora de elegir el futuro del DNU de los fondos reservados de la SIDE, el macrismo exhibió dos abstenciones. Curiosamente, una de ellas corresponde a Martín Goerling que, hace tan solo unas semanas, sonaba como uno de los posibles nombres para conducir la comisión bicameral que controla los organismos de inteligencia. También el PRO dio tres rechazos variopintos, alguno muy cercano a Mauricio Macri y otro del bando de Horacio Rodríguez Larreta, y tres acompañamientos, entre los que se encontró el de Luis Juez, jefe del bloque.
La lectura de una votación tan diversa fue en línea con el argumento elegido por Macri para describir su relación con Javier Milei. El PRO no está en una alianza con La Libertad Avanza y, por lo tanto, no le va a votar afirmativamente todas las iniciativas, pero tampoco va a impulsar una reunión para ir en contra del gobierno porque no quieren que al presidente le vaya mal. Lo que dieron en llamar “acompañamiento responsable” para garantizar la gobernabilidad, pero sin dejar de señalar diferencias.
El que se mostró muy activo frente al financiamiento de las universidades y el rechazo al veto a los jubilados fue Horacio Rodríguez Larreta. Guadalupe Tagliaferri, senadora y presidenta de la corriente de pensamiento larretista MAD, viene jugando con libertad hace tiempo, diferenciándose del resto del bloque. Álvaro González, en Diputados, insistió con la ley de movilidad. Ellos comparten ciertas convicciones que los llevaron a tomar esas decisiones, pero pareciera vislumbrarse una incipiente intención de distanciarse.
La UCR logró, después del escándalo en Diputados, mostrar la unidad en el Senado pero un dato se destacó sobre el resto. Los mendocinos se diferenciaron del bloque y le hicieron un guiño a Javier Milei. Según se comenta en filas radicales, Luis Petri ya está buscando y llevando concejales y diputados provinciales hacia su propio armado, por fuera del de Alfredo Cornejo. Toda una señal libertaria que podría intentar poner en riesgo el poder del radical.
Enfrentado a esa posibilidad de una batalla mendocina, fue el único gobernador de Juntos por el cambio que tuvo senadores que no rechazaron los fondos reservados de la SIDE. Mariana Juri y Rodolfo Suárez se ausentaron para esa votación. También fue el único que mostró diferencias a la hora de abordar el financiamiento universitario. Juri eligió rechazar la ley y Suárez no estuvo.
Senadores radicales y macristas de la CABA, Chubut, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Santa Fe y Jujuy, todos distritos gobernados por el PRO y la UCR, rechazaron los fondos reservados de la SIDE y aprobaron el presupuesto para las casas de altos estudios. San Luis y San Juan no tienen legisladores de estos partidos y la única provincia que fue contra esta línea fue Mendoza.
Según explicó un gobernador, nadie le pidió nada. Cerca de otros mandatarios se sostuvo esa posición, el gobierno no se comunicó para solicitar ningún favor y los jefes provinciales vieron la votación desde la tribuna.