El Gobierno quiere armar una Corte Suprema como la "mayoría automática" que tuvo Carlos Menem y como hoy muchos denuncian en Estados Unidos: con nueve miembros. Por eso, ya trabaja y negocia para llevarla a cabo tras el debate de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla.
Uno de los encargados de esa tarea es el Secretario de Justicia, Sebastián Amerio. Es el Nº 2 del ministro Mariano Cúneo Libarona. Amerio es amigo de toda la vida de Santiago Caputo, quien es uno de los impulsores de esta nueva Corte. Según supo El Destape, Caputo repite en privado: "Soy anglófilo y me gusta la Corte que tiene Estados Unidos con nueve jueces".
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La idea del Gobierno es dar este debate una vez que ya se haya dado en el Senado la sesión donde se tratarán los pliegos que envió el Poder Ejecutivo para ocupar las vacantes en el máximo tribunal. Alrededor de Javier Milei están confiados en que se lograrán los votos para el pliego de Lijo, quien ocupará la vacante que dejó Elena Highton de Nolasco en 2021.
El tema García Mansilla es más complejo y no estarían los votos. Si bien en el Gobierno dejaban trascender que "eran los dos o ninguno" ahora empieza a aflojar esa idea. El tema Lijo, sin embargo, no evitaría problemas graves con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, una férrea opositora a la designación de Lijo como juez de la Corte.
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En el entorno de Milei creen que Villarruel está operando con Horacio Rosatti (presidente de la Corte) y con el dueño del diario La Nación, Julio Saguier, para evitar que ello suceda. En cambio, vieron con buenos ojos la declaración del senador de Unión por la Patria Oscar Parrilli, muy cercano a Cristina Kirchner, quien la semana pasada declaró que "es una medalla para Lijo que Clarín y La Nación te critiquen". Gestos.
En el Gobierno pretenden que los pliegos (o el pliego de Lijo) esté aprobado en el Senado en agosto. "A más tardar septiembre", le dijo un entornista del Presidente a El Destape. Hay apuro. Pero a Villarruel no se la ve muy apurada.
Dos ejemplos de cortes ampliadas
Milei quiere imitar una Corte de Estados Unidos que justamente en estos momentos está siendo muy cuestionada. Es la Corte que dejó Donald Trump, quien se acerca nuevamente a un nuevo mandato.
Trump eligió a tres de los jueces y tanto él como Biden están confiados en que en el próximo mandato se podrían liberar otros dos lugares. Esto sumado a las recientes y polémicas decisiones del tribunal hicieron que en la prensa y en la política se esté poniendo en duda su independencia y legitimidad. Hasta Barack Obama la cuestionó públicamente.
En Argentina ya hubo una Corte de nueve miembros. Fue la famosa "mayoría automática" de Carlos Menem. Tenía cinco jueces que fallaban con regularidad a favor de los intereses del Ejecutivo. Fue en 1990 su creación.
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Quien tuvo la iniciativa para regresar a los cinco magistrados fue una senadora peronista. Una tal Cristina Kirchner, que en 2006 presentó el proyecto. Con la ley 26.183, la Corte se fue reduciendo de nueve a cinco y finalmente se conformó la Corte bajo el mandato de Néstor Kirchner.
Por ahora, según dejaron trascender en Balcarce 50, el oficialismo no intenta impulsar una división del máximo tribunal en salas temáticas sino que sea una Corte compacta. La idea es federalizarla y que haya representación de las provincias entre los posibles nuevos cortesanos. Y podría haber mujeres.
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