Cualquier análisis del concepto de pobreza va más allá de su mero análisis en términos del dinero que se tenga en el bolsillo, con el que se puedan adquirir ciertos bienes necesarios para la supervivencia vital y el albergue, pues hay otros bienes que no pueden ser provistos por un acto de compraventa diario, bienes que contribuyen al mejoramiento material de la vida de las personas, y que normalmente son provistos por los gobiernos municipales, provinciales, y el gobierno nacional, dado que exigen una inversión y un control de gestión que excede al de un negocio particular.
Puntualmente hay una relación entre la gestión local o municipal y la obra pública de pequeño volumen, y ello es porque los agentes municipales o del gobierno local están mejor preparados para informarse de cuales sean las falencias inmediatas en los entornos urbanos degradados en donde vive la gente pobre, y por consiguiente, saben cuáles han de ser las obras de impacto inmediato que rápidamente mejoran la vida de estas personas.
No es difícil hacer una lista o catálogo de ello: caminos asfaltados o mejorados, redes cloacales y de agua potable, alumbrado público, transporte público eficiente, salas de atención primaria de salud, centros cívicos y comunales, clubes barriales con infraestructura deportiva para que los colegios puedan hacer allí sus actividades de educación física y deportes, etcétera. Se trata de obras pequeñas y medianas que incluso pueden ser llevadas a cabo por cooperativas locales y que muchas veces no insumen mano de obra muy especializada y qué son en general gestionadas por los gobiernos municipales. Ahora bien, estos gobiernos no siempre tienen los fondos para atender estos requerimientos, y muchas veces dependen de las transferencias de los respectivos gobiernos provinciales, que a su vez dependen de la coparticipación federal, los ATN o la financiación directa del gobierno nacional.
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Y en los casos en que los gobiernos municipales no reciben estos fondos, tienen que incrementar las tasas para poder recaudar, lo cual tiene un impacto negativo sobre la población, que muchas veces es una población económicamente sumergida y, al no poder pagar las tasas municipales, no puede financiar entonces esas obras de renovación de su espacio urbano, lo cual se convierte en un círculo vicioso de refuerzo de la pobreza y la marginación.
Mejorar la vida de la gente no es solo cuidar sus ingresos, es cuidar sus entornos urbanos inmediatos, por ello, con poca inversión y con obra de impacto local se logran mejoras significativas en la calidad de vida de las personas.
Pero un gobierno nacional que sólo atiende a una relación nominal entre las cuentas públicas, sin ninguna atención y ni resguardo sobre el impacto social que tiene el gasto público, no puede atender ello o es más lo desatiende deliberadamente.
Como se señaló recientemente, en el del actual año 2024 "...Entre fines de 2023 y el último dato disponible en febrero pasado, quedaron en el camino 2117 proyectos que dejaron de ser financiados con fondos nacionales.".
Esto se refleja a partir de informes con diagnósticos muy críticos de la situación, elaborados por especialistas que tienen un largo compromiso con la obra pública de impacto local, así como señala Claudio Velasco, ingeniero de la UNLP “el Presidente vive evidentemente en su mundo de teorías económicas, con un total desconocimiento del real rol que debe llevar adelante el Estado, no solamente en lo que respecta la industria de la construcción, sino desde un posición deshumanizada hacia la sociedad argentina a la que él debería contener. Él piensa en las obras públicas como gasto y no como una inversión que brindará una mejor calidad de vida a la sociedad".
Y esto no solo es un impacto directo en una industria - la industria de la construcción - que las que se conoce como empleo intensivo, que deja a decenas de miles de trabajadores en situación de falta de ingresos, en todos los circuitos que viven en torno a la obra pública, es decir, comercio, transportes etcétera. Por lo cual, esta reducción draconiana de la inversión se refleja en un doble daño, daña las poblaciones al no mejorar sus entornos urbanos inmediatos, y daña a grandes sectores del empleo que quedan expulsados del mercado laboral. Como señala el ingeniero Velasco, "Queda claro que este brutal recorte del 80 % que aplicó Milei, repercute de manera directa en los trabajadores, las Empresas, como también en las provincias afectadas, las cuales ven dilatarse, por tiempo indefinido, la posibilidad de poder brindar una mejor calidad de vida a sus poblaciones.
La tarea fundamental del gobierno no es conquistar titulares internacionales o dar conferencias ante un auditorio que parece dormirse, sino mejorar la calidad de vida inmediata de los argentinos. No con grandes epopeyas y hazañas que nada impactan en la vida cotidiana. En ese sentido, la obra pública de alcance local es una herramienta fundamental e imprescindible, cosa que el gobierno de La Libertad Avanza parece no entender, lo cual sigue siendo otra grave señal, no de sordera, sino de impericia y desconocimiento de las realidades del territorio, con las consecuencias de su desatención.