La nueva centralidad de Axel Kicillof

Desde Berisso y utilizando de marco el Día de la Lealtad, habló de unidad, pidió no dejar a nadie afuera en la discusión partidaria y llamó a oponerse pero también a construir una alternativa al ajuste y la violencia de Milei. 

17 de octubre, 2024 | 20.29

En el acto central de este 17 de octubre, Axel Kicillof volvió a evitar el barro de la interna que le viene proponiendo, cada vez con menos elegancia, La Cámpora. Esquivar el conflicto no es simplemente una maniobra de evasión sino una decisión táctica en el marco de una interna que, le guste o no, existe y está acelerándose a un ritmo preocupante y a plena luz del día. 

El gobernador bonaerense habló de unidad y ubicó el foco de sus críticas exclusivamente en las políticas de Javier Milei. Citó varias veces a Cristina Fernández de Kirchner y protestó contra la persecución judicial que la tiene como víctima, pero resistió las presiones públicas y privadas para respaldarla en su candidatura a encabezar el Partido Justicialista.

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En el camino dejó caer algo que se pareció bastante al lanzamiento de una apuesta nacional: “Fuimos capaces de mejorar, como decía Perón, que sean cada día un poquito más alegres los bonaerenses. ¿Por qué no podemos hacer, cuando estemos listos y organizados, lo mismo con casi 50 millones de Argentinos?”, se preguntó. Un rato más tarde llamó a “construir una nueva esperanza colectiva”.

La aceleración de la interna peronista, decidida por CFK y ejecutada por La Cámpora, no tuvo, por ahora, el efecto deseado por la ex presidenta. Su candidatura a la presidencia del PJ cosechó una magra colección de apoyos, cuando hasta hace no tanto le bastaba con jugar la carta de una figura delegada para alinear al peronismo detrás suyo.

Que su dedo ya no tiene el peso de otros tiempos, difícilmente haya resultado una sorpresa después de la experiencia del Frente de Todos y su trágica consecuencia, la llegada al poder de Javier Milei. Lo novedoso es que, además, los operativos clamor para pedirle que reasuma un rol protagonista fueron perdiendo efectividad con el paso del tiempo.

Ninguno de los gobernadores peronistas respaldaron la candidatura de CFK. Tampoco lo hicieron la CGT ni la CTA. Más de la mitad de los intendentes del peronismo bonaerense evitaron pronunciarse en su apoyo. Sin embargo el enojo en el Patria sólo recae sobre uno. Con el correr de los días, el silencio de Kicillof, y los reclamos para que se pronuncie, dejaron en evidencia su nueva centralidad.

El gobernador de Buenos Aires tampoco siguió el consejo de quienes quieren usarlo como un ariete en contra de Cristina, que existen y empujan. Si les hubiera hecho caso, habría expulsado a los funcionarios de La Cámpora en su gabinete en octubre del año pasado, cuando obtuvo la reelección, o el mes pasado después del acto en el Club Atenas donde se cantaron canciones en su contra.

CFK, cuya trayectoria debería ponerla en un lugar más importante que la mera conducción partidaria, termina, a partir de una serie de decisiones, reducida a la jefatura de una facción. El cuestionamiento a la ex presidenta no pasa por su candidatura, que todavía puede encabezar una lista de unidad, sino sobre la forma de tomar decisiones, de forma inconsulta y sin dar aviso.

Aunque sin concesiones, el discurso de Kicillof abrió el camino para una salida dialogada. En las próximas horas, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, se reunirá con CFK. Después de esa reunión puede haber humo blanco. Otra opción es que las definiciones se posterguen hasta después del verano. Nadie, por estas horas, cree que esto llegue a resolverse en las urnas. Pero han sido días llenos de sorpresas.