El Peronismo como tal, con la estructura partidaria como la conocemos actualmente, nace, oficialmente, allá por noviembre de 1946.
La figura del Juan Domingo Perón empieza a tomar notoriedad a partir de 1943, cuando, el por entonces Teniente Coronel Perón, asume como Secretario de Trabajo y Previsión Social de la Nación.
Juan Perón, era, por aquellos años, un oficial de Caballería, con innatas condiciones políticas, don de conductor y mucho predicamento entre sus camaradas de armas; apenas asomaba en el firmamento político de la época con ideas que causaban escozor en nuestra oligarquía nacional por el sólo hecho de reivindicar derechos sociales para los trabajadores, sólo por eso, Perón ya tenía detractores que lo combatieron de manera organizada, intentando frenar su escalada en la consideración popular.
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El Peronismo, como fuerza política organizada, aun no existía ni en la cabeza de su creador, pero ya se había formado el Anti Peronismo.
Pero los movimientos Anti no sorprendieron a Perón, ya en 1916, esa misma oligarquía nacional se le opuso a otro Presidente Constitucional de raigambre popular, como lo fue Don Hipólito Yrigoyen y mucho más acá en el tiempo, lo hicieron y hacen con el Kirchnerismo.
Combatían lo que Perón representaba y las reivindicaciones por las que luchaba mucho antes de que Juan Domingo Perón y su compañera de vida, Evita, crearan el Partido Peronista.
El Anti Peronismo siempre tuvo claro lo que no quería: que lo trabajadores accedieran a derechos laborales, que los más humildes pudieran tener la ayuda de un Estado, que, hasta ese momento, estaba ausente y que las mujeres argentinas pudieran votar libremente, entre otras cosas.
Lo que sí tuvieron claro era lo que querían y cómo llevarlo a la práctica: someter al Pueblo con sus privilegios y no dejar que la Argentina se ponga de pie en base a un modelo de país industrializado, con la presencia de los trabajadores en el reparto de la renta nacional y la creación de un empresariado nacional. Para combatirnos e impedir es ascenso social del pueblo trabajador tuvieron que asociarse a los mismos poderes fácticos que siempre están agazapados esperando el momento de dar el zarpazo.
Se animaron con Yrigoyen en 1930, después con Frondizi en 1962, en 1966 lo hicieron con Illia y con nosotros en 1955 y después en 1976, en la que fue la dictadura más sangrienta de nuestra historia y en la que muchos de nosotros sufrimos la persecución, muerte, desaparición, cárcel, tortura, exilio, secuestro de nuestros hijos y el robo de nuestros bienes.
Pasada la noche más oscura de la Argentina, que fue de 1976 a 1983 y con los avances tecnológicos, esos que otrora apelaban a los militares y a una parte de la sociedad civil para tratar de sacarnos del medio, por estos tiempos se valen de recursos un tanto más sofisticados.
Juntan, como en un combo, a medios de comunicación, sectores influyentes de la justicia, personajes del mundo de las fianzas, bancos de inversión, empresas globales y partidos políticos con vocación golpista, para horadar al Peronismo, como lo hicieron desde antes del nacimiento de la creación del Movimiento Nacional.
Que nadie se engañe; los que combatieron a Juan Domingo Perón desde antes que éste fundara al Peronismo, tienen como premisa, oponerse al ascenso social de la clase obrera/trabajadora y a que el Estado asista a los más vulnerables e intervenga sanamente en defensa de la Nación.
Nunca, desde 1943, le han planteado a la sociedad una alternativa que mejore las propuestas del Peronismo; el único atajo que encontraron para imponer sus ideas fue la de los golpes de Estado cívico-militar o intentar aliarse a los poderes económicos-mediáticos-judiciales; un sueño de cuatro años que se tornó en pesadilla.
El Peronismo es un Movimiento Nacional reivindicatorio de la clase obrera, que nació en 1946 para establecer derechos allí donde no los había, que ahora con Alberto y Cristina lo siguen haciendo, mal que le pese a la oposición salvaje.
Curiosamente, o no, antes de que el partido se organizara políticamente para poder competir en elecciones democráticas, bastante antes, ya tenía una fuerza Anti, que no se oponía a una facción política, por la sencilla razón de que el Peronismo no existía. Se oponían a Perón.
Mala noticia para los Anti Peronistas que nos combaten antes de que el Peronismo exista como partido, acá estamos, defendiendo a nuestro Presidente Alberto Fernández y a la política que representa junto al Frente de Todos para Todos y Todas.