"Tenemos que ser ‘Cambiemos’, no ‘Sigamos’”, dijo Patricia Bullrich en la Bolsa de Comercio de Córdoba, donde recibió aplausos por su determinación. La presidenta del PRO presentó su plan de gobierno ante empresarios, el mismo que había dado a conocer en una reunión con Mauricio Macri. Candidata en danza para el 2023, la ex ministra de Seguridad dijo que elige “jugarse” por el camino de la transformación profunda, aseguró que las medias tintas y el gradualismo no tendrán lugar en el futuro y que las modificaciones pequeñas no lograrán poner a la Argentina en el rumbo correcto porque el país necesita de una “intervención brutal”.
Bullrich llegó a Córdoba para plantear las “soluciones” que la Argentina necesita para generar un cambio de fondo que ponga al país en la “autopista” de las transformaciones. La presidenta del PRO hizo foco en dos cuestiones, el tipo de liderazgo que hará falta y el plan a ejecutar que, en líneas generales, todavía está en proceso de redacción y servirá para cualquier candidato o candidata.
La ex ministra macrista analizó que la oposición necesitará de un liderazgo que genere confianza y se anime a romper con barreras o trabas que se puedan imponer al proceso del cambio. Por lo tanto, la persona indicada no debería tener “miedo escénico” para tomar las decisiones que hagan falta, que “van a ser difíciles” porque “no hay cambio sin esfuerzo” y ese esfuerzo implicará firmeza ante los grupos de poder. De hecho, esta fue una de las críticas que el propio Macri le hizo al círculo rojo. En alguna de sus entrevistas dijo que, en charlas con referentes de ese entramado, todo el mundo se mostró de acuerdo con las iniciativas pero todos pidieron no tocar lo propio.
Por eso, para Patricia “el que crea que haciendo pequeños cambios, casi imperceptibles, va a lograr cambiar a la Argentina, se equivoca. La Argentina necesita una intervención brutal”. Su principal contrincante, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró más proclive a la generación de consensos, manteniendo lo que está bien y modificando lo que está mal, para generar un diagrama que pueda ser sostenido en el tiempo, sin importar el signo político que comande el país. El concepto de la transformación versus el del cambio profundo. Partir de una base o borrar todo y arrancar de cero.
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“Esta vez tenemos que ir sin miedos, sin medias tintas, sin gradualismos. Tenemos que ser ‘Cambiemos’, no ‘Sigamos’”, resumió la referenta del PRO a nivel nacional con una crítica interna. Para ella, al igual que para Macri, la gestión del 2015-2019 mostró miedo en algunas medidas. Y “cuando tuvimos miedo se nos vinieron encima”, dijo en referencia a la represión en el Congreso cuando el Gobierno de turno quiso avanzar con la reforma jubilatoria. “Esta vuelta que viene no nos podemos paralizar” porque, entendió, habrá que “generar todas las reformas que son necesarias con toda la fuerza” y con todas las herramientas a disposición. Por ejemplo, mencionó, un plebiscito.
“Esta vez tenemos que ir sin miedos, sin medias tintas, sin gradualismos"
La velocidad de las decisiones será, junto a lo que ella denominó “ética de la austeridad”, un factor clave para ganar tiempo y apoyo político para generar la transformación que quiere generar. La cuestión de la velocidad, sin embargo, todavía no fue definida. Larreta ya habló de 100 horas, Bullrich tiene la intención de plasmar las medidas apenas asuma la nueva gestión. Lo que todos dejaron en claro es que ninguno querrá repetir el famoso “segundo semestre”, una de las consignas de la que varios aún se arrepienten.
La moderación o falta de moderación, sin embargo, no pareciera ser un factor divisorio en la oposición. Básicamente porque no existe. A lo sumo, se conversarán las medidas que llegarán a conformar el programa de gobierno, pero todos usarán la misma base. Larreta, por ejemplo, no abandonará su camino dialoguista, de no confrontación, pero cada tanto introducirá algún mensaje halcón, como fue la prohibición del lenguaje inclusivo en escuelas. Un toco y me voy, para no olvidar a qué espacio político pertenece. De hecho, hacia futuro, ya planteó la reforma laboral.
El jefe de Gobierno no transita la ancha avenida del medio. Conceptualmente, se diferencia de Bullrich en el sentido de la ampliación. En el mapa esquemático tradicional, la ex ministra apuesta por una expansión hacia los bordes de la derecha mientras que el mandatario capitalino reconoce el lugar que ocupa el PRO, busca sostenerlo y conquistar a los famosos indecisos. Caminar un poco hacia el centro pero no estar en el centro.
Desde el viernes, el alcalde encabeza una gira que ya lo llevó por Madrid e Israel. Volverá el miércoles y en su segunda jornada en el último país enfocó la agenda en la innovación y el desarrollo tecnológico, donde el sector público adoptó el rol de impulsor. A su regreso, probablemente concentrará sus esfuerzos en la campaña local, con mayor presencia fuera de las fronteras de la CABA y anuncios vinculados a cuestiones electorales, como lo fue la decisión de impulsar las “listas abiertas” en la Ciudad.
El misterio Bullrich
Bullrich se convirtió en un personaje misterioso. En el PRO, su trabajo es destacado, sus formas también, pero todavía no hay certezas sobre si será o no candidata a la presidencia. Hay quienes le empezaron a buscar un plan B, un puesto que pueda permitirle desempeñar sus capacidades políticas, como puede ser en el Congreso de la Nación. O, incluso, lugares importantes en el Gabinete por su alcance y los recursos manejados. Todo esto, casi un deseo. Un deseo que parte de la idea de que, por caja, equipo y estructura, no tendrá la espalda suficiente para una carrera electoral de la magnitud que demanda una presidencial.
“¿Me pueden explicar cómo cornos tenemos 1.500 institutos de formación docente? Es una locura”
Pero también están los que hoy la ven con mucha solidez, que notaron y destacaron el trabajo realizado en el último tiempo, una construcción bien federal que, en plena sociedad polarizada, podría dejarla bien parada. Por eso, hoy por hoy el panorama es de interna. Última chance, no se bajará.
Por lo pronto, el discurso de Patricia en la Bolsa de Comercio sirvió para dar a conocer los trazos iniciales de su programa de gobierno y para fomentar no sólo una gestión de Cambiemos a nivel nacional sino en las provincias. En dos, ella está arriba de Larreta. Y las proyecciones indican que Juntos por el Cambio podría aspirar a conservar las cuatro que hoy gobierna (CABA, Mendoza, Corrientes y Jujuy) y, tal vez, conquistar tres o cuatro más en un mundo ideal (Santa Fe, Chubut, Córdoba, tal vez La Pampa y la lista sigue).
El plan
Como base, Bullrich planteó la necesidad de la austeridad para generar credibilidad en la dirigencia política. Sería “total y absoluta”, con el fin de los “privilegios”, porque “no hay posibilidad de conducir el país sin el ejemplo”. Mencionó el sueldo de un diputado como variable comparativa, no lo catalogó como alto pero sí marcó la diferencia al contrastarlo con otras áreas del Estado – llegando hasta los docentes – y reconoció que los jueces son los que más cobran, pero no manifestó quejas al respecto.
A la austeridad le sumó la reducción del déficit y la emisión. La reformulación del Estado en todos sus niveles para terminar con superposición de tareas, la “modernización laboral absolutamente necesaria” (reforma), y una crítica al “costo argentino” basada, principalmente, en cargas tributarias. Por eso, reducción del déficit y eliminación de impuestos. Propuso también la reforma de la carta orgánica del Banco Central y “anclar nuestras reservas fuera del país hasta que logremos que la Argentina salga para adelante y nadie meta la mano en la lata de esas reservas”.
Apuntó a la necesidad de generar más empleo privado por sobre el público, a eliminar planes sociales en seis meses (aunque menos drástica que la primera vez que lo dijo, ahora planteó que en seis meses habrá que desplegar todas las herramientas formativas para ir hacia empleos registrados), volvió sobre el concepto de economía bimonetaria y disparó contra los institutos de formación docente. “¿Me pueden explicar cómo cornos tenemos 1.500 institutos de formación docente? Es una locura”, sostuvo cuando pidió una educación coordinada a nivel federal.
“Vamos a ser más concretos y valientes y nos vamos a animar. Esta vez, nadie nos roba el cambio”, cerró y agregó en medio de aplausos: “Asumir el riesgo del cambio o la comodidad del status quo. Yo me la juego por el riesgo del cambio”.