La conducción de la CGT reiteró su intención de formar parte de una discusión anti-inflacionaria pero descartando la posibilidad de que el salario funcione como ancla para la política económica. "Dejamos claro que la libertad de discutir salarios es propia de las organizaciones sindicales", sostuvo el secretario general, Héctor Daer, luego de una reunión de la mesa chica de la central.
Desde los sectores empresariales vienen presionando para que la suba salarial tenga este año un techo del 29%, la inflación anual calculada en el presupuesto, pero el ministro de Economía, Martin Guzmán, anticipó que el objetivo es que la suba promedio supere en dos o tres puntos ese índice. Los sindicalistas le pidieron una reunión al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que todavía no les respondió.
El año arrancó con una fuerte suba de precios -principalmente de alimentos- que elevó la tensión en torno al inicio de las paritarias y de las medidas para controlar la inflación. En un año electoral, además, el problema disparó discusiones dentro del propio Frente de Todos entre quienes proponen que se priorice la reactivación económica y se apuntale el consumo y quienes plantean la necesidad de equilibrar las cuentas y llegar a consensos con todos los sectores. Desde el Gobierno se adelantó la intención de crear una mesa de precios y salarios con entidades empresarias y sindicales para alcanzar un acuerdo general.
Desde ambos sectores se mostraron de acuerdo, pero plantearon posiciones divergentes. Rápidamente, los empresarios buscaron instalar a través de los medios de comunicación afines que el mejor control a la inflación debe pasar por colocarle un techo a la discusión salarial. "Medidas de fondo para la emergencia", exigió Daniel Funes de Rioja, titular de la Copal y candidato a presidir la UIA, con lo que la central industrial daría un vuelco hacia la ortodoxia luego del mandato del moderado Miguel Acevedo.
El posicionamiento empresarial hizo despertar a la CGT. Luego de la débil resistencia a las políticas de ajuste de Mauricio Macri y del zoom que compartieron en julio pasado con los hombres de negocios más opositores al Gobierno como Héctor Magnettto, Paolo Rocca y Marcos Galperín, recuperaron un discurso de defensa del poder adquisitivo de los trabajadores. En la reunión de la mesa chica en el gremio de Sanidad, reiteraron la postura de no aceptar techo a las paritarias, algo que en verdad el Gobierno ya descartó. Daer sostuvo que estaban dispuestos a discutir cualquier política anti-inflacionaria porque los aumentos de precios erosionan los salarios. Se preguntó: "¿Cómo puede ser que los alimentos hayan aumentado de esta manera, con tarifas congeladas, ni movimientos en la paridad cambiaria? Vienen aumentando muchísimo los alimentos, que son los productos que más consumen los trabajadores y los sectores más vulnerables".
El otro tema que conversaron fue el de la redistribución de fondos para las obras sociales, uno de las cuestiones que más inquietan a los sindicalistas. Las obras sociales muestran un déficit creciente debido al incremento de gastos, muy superior al aumento de los ingresos de los trabajadores. Por eso vienen proponiendo una solución al problema, que vino a coincidir con el planteo de la vicepresidenta Cristina Kirchner de la necesidad un reordenamiento de todo el sistema sanitario. La CGT pidió un encuentro a Moroni para tratar estas cuestiones. En Trabajo acusaron recibo de la solicitud pero todavía -hasta anoche- no tenían una respuesta para dar.