A través de una carta publicada en medios italianos como Secolo XIX y La Stampa, el Papa Francisco denunció el "silencio cómplice de muchos" ante la violencia y y la explotación laboral y reclamó que la sociedad dé los pasos necesarios, a través de pequeños renunciamientos, para erradicar el trabajo esclavo.
"Está en juego la dignidad de las personas, esa dignidad que hoy con demasiada frecuencia y facilidad se pisotea con el trabajo esclavo, en el silencio cómplice y ensordecedor de muchos", denunció el pontífice en una carta para el escritor italiano Maurizio Maggiani firmada el 9 de agosto y publicada hoy por distintos medios.
A través de la misiva, el Papa le responde al escritor y periodista quien, en una carta dirigida al pontífice hace días, había denunciado "la vergüenza" que sintió al descubrir que sus libros y los de otros autores se imprimieron gracias a la explotación que sufrían en el trabajo migrantes paquistaníes.
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Los llamados del Papa contra la explotación no son nuevos con su ya conocido pedido de "Tierra, Techo y Trabajo", uno de los pilares de su pontificado. En la carta divulgada da un paso más y le pide a la sociedad abandonar el rol pasivo frente a la explotación y la erradicación del trabajo esclavo.
"Lo habíamos visto durante el toque de queda, cuando muchos de nosotros descubrimos que detrás de la comida que seguía llegando a nuestras mesas había cientos de miles de trabajadores sin derechos: invisibles y últimos, también primeros, escalones de una cadena de suministro que, para obtener alimentos, privó a muchos del pan de un trabajo digno", criticó Francisco en respuesta al periodista italiano.
En ese marco, el Papa convocó a renunciar "a los hábitos y ventajas que hoy, cuando todo está conectado, descubrimos, debido a los perversos mecanismos de explotación, que dañan la dignidad de nuestros hermanos y hermanas".
"Incluso la literatura, el pan de las almas, expresión que eleva el espíritu humano, está herida por la voracidad de una explotación que actúa en las sombras borrando rostros y nombres", observó el argentino. Asimismo, aseguró que "publicar escritos hermosos y edificantes creando injusticias es en sí mismo injusto. Y para un cristiano, cualquier forma de explotación es pecado".
Sobre qué podemos hacer al respecto, el pontífice sugirió que "renunciar a la belleza sería a su vez injusto, una omisión del bien" por lo que indicó que "el bolígrafo o el teclado de la computadora, ofrecen otra posibilidad: denunciar, escribir incluso cosas incómodas para sacar a la gente de la indiferencia, estimular las conciencias, perturbarlas para que no se dejen anestesiar por el yo no".
Por último, Francisco propuso "llegar a decir un 'no' por un 'sí' más grande, a hacer objeción de conciencia para promover la dignidad humana" y, a su vez, "testificar que es posible una economía diferente a escala humana". Tras recordar a "los muchos humillados y ofendidos hoy, sin que prácticamente nadie los haga protagonistas, mientras el dinero y los intereses dominen", llamó a que "la cultura no se deje subyugar por el mercado".
"Necesitamos esto, una denuncia que no ataque a las personas, sino que saque a la luz las oscuras maniobras que en nombre del dios del dinero ahogan la dignidad del ser humano. Es importante denunciar los mecanismos de la muerte", completó.