El gobierno reaccionó rápidamente ante la detección de un kilo y cuarto de fentanilo en el cargamento destinado a Miami de una empresa de envío de paquetes puerta a puerta. Por disposición del director de Aduana Guillermo Michel, se creará un nuevo registro que regule la importación y exportación de ese fortísimo analgésico que se utiliza habitualmente como fármaco legal pero que en los últimos años se expandió en el mercado negro como una epidemia en varios países, dejando tras de sí un rastro de víctimas. Sólo en Estados Unidos se registraron casi ochenta mil muertes el año pasado a causa del abuso de este opioide, mucho más barato, más potente y más fácil de fabricar que la heroína.
Hay aquí una función del Estado que no puede ser reemplazada por las fuerzas vivas del capital. Detectar un problema antes de que sea un problema y actuar de la forma que sea necesaria para evitar que se transforme en un problema. Muchas veces los triunfos del Estado son invisibles. Sus fracasos, casi siempre, son catastróficos. La epidemia de fentanilo en Estados Unidos es un ejemplo de manual. En lo que va de este siglo, la sobredosis de droga se convirtió en la causa de muerte más habitual entre adultos jóvenes, entre 18 y 45 años. Una tragedia generacional de profundas raíces socioeconómicas, que el Estado descubrió tarde y no supo tratar. El fentanilo, la droga zombie.
Desde 1999, 800 mil personas murieron en Estados Unidos a causa de sobredosis, según cifras oficiales. Una de cada cuatro de esas víctimas falleció en los últimos dos años. Y el número se sigue acelerando. De las 110 mil muertes por sobredosis registradas en 2022, casi 80 mil fueron a causa de la droga zombie, cien veces más potente que la morfina, y otros opiáceos como el carfentanilo, un anestésico para elefantes 10 mil veces más potente que la morfina. De la fabricación ilegal de fentanilo se obtiene un producto de mala calidad y más letal que las versiones obtenidas del mercado regular. En la jerga se lo conoce como “illegal market fentanil”, o IMF, misma sigla en inglés que el Fondo Monetario Internacional.
El carfentanilo para elefantes fue la sustancia que causó la muerte de 24 usuarios de cocaína en el oeste del Gran Buenos Aires en febrero de 2022, en un caso con amplia cobertura mediática. La detección del cargamento escondido como suplemento de proteínas en un envío courier con destino a Miami volvió a encender alarmas y desde el gobierno se decidió actuar rápidamente para controlar el problema. “Buscamos estar alertas y adelantarnos para que este asunto de implicancias geopolíticas no se convierta en un problema para los argentinos” le explicó Michel, el director de Aduanas, a El Destape. Otra vez, el país queda en medio de una historia más grande.
Los últimos intentos del gobierno de Estados Unidos para detener el ingreso de fentanilo a su país, sumados a la creciente tensión comercial entre Washington y Beijing, hizo que comenzaran a controlarse más los cargamentos tipo courier que viajaban desde China hacia Norteamérica. Cuando eso sucede, la maniobra de manual de las organizaciones que se dedican al tráfico ilegal es triangular la operación. En ese contexto interpretaron las autoridades el cargamento de un kilo y cuarto (equivale a más de un millón de dosis) detectado en Ezeiza. Sin embargo, advierte Michel, si el país se vuelve un punto habitual de paso para la droga, es inevitable que tarde o temprano comience a circular.
La fiscalización del ingreso y salida del fentanilo, que a partir de ahora solamente se realizará a través de un único punto en Ezeiza, tiene como objetivo evitar ese escenario. Michel es una pieza clave del equipo de Sergio Massa, que lo preparó para que asumiera al frente del ministerio de Economía si decidía dar un paso al costado para dedicarse a la campaña. Cuesta encontrar, en el equipo de Javier Milei, entre tanto reivindicador de la eficacia nazi, asidua de genocidas, torturadores y ladrones de niños, y asesor financiero que recomienda estafar a los padres para hacer fortuna, algún dirigente político dedicado a pensar en los problemas del país los próximos tres, cinco, diez años.
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El hombre que puede
Veintidós días pasaron entre que Massa prometió, en televisión, el final del impuesto a las ganancias para los salarios, y la sanción de la ley. La jugada, que caminó por la cornisa un par de veces, le permitió proyectar el mensaje más importante de su campaña: que tiene para ofrecer algo distinto a la experiencia de los cuatro años del Frente de Todos. Dinámica. Ejecutividad. Efectividad. Capacidad para torcer correlaciones de fuerza adversas. Una vez puede ser casualidad, dos ya es otra cosa. Buscará repetir la proeza antes de las elecciones. Apunta a que el Compre sin IVA pase por la cámara baja el 10 de octubre y que lo haga ley el Senado ocho días después, pocas horas antes del cierre de campaña.
La sesión de esta semana en el Senado fue una muestra de esa habilidad para tejer política y obtener resultados que el ministro exhibe como su principal cocarda ante la inexperiencia y aparente ineptitud de su adversario directo. Consiguió destrabar un Senado que venía chocando con la falta de quórum cada vez que intentó sesionar en los últimos meses. Pudo ofrendarle a Cristina Fernández de Kirchner el pliego de la jueza Ana María Figueroa, como prenda de unidad que le da crédito para mostrar más autonomía en el resto de la agenda. Mostró la capacidad de construir una mayoría que lleva su firma. Volvió a meter una cuña en la oposición. Negoció, concedió y ganó. Coronó la jugada con un acto multitudinario.
La sesión dejó ver los contornos de la unidad nacional de la que el candidato habla con frecuencia y que imagina como sostén de su gobierno. Lejos de una señal de rebeldía, esa búsqueda cuenta con el acuerdo explícito de CFK y sigue los lineamientos que ella señaló durante los últimos años. El propio nombre que eligieron los dos para la fuerza política que representa su alianza es Unión por la Patria. Si no lo ve, consulte a su oculista. La unidad implica una alianza con fuerzas provinciales, como también pudo apreciarse esta semana en Neuquén, donde Massa reunió en un acto multitudinario al MPN, a los ex MPN que ganaron la última elección y al peronismo local.
También con sectores de la oposición. Muchos medios se hicieron eco del tratamiento amistoso que le dio el ministro al gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en el acto que se hizo hace una semana en Salta. Menos cobertura tuvieron dos efectos prácticos de ese vínculo renovado. El primero fue que este viernes, por primera vez en casi ocho años de cautiverio ilegal, la justicia jujeña, que responde a Morales, autorizó a que Milagro Sala viaje a La Plata para recibir ayuda médica. El segundo fue que cinco senadores alineados con el presidente de la UCR se ausentaron en la votación sobre ganancias para marcar una diferencia con el resto del bloque de Juntos por el Cambio.
El final de esa experiencia política parece irremediable. Los radicales, la Coalición Cívica e incluso un sector del PRO no está dispuesto a seguir la aventura neofascista que eligió Mauricio Macri. Algunos de ellos ya tendieron puentes con Massa y le prometieron acompañarlo luego de que Patricia Bullrich quede descalificada. El problema para la candidata es que un dirigente que ya tomó la decisión de cambiar de jefatura empieza inmediatamente a trabajar para el nuevo, no espera a después de la elección. Mientras Macri prende fuego al edificio, porque si no es suyo prefiere que no sea de nadie, Bullrich lucha contra las llamas pero Massa es el que rescata a los sobrevivientes.
Un protagonista involuntario de esta etapa de la campaña es el papa Francisco. Mientras que la litúrgica procesión a Luján estuvo escoltada por pasacalles y carteles de impronta peronista con mensajes explícitos contra Milei, algo que el sumo pontífice no auspicia pero deja hacer, Bullrich presiona a su contacto con el Vaticano, el director de Scholas Ocurrentes, José María Del Corral, para que gestione un gesto de Bergoglio. Apurado, Del Corral confirmó en una nota la visita a la Argentina, que hoy está lejos de hacerse realidad. Esas señales no caen bien en la Santa Sede. Massa, en tanto, podría desplegar esta noche en el debate una bandera blanca para descongelar un vínculo que estuvo roto por décadas.