En las horas que precedieron al fin de semana, las últimas encuestas que encargaron los comandos de campaña convergieron, finalmente, en el mismo escenario, después de varios meses de contar historias bastante diferentes. La foto, la cuente quien la cuente, no difiere demasiado a la que se proyectaba hace seis meses, antes de que empezara a correr el calendario electoral.
El oficialismo confía en redondear un triunfo inapelable antes que contundente, cimentado en una performance sólida en el conurbano bonaerense y el norte y sur del país. La oposición espera poder mostrar, al final del día, que pudieron recortar la diferencia de 2019 para ponerse en carrera de cara a 2023. En el cierre de campaña bonaerense, las tribunas corearon “vamos a volver”.
Ese pírrico consenso no alcanza, sin embargo, para exorcizar el fantasma de incertidumbre que recorre todos los espacios políticos y que se irá volviendo ansiedad a medida que pase el domingo y se acerque la hora de conocer los primeros resultados, no antes de las once de la noche. Hablando con los protagonistas da la sensación de que sería una sorpresa que no hubiera ninguna sorpresa.
Como dijo Charly García: “Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal”. La pandemia, los cinco años de estancamiento económico, la consolidación de las dos grandes coaliciones, las internas en cada una de ellas, el aparente despegue del fenómeno de los candidatos de ultraderecha, entre otros factores, pueden precipitar un final que se salga de lo previsto.
Después de todo, no se trata de un solo resultado, sino de cientos de elecciones simultáneas cuya resolución dará a luz un nuevo equilibrio de poderes, para -por lo menos- los próximos dos años, a nivel nacional, provincial y local. Entre todas las historias que se pondrán en juego este domingo, elegimos las diez más relevantes, como guía para que el lector siga el recuento durante la madrugada.
1) La asistencia a las urnas y el voto positivo
El antecedente en las elecciones provinciales que se realizaron este año en Argentina muestra un patrón: la cantidad de gente que va a votar cae alrededor del 10 por ciento con respecto al promedio histórico y la suma de los votos blancos y nulos alcanza las dos cifras. Si eso se corrobora a nivel nacional, será un llamado de atención para toda la clase política, independientemente de quién gane estas elecciones.
2) El mapa nacional
Se trata de un indicador ficticio, porque los votos entre los diferentes distritos no se suman en una elección de medio término, pero difícil de evitar. Lo utilizará, probablemente, la oposición, si el resultado muestra que el Frente de Todos perdió un número importante de votos desde 2019 (algo que suele suceder en todas las legislativas). También tendrá impacto político si alguna provincia cambia de color.
3) La cámara de Diputados
Fue el bastión opositor durante los últimos dos años, donde al oficialismo le costó tratar algunos proyectos clave. Renueva las bancas de 2017, el mejor año de Juntos por el Cambio, por lo que es probable que la posición relativa del Frente de Todos mejores, aunque más difícil es que consiga el número suficiente para llegar al quórum propio. No son siete, como acusa la oposición, sino once.
4) La cámara de Senadores
Debería ocurrir una catástrofe para que el peronismo pierda su condición de mayoría en noviembre y sería un cimbronazo de magnitud similar si consiguiera acercarse a los dos tercios. Los lugares que se renuevan corresponden a candidatos que ingresaron en 2015 y los cálculos más sensatos indican que la bancada oficialista puede retroceder un par de posiciones, aunque sin modificar la dinámica actual en la cámara.
5) El Senado bonaerense
En La Plata, el bloque opositor (renueva 16 lugares) fue primera minoría durante estos dos años, lo que significó un obstáculo para muchas iniciativas del gobernador Axel Kicillof, por lo que resulta prioritario para el Frente de Todos (pone en juego solamente siete) revertir esa situación. Eligen senadores las secciones Primera (conurbano norte), Cuarta (noroeste), Quinta (costa atlántica) y Séptima (centro).
6) La interna de la derecha porteña
María Eugenia Vidal juega su PASO con Ricardo López Murphy mirando de reojo lo que saque Javier Milei. Si la suma de ambos candidatos de ultraderecha emparda a la exgobernadora, le costará retener los votos del exministro en noviembre. Es probable que ese resultado marque el tono de la campaña del PRO de cara a las elecciones generales en noviembre.
7) La PASO santafesina
Si una provincia le está sacando jugo a las primarias, esa es Santa Fé. Una de las pocas internas del peronismo, pero con altísimo voltaje, se pondrá en juego entre Agustín Rossi y una alianza del gobernador y el bielsismo con apoyo de Alberto Fernández y CFK. Por la oposición compiten cuatro listas de las que participan. Macri apoyó a la de Federico Angelini, Amalia Granata y Luciano Laspina.
8) Cómo le va a Macri en Córdoba
El expresidente intervino directamente en la interna de Juntos por el Cambio en esa provincia, donde puso su rostro en los afiches de su exministro Gustavo Santos, aliado a Mario Negri. Enfrentarán a la dupla de Luiz Juez y Rodrigo De Loredo en un duelo con final abierto. Si la fórmula que apoya Macri resulta derrotada en un territorio tan favorable será un duro golpe a sus aspiraciones de seguir liderando.
9) Manzur contra Jaldo en Tucumán
El gobernador y el vicegobernador tucumano, enfrentados desde hace más de un año, saldarán sus diferencias en una primaria. Protagonizaron la campaña más caliente de este año, en la que no fueron excepción algunos disturbios. Hicieron el cierre el mismo día, con dos horas de diferencia y a pocas cuadras de distancia. El resultado de esa primaria dejará secuelas en la quinta provincia más poblada del país.
10) Los presidenciables
Casi ninguno es candidato pero todos tienen fichas y esperan que un buen resultado les permita avanzar casilleros de cara al 2023. Corre para Gerardo Morales en Jujuy, para Horacio Rodríguez Larreta en CABA y PBA, para Alfredo Cornejo en Mendoza y para Facundo Manes también en provincia de Buenos Aires. En cierta medida, en el otro campamento, con todo el país como tablero, lo mismo le cabe al presidente Fernández.